CALOR
Se derriten poemas sobre el ardiente asfalto
y las palomas buscan imposibles veneros,
crepitan las chicharras, tenaces avisperos
se lanzan en bandadas, voraces, al asalto.
Ni un soplo refrescante. El Sol está tan alto
que enloquecen y aplanan sus rayos traicioneros,
las flores agonizan sin agua en los floreros
y desafina un ave con su voz de contralto.
Ni un leve movimiento del aire en los tejados.
Los pies están buscando frescor de una baldosa
y el sudor se resbala pastoso en tus costados.
El calor galvaniza, te aplasta como losa,
derrite tus ideas. Estos cuarenta grados
queman pieles, claveles, mi poesía y mi prosa.