a la orilla del danubio estaba alex recargado sobre la baranda, fumando un cigarrillo barato extraido de la cajetilla de denise, mientras veia a la distancia, el sol de la tarde estaba poniendose en el orizonte, de pronto se volvio a su auto, el weismann guinda, noto ahi la puerta abierta, denise se habia despertado y bajaba la pierna desnuda, llena de encantos pedestres, sin pantimedia, la minifalda dejaba entre ver su sexo, sin bragas. vio de reojo a alex con el dedo sobre los labios, relamiendose, llamandolo apetitosamente, deseaba ser tomada en ese instante, pero la gabardina negra de el dejo que las cosas siguieran su curso natural, asi que apago el cigarrillo en viento mismo, complice inaudito del placer,en eso sono el telefono nano satelital de ultrafecuencia de alex, contesto y dijo.
-si.
-soy yo, carmen, ¿donde estas?
-cerando un negosio.
-¿vendras a casa?
-mas tarde, ¿donde estas?
-en madrid, ¿y tu?
-en berlin.
¿porque no tomas un vuelo y nos vemos en paris?
-hoy.
-si claro, cenamos cerca de la torre eifel.
-no se, el trato se torno dificil, se alargara por mas tiempo de lo acostumbrado.
-bueno, pero no tarde demasiado, chao.
-chao nena.
eso fue suficiente para que denise abriera las piernas y coemznara a tocarse la intimidad, ardia en deseos de se tocada por la masnos fitules de alex, quien serio como era, fue para el otro lado del auto, abrio la puerta y se coloco al volante, entonces cerro la puerta.
-¿que, manejaras ya?
-si, debemos irnos, la diversion tendra que esperar.
-¿pero no ves que estoy a punto.
dijo eso cuando estrujaba alex con demencia, se agitaba de un lado a otro y buscaba con ambas manos la cintura de alex.
¿desde cuando manejas autos alex?
-desde niño.
-¿y mujeres?
-tambien.
-entonces quiero tu lengua en mi sexo ahora mismo.