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El Espejo ~ por Alexis Torescry

Era un país como cualquiera, una casa común, una familia ordinaria, unos padres como todos y un niño que no podía dormir.
- Amor!, ¿me ayudas? – dijo la madre.
- ¿qué quieres querida? – le respondió el padre.
- Martín no puede dormir, quiere que le cuentes una historia, ¿puedes venir?
- Porque no le lees un cuento de los libros que hay en la biblioteca – dijo el padre gritando para que se escuchara en la otra habitación.
- ¡No me quiero dormir hasta que me cuentes una historia! – grito el niño Martín con voz enérgica y temblorosa.
- Ya vez cariño, no te puedes escapar – dijo la madre riendo.
Y con no muchas ganas – porque ya estaba en la cama acomodado y las sabanas contenían el calor de su cuerpo, cosa que en pleno julio es muy importante cuando la calefacción no es muy buena – el padre se levanto farfullando para si mismo y se dirigió a la habitación contigua donde estaba Martín con su madre.
- Papá, ¿Qué historia me vas ha contar? – le pregunto Martín.
- Pues no se Martín, ya es muy tarde, hace frío y la vida de tu padre ha sido muy aburrida, además el paso de los años ha chamuscado su imaginación – le contesto el padre como reprendiendo a Martín por haberlo hecho levantar de la cama.
- ¡No seas así! y cuéntale algo pequeño al menos – se quejo la madre.
- Bueno, a ver, ¿Qué puede ser? – se pregunto como para si mismo el padre y se quedo pensando con la mano en la barbilla y mirando su pie izquierdo como siempre hacia cuando trataba de recordar algo.
El silencio se expandió por varios largos segundos, Martín y la madre miraban al padre esperando que éste finalmente dejara de pensar, pero al parecer la mente, los recuerdos y la imaginación del padre se movían lentamente y titubeaban en el vacío de su desordenado pensamiento.
- En serio no se me ocurre nada….que puede ser… - dijo el padre en voz baja.
- ¡Ya se! – exclamo la madre como quien encuentra alegremente la respuesta a una adivinanza que le ha costado mucho resolver – nunca le contamos a Martín la historia de Azul, nuestra amiga, ¿Por qué no se la cuentas?
- Cierto, pero me parece que no es una historia para hacer dormir a un niño – replico el padre con ironía.
- Bueno, piensa en algo más entonces – dijo la madre desafiante.
- Esta bien, estoy cansado y todos queremos dormir – pensó para si mismo y dijo al mismo tiempo el padre.
- Bueno, Martín te voy a contar una historia cortita sobre Azul, nuestra amiga, ¿te acuerdas de ella?
- Mmmm… ¡No! – dijo Martín riéndose.
- Recuerda que hace un par de años que no la vemos – dijo la madre al padre.
- Cierto, es que un tiempo atrás se tuvo que ir del país con su familia – aclaro el padre.
- Bueno, no importa – dijo el padre – la cuestión es que Azul, que por cierto no se llamaba Azul, se llamaba Celeste, pero como su nombre nunca le gusto siempre se hacia llamar por otros nombres, al final cuando fue mayor de edad fue al registro civil para cambiárselo.
- ¿Y por cual nombre se lo cambio, por Azul? – pregunto Martín.
- En realidad por Azul Clarito, es decir por dos nombres – respondió el padre.
- Si en esa época no te dejaban cambiar el nombre por otro que no fuera equivalente – aclaro la madre.
- ¿Y ese nombre le gusto? – pregunto Martín.
- Si, es que siempre decía que el cielo no es celeste, es azul o a lo sumo azul clarito – le respondió el padre – bueno, volvamos a la historia.
Cuando esto paso yo la conocía hace ya muchos años a Azul, tu madre aún no la conocía, por tanto y como es una buena persona yo la quería mucho y éramos grandes amigos.
- ¿Y como era Azul, que problema tenia? – pregunto Martín.
- A ello voy, no te impacientes – dijo el padre – ella era y es una persona alegre, bastante amable a decir verdad una de las personas más amables que conozco, sabia reír, sabia llorar, hacerse querer, amaba los niños y no le importaba mucho reírse de si misma cuando era necesario.
