Hola, me llamo Mon, y soy de este mundo loco de día y misterioso de noche. He escuchado hace unos días que ya no deseas publicar en Internet. Yo nunca fui amigo de los consejos, pues se lo complicado que es ponerme debajo del pellejo del escritor, por ello, nunca lo he hecho...

Esta vez tampoco lo haré, mas bien te contaré mi historia que es muy increíble.

Soy un gringo venido de los estados unidos. Tengo cerca de treinta años, soy divorciado y no tengo hijos. Mis padres viven en Washington, tengo una hermana que ya es casada, y tengo dos sobrinas. Estudié en la Universidad de Pittsburg y me gradué en Educación y matemáticas. Me vine al Perú hace cerca de treinta años y no sé porque estoy tanto tiempo aquí.

Soy una persona solitaria al igual que tu. Estoy por casarme con una chilena que es divorciada... Bueno yo te cuento todo esto porque se que estás escribiendo una novela acerca de mi; y deseo ayudarte a describirme como tu personaje.

Estuve en Vietnam, y fue algo como las películas pero mas sucio, y sin música. La muerte era como una amiga nuestra; podías ir al baño y te la encontrabas, pues los vietnamitas eran bien graciosazos al momento de poner sus bombas. Muchos amigos míos murieron con el culo reventado y con sus órganos genitales salpicados por todo el baño como si lo hubiera escupido.

Aun recuerdo a un amigo que murió en uno de los huecos que los vietcons hacían debajo de la tierra. El sargento nos mandó entrar y salir en dos minutos. El entro primero, y luego yo. Todo era oscuro y se escuchaba las gotas que caían sobre nuestros cascos, cuando una luz fuerte nos blanqueó la vista, y una mata de murciélagos que después entendimos que era los chinitos se nos abalanzaron hasta
aplastarnos.

Cuando abrimos los ojos, mi amigo estaba gritando al ver que su pierna se la estaba corando con tal arte que parecía ser los filetes que mamá llevaba del mercado... Luego, los ojos, su nariz, sus cabello... Lo único que le dejaron fueron la mitad de sus huesos.

Cuando se acercaron hacia mi, sentí tal pavor que no pude hablar ni chistar, solo los miraba y sentía como un fuego me atravesaba las orejas, pero, yo no grité, no sentí dolor, nada, mas bien sentí como si estuvieran limpiándome los oídos... reí como cuando era niño, y luego, comencé hablar cosas sin sentido, me sentí como si un alma me hubiera poseído... Los chinos, se apartaron, y me soltaron, me vistieron, me bañaron, y me dieron un paquete con los restos de mi amigo... y me dejaron salir...

Cuando salí a la superficie, el sargento estaba colocando minas por todos lados...

- Y que tal te fue - me dijo

- Bien, sargento

Salí y me alejé de todo ese lugar que apestaban a sesos y sangre coagulada. Luego escuché todas las detonaciones y el suelo comenzó a temblar, y, allí me desmayé....

Cuando abrí los ojos estaba en un hospital, y los doctores no se explicaba como podía hablar chino, hindú, y unas lenguas extrañas... Me llevaron a los USA, y muchos doctores me analizaron, y se preguntaban si estaba loco o no.

Al cabo de unos años, salí del sanatorio, pero, quedé como un hombre de pocas palabras...

Viaje a la India, y allí conocí a un Maharajá. Me dijo que yo era como un Juan Bautista y que debía de ir a Perú a encontrar a su sucesor. Ese, eres tu amigo, tú...

Bueno, ya nos encontraremos...


MON ...