En medio de una explanada diáfana les colocan un árbol maravilloso que llamaba la atención, por que si no, se confundiría con los otros árboles del paraíso y les dicen que no coman, si el fruto también puesto invitaba a degustarlo
Por una simple desobediencia, fueron expulsados del paraíso, ¿Pero a donde? Si el único sitio que conocemos es la tierra, se supone que nuestros primeros padres fueron desterrados a este planeta, y debió de ser así, por que pasaron de la vida contemplativa a tener que buscarse el sustento, y como había comida de sobra,( Si no, se hubieran muerto de hambre) y adiós el invento.
Tuvieron que aprender de todo y a conocer el mal, generación tras generación conocieron el hambre ,el frió el dolor, las guerras la desolación la muerte y todos los males que el propio ser humano generó y aprendió de todas las maneras y formas hasta conseguir incluso llegar a la luna.
Pero también aprendió algo bueno y era hacer el amor en ese juego maravilloso donde se despiertan los sentidos, la boca para decirle al oído todo lo que Eva le hace sentir, el tacto, para acariciar ese cuerpo de seda, pasando sobre el como una caricia, los ojos cerrados, para que la imaginación superase a la realidad y en ese abrazo profundo la fusión de los sentidos hiciese llegar a Adán hasta el paraíso justo en el momento en que Eva cogía la manzana y con delicadeza le abría la mano sujetando fuertemente el maldito fruto y metiendo la manzana en la boca de la serpiente, para que probara su propio mal.
Invitaría a Eva a recorrer el paraíso dándole las gracias al creador por haberles enseñado la diferencia entre el bien y el mal, de esta forma vivirían en plenitud en aquel paraíso, donde Eva no fue culpable y Adán es inocente.