- ¿Qué acaso Azul era perfecta? – pregunto Martín.
- Si, talvez en las pestañas o en la uña del dedo gordo – respondió riéndose el padre.
- ¡No lo confundas! – reto la madre – lo que quiere decir tu padre Martín, es que nadie es perfecto.
- Si así es Martín – dijo el padre – no es que fuera perfecta, tiene muchas cosas que podemos llamar defectos, como todos nosotros, pero que en realidad dependen de ciertos aspectos que entenderás cuando seas grande, por tanto Martín, lo que cuenta en las personas no son tanto sus defectos, sino sus virtudes.
- Por eso tu padre siempre describe a las personas poniendo sus virtudes en primer lugar, Martín – aclaro la madre.
- ¿Pero no entiendo que problema tenia Azul? – pregunto Martín con un poco de enojo.
- Bueno, no tenia un problema en realidad Martín – dijo el padre – recuerda que sólo es una historia y te digo que no tenia ningún problema porque lo que le pasaba no era nada que no tuviera solución.
- ¡No entiendo! – grito Martín.
- Ves te dije que no era una historia para chicos – le dijo el padre en voz baja a la madre como echándoselo en cara.
- Lo que quiere decir papá, Martín – replico la madre ignorando al padre – es que muchas veces las personas confundimos situaciones comunes con problemas, un problema es una situación para la cual no conocemos una solución y una situación común es lo contrario, ¿entiendes mejor Martín?
- Si, bueno creo – respondió Martín.
- La situación, Martín – continuo contando el padre – es que Azul tenia un gran sueño que quería cumplir, un sueño que era el camino que ella había elegido para llegar ha su más anhelado sueño en toda su vida. Y ese gran sueño que tenia, para llegar a lo que más quería, un día se rompió porque sucedieron ciertas cosas.
- ¿Qué cosas sucedieron? – pregunto Martín.
- No importa – dijo el padre – lo importante es que ese camino que ella había elegido un día fue bloqueado y ya no podía llegar más por allí al sueño de su vida, ¿entiendes?
- No mucho – exclamo Martín un poco decepcionado.
- Es que tu padre no es muy bueno contando historias a los niños, Martín – replico la madre mirando a los ojos con picardía al padre.
- Por eso tu madre te lo va ha explicar – espeto el padre – ¿o no?
- Martín, ¿recuerdas cuando fuimos de vacaciones a Bariloche y unos kilómetros antes de llegar el camino que lleva por la costa del lago estaba bloqueado por reparaciones?
- ¡Si me acuerdo! – dijo Martín – si eso fue hace poquito – se rió.
- Bien – continuó la madre – y ¿recuerdas que hicimos?
- Tomamos el camino que lleva por la costa del lago – respondió Martín.
- Si, pero no recuerdas que primero nos afligimos porque nos íbamos a perder el paisaje hasta que un buen señor nos indico otro camino que costeaba el lago por otro sector – dijo la madre – y al final resulto ser un camino hermoso también.
- Un poco más largo pero igual de bello – agrego el padre.
- Si lo recuerdo, ¿cuando vamos a ir de nuevo? – dijo Martín.
- No se Martín, ¿pero ahora entiendes mejor?, nosotros queríamos llegar a Bariloche, el camino que planeamos no lo podíamos usar y tuvimos que recorrer un camino más largo pero igual de atractivo.
- Aaaa… ¡Si ya entiendo!, Azul quería llegar a su sueño pero el camino que eligió estaba en reparaciones – dijo con alegría Martín.
- Si más o menos Martín – sonrió el padre.
- ¿Pero y entonces, cual era el problema, por qué Azul no sólo tomo por otro camino para llegar a su sueño? – pregunto Martín con intriga en la mirada y voz segura.
- Como te dije antes – respondió el padre – no era un problema, sino una situación, resulta Martín que al recorrer un largo camino y encontrarnos con un obstáculo luego de muchos kilómetros nos cuesta resignarnos y no queremos volver al cruce para tomar otro camino, además muchas veces – como nos paso a nosotros – no conocemos otras vías y pensamos que el único recorrido atractivo es el que elegimos para llegar al destino.
