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Categoría: Tradicionales

Historia de una madre

(Inspirada y basada en la obra de Hans Christian Andersen)
I
Era un crudo invierno.
Las calles estaban cubiertas de nieve.
Mientras cuidaba a mi hijo enfermo,
deseando que el destino no me lo quitara
y fue entonces que alguien tocó a la puerta.
Era un anciano el que tocaba.
Lo invite a pasar y a comer algo caliente,
pero cuando entró sentí un escalofrío
como si fuera la muerte en persona,
y entre mí dije; será que el destino
me quitará al niño de mis entrañas?
Cerré lo ojos y me quede dormida de cansacio.

II
Al despertar mi hijo y el anciano,
habían desparecido. Recorrí las calles
desesperadamente y no los encontraba.
Entonces una misteriosa señora,
me dijo que habia visto a la muerte
salir de mi casa con mi hijo en sus brazos,
pero para decirme por donde se fue tendría
que cantarle todos las canciones de cuna
que le cantaba a mi niño para que durmiera.
Desde lo mas profundo de mi corazon canté
como nunca lo había hecho hasta la última canción.
Cuando acabé me dijo que siguiera un camino,
que por ahí desapereció la muerte.

III
Seguí caminando. De pronto me encontré
en medio de un bosque. Estaba perdida,
tenía miedo y mis piernas temblaban.
De pronto me habló un arbusto.
Estaba seco y espinoso, habló y me dijo:
-He visto pasar a tu hijo con la muerte -
También mecionó que si lo calentaba
con mi pecho, por que tenía frío,
me diría por donde continuar. Sin pensarlo
lo estreché entre mis brazos muy fuerte,
cubrí el arbusto con mi calor de madre
y se le quitó el frío, pero sentía como las espinas
me rasgaban el pecho y mi sangre lo recorría
y de la noche fría y de mi sangre sobre sus ramas
salieron lindas flores que lo cubrían.
Me dijo que le había dado de nuevo la vida y me señaló
el sendero para salir de ese bosque y alcazar a la muerte.

IV
Saliendo del bosque llegué a un gran lago
donde mi vista solo admiraba muy lejos la orilla.
Sentí desfallecer. Cómo podría llegar al otro lado?
De pronto del fondo del lago escuché una voz
diciendo: Yo puedo llevarte hasta donde vive la muerte,
pero tendrás que darme esos hermosos ojos
que brillan como piedras preciosas
y su brillo solo se compara a las estrellas.
Y desde el fondo de mi, le di mis ojos
y de un soplido de corriente sentí volar por el agua.
Sin darme cuenta me encontraba a la orilla del lago.

V
Olí el perfume de hermoso jardín
y en él una voz débil de una anciana.
Me decía: Has llegado antes que la muerte
y este es su jardín. Aquí cada flor es una vida
y cada árbol también. Depende de la persona.
Entre tantas plantas está el alma de tu niño.
Un poco débil, pero aún late su corazón.
Te será un poco difícil dar con él,
pero por tu lindo pelo negro como la noche,
te diré donde está y le cambié mi pelo
por su pelo blanco como la nieve.
Me llevó de la mano a donde se encontraba
un grupo de flores. Entre esas flores
está la de tu hijo, pero no la toques,
evita que la muerte no se la lleve, y cuidala.

VI
En ese momento entro un frío helado
como el que sentí antes en mi casa
y la muerte me vio sorpendida preguntádose:
Cómo ha podido llegar aquí esta mujer,
mucho antes que yo? Me puse entre ella
y mi hijo y le pedí que lo arracarra,
si no, destrozaría las demás flores.
El me dijo que el destino
le habia dictado que la vida de mi hijo
tenía que renacer en una nueva
y si arrancaba esas pobres flores
haría desdicahas a muchas madres
que, como yo, darían la vida por sus hijos.
Me dio mis ojos, que había recogido del fondo del lago
y vi el hermoso jardín. Era un paraiso terrenal.

VII
Me tomó de la mano y no dirigimos
al centro del jardín. Ahí me enseñó un pozo.
Miré y vi el futuro de mi hijo.
Las risas y la felicidad reinaban.
Una dicha inmensa sentí dentro de mi alma.
Pero me enseñó otro destino donde la pobreza
y el hambre eran merced de él, junto a la soledad
y mi corazón se partía y mis lágrimas brotaban.
Muerte, dime que destino le espera a mi hijo?...
Ella me contestó que alguno de los dos,
pero nunca sabría cual y me arodillé
y supliqué que el destino de felicidad
fuera de mi hijo, aunque yo lo extrañaría por siempre,
pero sabiendo que un agradable futuro le espera.
Y la muerte se fue con la flor hacia un lugar
desconocido en donde las almas
vuelven a regresar al mundo en una nueva vida,
mientras entran a un paraíso donde se convierten
en inmortales en los corazones de los seres queridos.

"cuando me recuerdes, piensa en el viento y sabras que soy libre"

Agradecimientos especiales a Mayra Hernandes Peterssen, por su apoyo a la realización, adaptación y publicación de este poema-cuento, y sin olvidar un eterno agradecimiento a Hans Christian Andersen que me hizo soñar desde niño.
Datos del Cuento
  • Categoría: Tradicionales
  • Media: 5.59
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