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Categoría: Infantiles

La niña y el Hada Amapola

Aquel día no imaginaba la visita tan especial que iba a recibir mientras dormía. Si lo hubiera sabido me habría dormido primero. Eso seguro. Ese día, cuando por esa tormenta que me arrastró del pelo, salí volando por la ventana, alguien me dijo que debía escribir un cuento para niños evocando mi niñez. Fué entonces cuando ese duendecillo gracioso y de nariz respingona me dió las ideas para escribir un pequeño cuento.


En un pequeño pueblo, rodeado de montañas, cubierto de maravillosas flores y de lindos arbolítos, vivían unos niños que se pasaban el día pensando en como fastidiarse unos a otros. Estaban divididos en dos grupos y cada día pensaban en mil y un travesuras para hacerse unos a otros.
Los vecinos del pueblo estaban desesperados porque ya no sabían que hacer para que esos pequeños diablillos se llevaran bien y, que por fin, la paz y la armonía se instalaran en el pueblo.
Y, mientras los vecinos discutían día tras día en busca de una solución que no llegaba y los diablillos seguían armando de las suyas volviendo locos a todos cuantos encontraban a su paso, una niña pequeña pensaba en la manera de solucionar el problema que asolaba a la vecindad.
La niña estaba sentada sobre un muro mientras hojeaba un libro de cuentos que hablaba acerca de pequeños duendes y bonitas hadas que ayudaban a los niños. Mientras lo leía se preguntaba como podría ella encontrar a una de esas hadas para pedirle ayuda.
Cuando más ensimismada estaba en sus pensamientos, sintió que alguien pequeñito revoloteaba por su oreja. Asustada, dió un salto y cual no sería su sorpresa cuando encontró, posado en su mano, un pequeño duendecillo de orejas puntiagudas.
-Si quieres yo puedo llevarte donde está el hada Amapola. Ella podrá ayudarte. Solo tienes que desearlo con fuerza.
Evidentemente la sorprendida niña lo deseaba con fuerza así que, por orden del duencecillo, cerró los ojos mientras que él la rociaba con sus polvos mágicos.
Y así fué como la niña, gracias a los polvos mágicos, y de la mano del duencecillo, se encontró volando por encima de los árboles y las montañas, de las flores y las nubes y de la luna y las estrellas, en busca del pequeño bosquecillo donde vivían las hadas.
Cuando llegó allí descubrió que era verdad todo lo que decían los cuentos acerca de las hadas. Ya nunca dejaría que ningún niño dudara de la existencia de las hadas y los duendes.
Estaba tan maravillada que apenas se dió cuenta de que estaba frente al Hada Amapola. Era tan pequeñita y tan bonita con sus alitas y toda rodeada de luz, que inspiraba una gran ternura.
La niña mantuvo una conversación con el Hada Amapola contándole lo que ocurría en su pueblo y ésta le prometió que ella y sus amigos solucionarían el problema. A cambio del favor el Hada le pidió que guardara su secreto y el de sus amigos ya que, hasta ese pequeño bosque mágico, solo podían ir los niños que, como ella, verdaderamente lo desearan. La niña asintió e inmediatamente el Hada Amapola la baño con sus polvos mágicos.
Cuando se despertó, seguía sentada en el muro, manteniendo su libro de cuentos entre los brazos. Lo miró y vió en él dibujada al Hada Amapola guiñándole el ojo a una niña como ella. Sonrió pensando en su gran aventura y cual sería la manera en que el Hada solucionaría su problema.
De repende vió venir a todos los niños del pueblo, corriendo como alma que lleva el diablo y gritando. Cuando pasaron a su lado, la niña pudo ver a todos los duencecillos del bosque subidos en los hombros de los niños mientras les tiraban de las orejas. Detras de ellos, volando con sus pequeñas alitas, venían las hadas pinchando a unos y a otros con sus varitas mágicas en forma de estrella.
La niña no pudo evitar reirse a carcajadas ante la escena y ya no le cabía duda alguna de que los niños del pueblo dejarían de hacer una gamberrada tras otra después del escarmiento de los duendes y las hadas.
Se disponía ya a marcharse cuando el Hada Amapola se posó en su hombro y le susurró al oído:
-A partir de hoy tu historia pasará a formar parte de los cuentos de hadas que todos los niños leen. Será nuestro pequeñó secreto.
El Hada Amapola le dió un beso en la mejilla y, antes de irse volando, le dejó en su pequeña manita una lida estrella para que la guardara como recuerdo siempre junto a su corazón.
Y así fué como, a partir de aquel día, el comportamiento de aquellos traviesos niños cambió radicalmente y la paz, tan ansiada por los habitantes del pueblo, se instaló para siempre en la vecindad y, como por arte de magia, la historia de ese pequeño pueblo, de esos niños y de una niña en especial que fue a visitar a las hadas, pasó a formar parte de todos los cuentos de hadas.


Y así es como también hoy, Crystal I, cumple la promesa que hizo un día de escribir un cuento infantil (aunque no sea lo que mejor se le da)y, como también hoy, irá en busca de la caja de galletas para recuperar esa dulce y gran sonrisa que un día dejó encerrada dentro de ella.
Gracias Lébana por tus cuentos y ahí tienes este pequeño dedicado para tí con todo mi cariño.
Datos del Cuento
  • Autor: Crystal I
  • Código: 10256
  • Fecha: 02-08-2004
  • Categoría: Infantiles
  • Media: 5.31
  • Votos: 118
  • Envios: 10
  • Lecturas: 1974
  • Valoración:
  •  
Comentarios


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3 comentarios. Página 1 de 1
Celedonio de la Higuera
invitado-Celedonio de la Higuera 27-09-2004 00:00:00

Que te hayas animado a escribir un cuento infantil. Porque de ti no cabía esperar otra cosa que un cuento realmente mágico, lleno de poesía y de simpatía. El detalle de la estrella me ha fascinado especialmente. Un saludo. La niña y el hada Amapola, Crystal I.

Lébana
invitado-Lébana 02-08-2004 00:00:00

Me has hecho el regalo más bonito que podía tener, un cuento dedicado a mí. Es precioso, creo que la fantasía es como un depurativo para nuestra mente. Yo también he sonreido leyéndolo. Que éste no sea el último. Mi afecto y un tintineo de campanillas.

Karina de la Rosa
invitado-Karina de la Rosa 02-08-2004 00:00:00

es muy bonito este cuentto un jaloncito de orejas uno le lee un cuentito asi a losnenes y cuando se portan mal le acuerda que los duendes le van a jalar las orejas y se portan bien. que bonito escribes no se como decir lo bien que estta. en otro cuento no me salio los puntos ue puse, pero te voy a poner 10

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