- ¿Y esa es la situación? – pregunto Martín.
- Si Martín, como ese camino soñado por Azul estaba bloqueado le causaba mucho dolor y la hacia sufrir porque le hacia pensar que nunca llegaría al sueño de su vida, le hacia pensar que tantos kilómetros recorridos no podían ser en vano y su vida no podía resquebrajarse y sus sueños diluirse de esa manera – respondió el padre.
- ¿Y su vida se resquebajo por qué el camino que eligió estaba cerrado? – pregunto Martín.
- Se dice “resquebrajo” – acoto la madre.
- No Martín, su vida nunca cambio en nada, su vida ya estaba solucionada hacia mucho tiempo y siempre fue seguro que llegaría al sueño de su vida – aclaro el padre.
- ¿Y por qué su vida ya estaba solucionada? ¿Y si su vida estaba solucionada por qué sufría? ¿Y como dejo de sufrir y llego a su sueño? – pregunto Martín arrebatadamente y un poco alterado.
- Bueno, ¡paciencia! Martín – dijo el padre – vamos de a una pregunta por vez, ¿si?
- Su vida estaba solucionada porque nació y creció en el lugar correcto, además tuvo la fortuna de poseer en su alma las virtudes y conocimientos más esenciales de todos, Martín – continuo el padre.
- ¿Qué virtudes y conocimientos, yo también los tengo? – pregunto Martín.
- Seguro que los tienes, y si no te ayudaremos amor – replico la madre inmediatamente.
- Como te dije ella amaba a los niños y sabia hacerse amar – aclaro el padre.
- ¿Y eso es todo, no entiendo? – se quejo Martín.
- Bueno, Martín posiblemente sólo entiendas cuando seas mayor, pero amar a los niños es importante porque nos recuerda, a los adultos, que la razón de ser de la vida son ustedes los niños, porque la vida es sobre el futuro, no sobre nosotros los viejos – contesto el padre.
- ¿Y por qué saber hacerse amar es importante? – pregunto Martín atentamente a sus padres.
- Porque parece ser Martín – contesto la madre – que el alma, como el cuerpo, siempre quiere sobrevivir, siempre anhela el futuro al igual que la vida, y cuando nos aman una partecita de nuestra alma sobrevive en el corazón de otras personas, como tu alma Martín que no sólo vive en tu corazón, también en el nuestro.
- ¿Y si yo muriera esos pedacitos de mi alma seguirían viviendo en ustedes? – pregunto Martín a sus padres.
- ¡No digas eso Martín!, vos no te vas a morir – casi grito su madre derramando una lagrima.
- ¿Pero mamá, si yo vi en la tele un nene de mi edad que murió porque lo ataco un perro malo?, yo también me puedo morir – replico Martín.
- Pero eso no va ha pasar – dijo el padre – porque si algo te pasara nuestra vida sería mucho más triste.
- ¿Pero papá siempre dices que la vida es linda? – inquirió Martín.
- Si hijo, la vida es linda, pero lo que más nos gusta de ella son los seres que amamos, como vos, y si algo te pasara aunque mucho de tu alma quedara viviendo en nuestros corazones extrañaríamos tu presencia y… tus preguntas, eso no lo podríamos evitar. Mejor, volvamos a la historia de Azul, en definitiva su vida era tan clara como una despejada tarde de primavera.
- Y su vida era clara porque amaba a los niños y sabia hacerse amar – aclaro Martín.
- Así es por eso mismo – replico el padre.
- ¿Y por qué sufría tanto Azul si todo estaba bien? – volvió a preguntar Martín.
- Bueno, no creo que haya habido una sola razón hijo, por un lado porque vio el sueño de su camino elegido bloqueado y los adultos siempre nos aferramos con fuerza a aquellas cosas en las que hemos puesto mucho empeño y trabajo, aún cuando se vuelve evidente que no quedan muchas opciones más que escoger otro camino.
