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Categoría: Hechos Reales

El eterno ausente.

El eterno ausente.


Escucho Cordell de The Cramberries, es una bonita canción, algo nostálgica, habla sobre el dolor de la ausencia. Me gustaría estar escuchado algo mas alegre, quizás a Tom Jones con su It’s Not Unusual o tal vez a los Blink 182 con sus parodias a otros artistas, pero mi catalogo musical es muy limitado, solo tengo bandas que hablan sobre la pena en sus letras, aunque a decir verdad, hoy es un día para escuchar algo triste, melancólico, tal vez no soy yo el que debería estar mas triste y quizás no lo estoy, pero no puedo dejar de pensarlo, después de escuchar esa devastadora noticia, y sentir que mis sentidos me atrapan, me reprochan mi actitud poco esperanzada por el futuro.

Suena el teléfono, es otra persona que me llama para darme la noticia sin saber que yo ya lo se. Y espero y miro el computador, y me acerco y trato de ver sus líneas inexpresivas, por la inactividad del momento, tan frías y quietas que me pierdo en ellas, tal vez buscando la excusa para no pensar y dejar que las cosas pasen y esta sensación me abandone. Se que podría estar allá, en la clínica, con su familia y decir cosas que den esperanza y animo a los mas tristes, pero como podría hacerlo sin dejar de pasar por un hipócrita. Nunca estuve a su lado cuando me necesito o le dije palabras de confianza o lo ayude cuando estaba en problemas, nunca lo hice, sin embargo el siempre me dio su amistad, siempre lo vi con las manos abiertas y con la paciencia para escuchar y dar algún consejo. Recuerdo la ultima vez que hablamos, fue por teléfono, y me dijiste que Lucybell se iba a Estados Unidos a grabar su nuevo disco y nos acordamos de las veces en que nos hemos encontramos en sus recitales y tocatas, y tu me animabas a ver a Javiera y Los Imposibles, decías que sonaban increíbles en vivo, yo te respondía con monosílabos para terminar rápido la conversación, sin saber que quizás ya no volveríamos a hablar y peor aun, vernos.

Siempre pense que hablar bien o mal de alguien que ya no esta es lo mas bajo de la hipocresía, aunque hablar bien siempre es bueno, pero de que sirve si no se lo dices a la persona en su cara directamente, siempre dije que yo nunca lo haría, pero me equivoque, porque soy igual a todos, y estoy aquí mascullando mis penas, pensando en las cosas rutinarias en estos casos, como que debo aprovechar la vida, porque es un regalo y que quizás hoy salí de mi casa pero no se si volveré, las cosas que todos piensan cuando pasa algo así, en ese momento deja de sonar la canción de los Cramberries y la vuelvo a colocar de la manera mas autómata que me dictan mis actos, que ya no son mis actos sino el resultado de mis emociones, que ya no son mías, sino de alguien que creí que ya no existía dentro de mi, de un ser que se conmueve, pero eso ya no importa, porque lo que ahora me interesa es lo que viene, que tampoco se si esta pasando realmente, pero el sonido del teléfono me da la intrínseca certeza de que esto es mas real que la vida misma, es otro compañero que me llama para decirme lo que ya se, yo le respondo con silencios que son mas decidores que cualquier palabra, el se limita a decir cosas que ya e oído de otros, como: pucha que era joven... o, que la vida es injusta... y yo respondo de manera mental, que nadie dijo que debía ser justa o no, pero creo que mi silencio es la excusa que el encuentra para terminar con un: ya, te tengo que cortar después hablamos. Cuelgo el teléfono y miro la foto que esta debajo del vidrio de la mesa, en ella están todos los que ahora ya no están, por distintos motivos eso si, y te veo con esa clásica sonrisa tuya, sin otra pretensión que la de expresar tu alegría de estar con tus amigos y vuelvo a pensar en que siempre que me han necesitado mis amigos yo no e estado y creo que no podría pararme frente a tu esposa y a tus hijos para decirles que todo va a estar bien, no porque no lo sienta, sino porque yo no soy el mas indicado para hacerlo, de seguro que junto a ella deben estar personas que son mucho mas importantes en la vida de ambos que yo, un perfecto desconocido, el eterno ausente.

