Sal a la ruta como lo tienes decidido. Ponte el cinturón de seguridad y no abuses de la velocidad. La ruta es peligrosa, no te distraigas. Haz los cambios precisos y controla el tablero. Asegúrate de no olvidar nada. Espera el momento y rebasa el auto. Si tienes que elegir, convéncete que perder unos minutos más puede salvar tu vida. Aléjate de los peligros. Alguien haciendo dedo puede resultar una trasgresión a tus principios. Ignóralo. Estás en una etapa de tu vida muy importante y tu agenda no lo permite. “Mejor sola que mal acompañada, dice tu madre.” El mundo está esperando que bajes tus defensas.
No te apiades en un accidente ya que otros se encargarán. Tu sigue adelante. Eres ejecutiva y tienes que vender una imagen y un producto. Además mucha gente depende de tus decisiones. Suena el celular. No lo tomes ni lo uses, es perjudicial para el conductor. Respeta las señales de tránsito. No provoques e ignora toda provocación de algunos calentones. Desde un camión dirán que tus piernas son hermosas. Que no te preocupe si descubres que las medias están corridas o se te escapa una sonrisa por esa palabra obscena que puso electricidad a tu médula espinal. No disperses tu mente. El camino de ida te parecerá largo. Eso se compensará con la vuelta cuando las distancias se acortan. Concéntrate en la línea asfáltica. Si tu mente vuela ganas kilómetros pero tus reflejos estarán adormilados. Si tienes ansiedad, no fumes. Es síntoma de debilidad. Modera tu tensión con un mantra o pon la música que te seduce. Por el espejo retrovisor ajustarás tus movimientos con el volante. Usa el freno moderadamente. Se cautelosa. El temor es falta de fe. En viaje no sumes, restes ni multipliques. Tu mente debe concentrarse para que el viaje sea placentero. El mundo está lleno de accidentes por dispensar energía en cosas secundarias. La realidad es el viaje. El vehículo acerca la distancia con tu meta. Ofrece, vende y vuelve. No hables con desconocidos, es otro síntoma de debilidad. Los sabios no hablan, escuchan. La mayor virtud es entender los silencios. Siente el dolor del viento cuando rompe contra el parabrisas. Es como tu, sigue vivo. Eres como él, mécete en el susurro de las cosas que te rodean. Pero ya es tarde. Nunca te haces caso.
A tu lado está una viejita con toga y pañolón blanco. El hombre corvo se acomodó en el asiento trasero y no disimulaste un mohín por la frazada multicolor que lleva en forma de poncho. No te mortifiques. Hay un corazón que se hará cargo de tu propia precipitación. No entenderás esa función gratuita de tocata de manos ni por qué tus venas laten cual tañido de conciencia. Será solo una conversación que acompañarás con múltiples sonrisas. Te dicen que, “si el ojo está sano, todo el cuerpo está iluminado”. Significa que debes saber mirar tu luz interior. Pero miran tus manos, los contornos de tu cuerpo y la chalina de seda que cubre tu cuello, aunque desatienden tus acciones. Es signo de confianza. No preguntes. Si lo haces, estarás expuesta a una trabacuentas. “ No te preocupes por nosotros, preocúpate más bien por ti.” Estás confundida y a menos que busques recompensa, es tiempo de ser asertiva. No serán inconsiderados y todo indicará fluir de un panegírico sobre tu hermosa figura. “ Cuando eres joven tu mismo te vistes y te diriges adonde quieres, pero cuando seas vieja, extenderás tus brazos y otros te vestirán y te llevarán adonde no quieras”. ¿ Acaso no fue Píndaro quien dijo “ ojalá llegues a ser el que eres?. Pueden atacar tu autosuficiencia. En ese caso responde con la libertad de siempre. Si continúa la tocata de manos extiende la tuya. La viejita vestida de blanco posará las suyas y te bautizará; Andrósema. Te dice que estás curada. En este momento sientes fluir una cierta paz interior. No te censures. Es tu mente haciéndote otra mala jugada. Recuerda que estás poco determinada por naturaleza y que la condición humana tiene libre albedrío sobre los senderos que se bifurcan. Puedes escapar una sonrisa si crees tener un médico espiritual dentro del auto. No debes olvidar que entre todas las artes, está el de vivir en estado de gracia.
Querrás saber la hora. Hazlo disimuladamente en el reloj de tablero. Si el hombre corvo desea que te detengas busca un lugar público. En un parador estará bien. “ Es muy arduo ser franco y bueno”. Nunca sabrás quien lo dijo, pero esta tarde son tus palabras. Aprovecha para cargar gasolina y que limpien el parabrisas. Cuando pagues, recuerda lo que siempre dice tu madre. Vigila que nadie observe tus movimientos. Que no te sorprenda si tus casuales acompañantes son reconocidos. Ser dubitativa es otro signo de debilidad. Puede que los veas sentados para comer y te dejes llevar por esa mirada cómplice de la servicial camarera. Vana es la palabra que no remedia ningún sufrimiento y es bueno quedarse callada. Tendrás que esperar unos diez minutos desde que esa mujer tomara diligentemente el teléfono, hasta la llegada de una “traffic” blanca con dos hombres corpulentos con cara de pocos amigos. Tal vez sean otros densos cinco minutos para que deglutan dos rabiosos sandwiches y te abracen antes de partir con el aplauso de algunos testigos. Tus preocupaciones aún no han desaparecido. Sabes que tu mundo se alimenta de representaciones y siempre serás parte de los manuales de ensayo. A la vista, en ese pequeño plano de tu vida, hasta el arrepentimiento tiene un plazo determinado. Alguien te dice los nombres; “La Madre María y José, el carpintero..”
Sal a la ruta como lo tienes decidido. Ponte el cinturón de seguridad y no abuses de la velocidad. La ruta es peligrosa, no te distraigas. Si comienzas una tocata de manos al ritmo de la música que tanto te seduce, a nadie digas que estás en una etapa muy importante de tu vida. Tu sigue adelante.
Tampoco que tienes como amigos a dos internos de un pueblo vecino.
moravia48