- ¿Pero por qué, sólo es cambiar de ruta para llegar al mismo lugar? – pregunto Martín sin comprender.
- Cuando crezcas veras que los sueños no son fáciles de resignar, se aferran a la más pequeña de las ilusiones y lleva tiempo aceptar que debemos abandonarlos, incluso cuando no son lo más importante.
- ¿Y por eso sufría Azul? – pregunto Martín.
- Bueno, es probable, exactamente porque sólo lo sabe ella, pero no es lo importante de la historia porque sufría, sino como lo supero.
- ¿Y cómo lo supero y llego a su sueño finalmente? – inquirió Martín con ansiedad a su padre.
- Como te dije su vida estaba solucionada desde hacia muchos años y lo que le pasaba sólo era un desafortunado acontecimiento, como cuando fuimos de vacaciones a Bariloche, recuerdas, lo del camino que costeaba el lago.
- Si – replico Martín – pero sigo sin entender como lo supero.
- Con las virtudes y conocimientos esenciales que poseía, de las cuales hablamos, sin saberlo a lo largo de los años, cada vez que se dejaba conocer por una persona, cada vez que se hacia amar por un alma más construía un espejo mágico que le seria muy útil en ese momento de su vida.
- ¿Un espejo como el que tenemos en el baño? – pregunto Martín.
- No un espejo para el cuerpo como el que tenemos en el baño, un espejo mágico que no refleja la carne de las personas – respondió su madre.
- ¿Y que refleja ese espejo mágico, sus huesos? – pregunto riéndose Martín.
- Ese espejo refleja todas las virtudes y toda la vida de una persona, no sólo su pasado y su presente, también su futuro – explico el padre.
- ¿O sea que podría saber que me va ha regalar Papá Noel para la próxima navidad si me viera en él? – pregunto Martín entusiasmado.
- No Martín – respondió el padre – podrías ver tu futuro pero no los detalles, como cuando te miras en el espejo del baño y cierras lentamente los parpados hasta que sólo ves una silueta borrosa.
- ¿Y qué vio Azul en el espejo mágico que le devolvió la felicidad? – pregunto Martín pensativamente.
- Bueno, eso lo sabe ella solamente.
- ¡No entiendo nada! – se enojo Martín.
- Haber, supongo que vio su futuro que también es parte de ella, que vio sus virtudes y a toda la gente que la quiere, podríamos decir que vio un mapa de su propio ser que incluía su pasado, su presente, todo lo que hay en su futuro de bello y todas las personas que la amaban en aquel entonces que eran en suma como una cartografía de su alma y vio que su sueño principal seguía intacto, allí estaba su familia con sus hijos adorados y su compañero de aventuras – respondió el padre.
- ¿Cómo un mapa del tesoro, de los que usaban los piratas? – inquirió Martín entusiasmado.
- Si, como un mapa del tesoro donde pudo ver que otros caminos la llevarían a su sueño máximo con seguridad para no perderse.
- ¿Y eso es todo, con el mapa del tesoro pudo encontrar su sueño?
- No sólo con el mapa que le brindo el espejo mágico, también con la ayuda de sus virtudes y esfuerzo.
- ¿Y qué tuvieron que ver sus virtudes con el mapa? – pregunto Martín.
- El amor de quienes la conocían, esos pedacitos de su alma desperdigados en el mundo, mantenían el espejo mágico así nunca perdía de vista el mapa del tesoro y su amor a los niños le mostraba que ella no podría un día mirar a los ojos a sus hijos y decirle que la vida era triste, que su vida había sido nefasta y un martirio, ella sabia que un día diría a sus hijos, mirándolos a sus ojitos, lo bella que es la vida y cuanto vale la pena vivirla. El mapa que reflejaba su espejo mágico le dio seguridad y sus virtudes la convicción para seguir el camino al sueño máximo de su vida sin importar por cuantos lugares tuviera que pasar o que desvíos debiera tomar.
- ¿Entonces ella volvió por el camino bloqueado inmediatamente? como cuando fuimos a Bariloche – pregunto Martín.
