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Caracol Caracolito, el niño más noble y bonito.

Buen país era un lugar muy hermoso donde solo habitaban animalitos exóticos y de toda variedad, Caracol Caracolito era uno de los habitantes de ese lugar, solo que siempre estaba de mal humor, nada le ponía feliz, siempre con una carita muy seria.
La señora Caracola quería tanto a su hijito, que no se daba cuenta de nada. Un día llegó de visita la Sra. Tortuleta, la vecina más anciana y sabia del lugar, - Señora Caracola, ¿qué cree?, le traigo una buena noticia, Godorro (el gusano reportero de Buen País) anunció con su bocina escandalosa que mañana en el parque Caramelo habrá un concurso para niños obedientes, el que mejor corazón tenga y sea un buen ciudadano se hará acreedor de una linda casita de dulces, la cual es tan bonita que todos en Buen País, quieren vivir en ella. 
-¡Qué bien!- Dijo la Sra. Caracola con gran alegría, -estoy segura que mi Caracol Caracolito será el ganador, él si es noble y de buen corazón, además de ser tan bonito y educado, a él no le gusta juntarse con los demás animalitos groseros de buen país-.
Por ahí se encontraba el Sr.Godorro, quien dijo para sus adentros:
-¡Si cómo no!,si supiera que su Caracolito no saluda a nadie y siempre está de mal humor, pero doña Caracola tiene la culpa por tratarlo todavía como un bebé y no permitir que se integre con los demás animalitos-.
Mientras tanto los niños de buen país: Gusi el gusanito, Tola la Tórtola, Guita la tortuga y Bajo el escarabajo se inscribían en la lista del concurso de los niños obedientes.
Por otro lado, las señoras abejitas se encargaban de adornar el parque Caramelo con paletas de miel y flores hermosas, además de limpiar perfectamente la casita para que todo estuviera perfecto.
Cuando la Señora Caracola inscribió a su hijito Caracol Caracolito en la lista de participantes, todos se le quedaron viendo un poco admirados pues nunca se imaginaron que ella se atreviera a inscribirlo en el concurso.
Llegó el momento esperado, todos los pequeños animalitos habían llegado relucientes con sus mejores atuendos, Caracol Caracolito aunque a regañadientes también llegó muy peinadito y bien vestido e impecable, escuchando los consejos de su madre – No te ensucies, no te despeines, no te juntes con los demás animalitos, pórtate bien-
Antes de seguir contando esta historia, olvidé decirles que la Sra. Caracola era una mamá muy posesiva, siempre quería vestirlo y peinarlo como a ella le gustaba, nunca dejaba que Caracolito eligiera, entonces a él, eso se ponía de mal humor y la verdad, le daba un poco de pena entrar al concurso, en realidad no era tan malo como pensábamos pero las exigencias de su madre lo ponían de mal humor y pensaba que todos en buen país querrían hacer lo mismo con él, además no quería causarle disgustos a su madre, por eso no les hablaba nunca.

En el parque Caramelo también se encontraba una dama regordeta, con su falda redondita y una gorra floreada bordada por ella misma, la Señora Tortuleta, a quien habían invitado para ser la juez de ese concurso. Pero….. ¿Qué Don tenía Tortuleta para elegir al más noble y buen ciudadano de este lugar?, todos se veían tan angelicales a excepción de Caracol Caracolito que tenía cara de malhumorado.
La señora Tortuleta podía ver más allá de lo que todos normalmente vemos a simple vista y pudo percibir la carita triste de Caracol Caracolito.
Habló primero con su madre la Sra. Caracola y con sabias palabras le dijo al oído, -debes dejar elegir a tu hijo, él está creciendo y no te has dado cuenta, ¿le preguntaste si quería entrar al concurso?, ¿realmente quería vestirse así tan formal?, ¿dejaste que él también opinara? ¿Le has preguntado si le gustaría integrarse con sus compañeritos para jugar?-..... Con una carita angustiada la Sra. Caracola exclamó, -¡Nunca lo he hecho!-

-Entonces-, dijo Tortuleta - ve y pregúntale y comunícate más con tu hijo, estoy segura que es tan noble como tú dices pero ante los demás se comporta así porque tú lo tratas como si fuera un bebé y ya no lo es-. 

-Es verdad-, dijo doña Caracola para sus adentros, -es que quiero tanto a mi hijo que inconcientemente le he hecho daño al no comunicarme con él y al no escucharlo-.
-De ahora en adelante, hablaré con él y seguiré dándole buenos consejos pero debo también aprender a escucharlo. Entre los padres e hijos siempre debe haber una buena comunicación, además él ya está creciendo y sus inquietudes y aprendizaje también-.
Caracol caracolito no ganó el concurso, pero ganó la confianza y la comunicación con su madre, desde ese día se volvió bueno y obediente, también aprendió a escuchar los buenos consejos de su madre. Desde ese día tuvo muchos amigos y siempre estaba de buen humor.

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