Érase que se era una historia de amor muy hermosa, la más bella de todas, en el pasado y en el futuro.
Su autor, un inglés apellidado Shakespeare, fue indiscutiblemente reconocido durante siglos como el padre de aquella grandiosa maravilla.
Pero qué error. A pesar de que la evidencia estaba ante sus ojos, todos los que afirmaban que la historia había salido de la genial imaginación del inglés no se dieron cuenta, o no quisieron ver que, en realidad fue un italiano, Matteo Bandello, quien dio vida a Romeo y Julieta, los amantes de Verona.
La obra maestra del mejor dramaturgo en lengua inglesa de todos los tiempos al final de cuentas no era más que un vulgar plagio, simple y llanamente.....un plagio.