- No inmediatamente Martín, ella primero se cercioro de que aquel camino que había elegido y en el cual tanto empeño había puesto estuviera bloqueado, fuera intransitable, eso le tomo un tiempo.
- ¿Pero no era claro que ese camino estaba bloqueado? ¿Por qué intentaba seguir por él?
- Como te dije Martín, los sueños que hemos sostenido por mucho tiempo son resistentes, siempre queda un pequeño cabo, aunque más no sea del grosor de un cabello, al cual nos aferramos con fuerza y todo el peso de los sueños, por más grandes que sean, nos arrastran con ellos al abismo, lleva tiempo decidirnos a dejarlos ir.
- ¿Por eso sufría Azul, porqué su sueño la arrastraba por el camino en reparaciones? – pregunto con una sonrisa Martín.
- Tal vez, como te dije eso sólo lo sabe ella.
- ¿Y al final ella llego al sueño de su vida?
- Claro que si, como te conté eso nunca había estado en dudas, siempre fue claro que ella llegaría a su sueño desde hacia ya mucho tiempo atrás.
- Pero, si vos sabias que ella llegaría a su sueño, ¿por qué ella no lo creía?
- Porque cuando ella vio el camino elegido bloqueado pensó que nunca podría llegar a su sueño, que los otros caminos no iban ha ser igual de lindos.
- Si, pero ¿por qué no veía los otros caminos?
- Te pregunto Martín, ¿Puedes ver tu propia nariz?
- ¡Si! – se rió Martín.
- No me mientas.
- Bueno, no acá pero si en el baño con el espejo – contesto con gracia Martín.
- Exacto Martín, no podemos ver nuestra propia nariz, nuestros propios ojos, nuestro propio rostro sin la ayuda de un espejo, por eso Azul no podía por si misma ver que la esencia de su ser le aseguraba su sueño, sin importar lo que le sucediera o por que caminos transitara siempre llegaría a lo que anhelaba, pero necesitaba del espejo mágico para poder verlo.
- ¡Ahora entiendo!, por eso necesitamos el espejo mágico, para no perdernos cuando un camino que elegimos esta cerrado – contesto Martín con alegría.
- Claro Martín, porque las personas podemos ser muy fuertes en ocasiones, pero también somos frágiles en muchos otros momentos.
- ¡Yo soy fuerte! porque soy niño, las niñas son débiles – respondió Martín.
- No creas Martín, todos guardamos mucha fragilidad y fortaleza en nuestra alma, no tiene nada de malo, además debes tener valentía para admitir tus fragilidades.
- ¿Y Azul también tenia debilidades?
- Si Martín, como todos nosotros, además siempre tuvo un valor poco común para mostrar su fragilidad.
- ¿Pero también era fuerte?
- Por supuesto, como te he dicho tenemos ambas cualidades, por eso necesitamos construir nuestro espejo mágico para que nos ayude en nuestros momentos de debilidad.
- Entonces, ¿Azul no tenía ningún problema, sólo pasaba por un momento de debilidad pero como había construido su espejo mágico nada malo le pasaría? – inquirió pensativamente Martín.
- De eso se trata esta historia, algo le sucedió a Azul que la hacia sufrir pero sólo era una situación porque tenia el espejo mágico que la protegía y en nada podría cambiar su vida, inevitablemente llegaría a su sueño.
- ¿Y yo tengo mi espejo mágico que me proteja? – pregunto Martín.
- Si hijo, somos nosotros tus padres que te amamos, tus tíos, tus abuelos, todos quienes te queremos, pero a lo largo de la vida tendrás que trabajar para mantenerlo o mejorarlo.
- ¿Y cómo mantengo mi espejo mágico para que no se rompa? ¿Por qué se puede caer al piso y romperse, no?
- Bueno, no puede caerse al piso, pero si puede romperse si dejas que las personas que te amamos se alejen de vos, además tus padres no estaremos por siempre, por tanto cuando crezcas tendrás que ser capaz de amar a otras personas que vayas conociendo en tu vida, para mantener el espejo y siempre estar a salvo, para poder ver el mapa de tu alma y encontrar los caminos que te lleven a tus sueños.
