¿Cómo empezar esta historia?, Bueno, supongo que por el principio. Esto que voy a relatar sucedió hace seis meses: Era un fin de cursos común y corriente, hasta que papa nos dio la noticia de que llevaría a la familia de excursión a la Zona del Silencio; tres días después nos encontrábamos en camino, sin sospechar lo que habríamos de presenciar en aquel lugar. Habían pasado dos días desde nuestra llegada y todo transcurría de manera tranquila, hasta que por la noche, antes de acostarnos, después de cenar y a la luz de una fogata conversábamos de todo lo referente al sitio donde nos encontrábamos, de pronto empezamos a escuchar un ruido, que primero fue muy leve, pero aumento con el paso del tiempo, hasta que nos percatamos de la presencia de un objeto bastante grande, que se acercaba flotando hacia el lugar donde nos encontrábamos situándose justo encima de nosotros, y en ese preciso momento lanzo un rayo de luz color azul, mismo que nos envolvió y deslumbro por unos momentos. Ignoro cuanto tiempo transcurrió, pero cuando el efecto paso nos encontrábamos en una gran habitación iluminada, rodeados de unos veinte seres vestidos de forma extraña, llevando todos una capa provista de un capuchón que les cubría cabeza y que no permitía ver con claridad el rostro; eran altos, en su mayoría alcanzaban de 1.90 a 2 mts de altura, de complexión atlética y robusta, de pronto, se nos acercaron cuatro de ellos, y nos colocaron a cada uno una diadema dotada de un auricular y de una especie de micrófono; una vez que hubieron terminado se retiraron, y, entonces se adelanto el mas alto de todos ellos y, alzando su mano derecha nos hablo y gracias a los aparatos que nos habían colocado y que funcionaban a modo de traductores pudimos entenderlo, nos dijo que venían en son de paz y que no tuviéramos miedo; en eso se descubrio la cabeza, y con el, todos los que se encontraban presentes, y grande fue nuestra sorpresa, eran perros, que según nos explico, habian evolucionado hasta adquirir forma humanoide; Ese ser nos contó de su planeta natal, que ellos llaman Cannian, y que se localiza en la constelación de Orión. Nos contó que en un pasado remoto sus antiguos habitantes alcanzaron un grado de civilización similar al nuestro, y que eran seres humanos, mismos que tras haber desatado una guerra de grandes dimensiones, donde usaron armas tipo genético, capaces de provocar mutaciones mortales en cuestión de horas, terminaron con casi todo vestigio de vida, a excepción de algunas regiones en donde se ocultaron los pocos sobrevivientes que quedaron, entre ellos, varios científicos que, en un ultimo esfuerzo, decidieron provocar una mutación en un grupo de perros que llevaban consigo. Al paso del tiempo, murieron todos los sobrevivientes, incluyendo a los científicos, sin embargo, lograron su propósito, y al cabo de varios siglos de evolución, esos perros se fueron reproduciendo, y se transformaron en lo que eran ahora, una civilización más avanzada que la nuestra, y por eso se propusieron la misión de llevar un mensaje de paz hacia otras civilizaciones. Este ser nos dijo que esto lo logran por que los viajes los realizan a través de los agujeros de gusano, que no son otra cosa que atajos por los que es posible transportarse a cualquier parte, además de contar en sus naves con propulsión basada en la reacción materia-antimateria que produce grandes cantidades de energía, pudiendo realizar viajes a través del espacio en periodos de tiempo sumamente cortos. Así había llegado el momento de la despedida, y poco antes de regresarnos al lugar de donde nos habian encontrado, preguntamos el nombre de quien nos había hablado durante ese tiempo, su nombre era Alfrox, comandante en jefe de aquella fabulosa nave, el cual nos dijo que en un futuro no muy lejano habría un contacto abierto entre nuestros mundos, y, mientras esto decía, nos colocaron en medio de una compuerta circular, nos quitaron las diademas, y una vez mas alzando su mano nos despido al tiempo que el rayo de luz nos volvió a rodear y de nuevo nos deslumbro por unos minutos, pasados los cuales, nos encontrábamos de vuelta en el campamento, sumamente emocionados y con la esperanza de volver a ver a aquellos seres venidos de las estrellas.