Uno, dos tres, allá se ven. ¡Mira aquí y allá, lo que nos podemos encontrar! Una calavera al ritmo del tambor va, danzando alrededor de la hoguera sin cesar. Un par de esqueletos crujiendo sus articulaciones, agitándose con el sonido de sus propias canciones. Una risa en la oscuridad, un fantasma danza un baile de cierta complejidad. Aplausos en medio de aquella alegoría, ojos oscuros disfrutan de aquellas melodías. La noche está por concluir, los no vivos regresan al haber acabado el festín. Ocultos entre las sombras y algunos bajo sábanas, esperan que el sol se oculte para volver a salir.