- ¿Y es difícil amar o que me amen?
- No es difícil amar si te tomas el trabajo de conocer a las personas, y es fácil que te amen si te muestras como eres y tienes bondad en el corazón, pero tienes que hacer cosas y trabajar por ello, no son sólo palabras hijo.
- No entiendo mucho – se quejo con voz trémula Martín.
- No te preocupes, es bastante fácil, cuando crezcas iras aprendiendo y nosotros te ayudaremos, además, míralo de esta forma, como todos tenemos debilidades todos necesitamos nuestro espejo mágico, ¿entiendes?
- Si.
- Y como todos necesitamos nuestro espejo mágico y se construye con amor, todos queremos que nos amen y todos queremos amar a los demás, ¿me sigues?
- ¡Si!, ¿entonces yo tengo que ayudar a otros a construir su espejo mágico y ellos me ayudaran a mi?
- Así es, bueno la mayoría de las personas te ayudaran, quienes conocen que necesitan el espejo mágico, si alguien no te quiere ayudar a construirlo o no quiere tu ayuda para construir el suyo propio, probablemente sea porque cree que no lo necesita.
- Pero se equivoca ¿no?
- Bueno, yo creo que si, se equivoca.
- ¿Entonces Azul llego a su sueño porqué tenia el espejo mágico? – pregunto Martín.
- No sólo por el espejo mágico, recuerda que un espejo sólo nos muestra una imagen Martín, el espejo es esencial para poder saber como somos y como llegar a nuestros sueños, pero no es suficiente, debemos trabajar y ocuparnos de recorrer los caminos necesarios para llegar a nuestros sueños, con la ayuda del espejo mágico podemos saber que hacemos mal o que tan lejos de nuestros sueños estamos.
- ¿Y le tomo mucho a Azul recorrer de vuelta el camino bloqueado y llegar a su sueño?
- Le tomo un tiempo, pero no tanto como recorrer todo el camino de ida, recuerda que las distancias en el alma no son como las distancias geográficas, podemos ir de un punto a otro en un instante.
- ¿Entonces Azul llego a su sueño y nunca más sufrió?
- Azul llego a su sueño, pero si habrá sufrido en ocasiones Martín, porque nunca perdemos nuestra fragilidad, pero desde ese suceso siempre supo que con la ayuda de su espejo mágico, su esfuerzo y sus virtudes naturales conseguiría todo lo que necesitaba y al final serian muchos más los momentos que reiría, que se alegrara, que fuera feliz.
- ¿Y eso lo logro por el espejo mágico?
- No, lo logro por ella misma con su naturaleza y su esfuerzo, el espejo mágico existe fuera de nosotros pero es parte de nuestro ser, por eso sólo nosotros mismos lo podemos construir y mantener, quienes formamos parte del espejo mágico de otras personas sólo prestamos un poquito de nuestro tiempo y nuestra carne para que esa parte esencial, que compensa nuestras flaquezas, de otras almas pueda sobrevivir.
- ¡Mamá, mamá! despierta, te perdiste el final de la historia de Azul – le dijo Martín a su madre sacudiéndola suavemente.
- Mmmm… ¿y te gusto la historia Martín? – pregunto su madre con un bostezo.
- ¡Si! ¿Quieres que te cuente el final?
- No, gracias hijo, ahora vamos a dormir, mañana me lo cuentas, ¿quieres?
- Bueno.
- Buenas noches amor – dijo la madre dándole un beso en la mejilla.
- Buenas noches mamá, buenas noches papá – dijo Martín.
- Hasta mañana Martín – saludo el padre.
La luz se apago y Martín se quedo pensando en la historia de Azul y en como cuidar su espejo mágico, finalmente resolvió que por la mañana haría unos dibujos para sus padres, sus tíos y sus abuelos. Ya tranquilo y seguro se quedo dormido.
Datos del Cuento
  • Categoría: Románticos
  • Media: 5.36
  • Votos: 77
  • Envios: 0
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