Trato de concentrarme nuevamente en la pantalla del computador, y la vuelvo a mirar hasta que mis ojos comienzan a arder, cambio la trayectoria de mi mirada y veo a través de la puerta de la mampara que da con la calle, la luz se cuela por ella, el día esta nublado pero es luminoso. Creo que Carlos siempre fue un buen tipo, aunque a veces no dejaba que franqueara mis invisibles muros, cortaba tan rápido sus pláticas conmigo que después de hacerlo me sentía mal, porque me daba cuenta de que era un tipo afable, una buena persona y ahora me da pena pensar así, porque se que no sirve de nada, se que cualquier cosa que diga o haga no servirá a estas alturas. Quisiera que nada de esto me afectara ahora, ser el témpano de hielo que siempre e sido, pero la noticia de tu accidente me afecta y me golpea, tan fuerte, porque siento que estas cosas deberían pasarles a personas que no tienen nada dentro de si, como a delincuentes o violadores o gente que esta vacía como lo estoy yo, y pienso nuevamente que la vida no es justa pero tampoco es injusta, solo es lo que es, y que tal vez yo no soy el mas afectado con todo, esta bien, lo admito, pero no puedo dejar de sentir esto dentro, que es como una aguja que se clava en mi pecho, por dejar de hacer las cosas que se debieron hacer hace tiempo, solo bastaba responder a tus palabras con una sonrisa y todo era sencillo. La amistad, como dijo una vez un amigo, es una decisión, tu sabes quienes son tus amigos y quienes no, probablemente yo lo era para ti, pero no deje que lo sintieras, se que yo no significo nada para muchas de las personas que conozco, pero tu si, marcaste a muchos con tu simple forma de ver las cosas y con la fácil manera de creer en tiempos mejores, como cuando me dijiste que estabas contento por volver con tu esposa y estar mas cerca de tus hijos, y me da pena pensar así, porque se que estas en la clínica y yo me refiero a ti como si ya no estuvieras con nosotros.

Miro el teléfono, como presagiando lo que viene, pero no quiero pensar, así que decido ir al baño para tomar un poco de agua, cuando voy bajando por las escaleras siento el sonido del teléfono que me hace detener mi paso a mitad de camino, vuelvo, tomo el auricular, es Jorge, me confirma mis certezas, me quedo en silencio, trato de buscar con la mirada algo que me distraiga y me quite esta extraña sensación de encima, veo la mesa y encuentro la foto que esta atrapada por su prisión de vidrio.

¿Vas a ir a velorio?- pregunta Jorge

no- respondo, y me quedo nuevamente en silencio. Como podría estar en su velorio o en su entierro si no estuve cuando aun vivía, como podría hacerlo si yo soy el eterno ausente, y creo que tal vez ahora tu también lo eres, pero no, la verdad es que tu no lo serás, porque siempre estarás en los corazones de los que te lloraron y estuvieron a tu lado en vida, tus amigos, para ellos nunca serás un ausente, para mi tampoco. Cuelgo el teléfono, la canción de Cramberries deja de sonar nuevamente, la coloco otra vez y miro la pantalla, casi como si estuviese hipnotizado por ella, tal vez quiero dejar de pensar como lo estaba haciendo hasta ahora, pero me detiene un sabor salado y amargo en la comisura derecha de mis labios, es una lagrima.


El cuervo__


Dedicado a Carlos Aravena.
Datos del Cuento
  • Autor: El cuervo
  • Código: 5014
  • Fecha: 27-10-2003
  • Categoría: Hechos Reales
  • Media: 5.67
  • Votos: 33
  • Envios: 0
  • Lecturas: 4761
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