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La promesa de un juez.
(Historia Bíblica para niños.- 53)
¿Has hecho alguna vez una promesa que después se te hizo muy difícil de cumplir?. Eso fue lo que le pasó a un juez del tiempo de los jueces de Israel y realmente se puso muy triste para llegar a cumplir lo que le prometió a Dios. Veamos la historia de quién fue ese juez llamado Jefté, que fue lo que prometió y cómo cumplió con esa promesa que se convirtió en algo muy difíci de realizar.
El nombre de Jefté en el idioma hebreo antiguo significa: ‘Que Dios Abra’ o ‘Dios Ha Abierto’. El fue un juez muy valiente de la nación de Israel, de la tribu de Manasés. Administró justicia en el territorio de Galaad durante seis años, probablemente en el transcurso de la vida de otro juez llamado Elí y los primeros años de la vida de Samuel. La referencia a los “trescientos años” del control israelita al Este del río Jordán permiten situar el comienzo de los seis años de su término como juez alrededor de 1173 antes de nuestra era. (a. de E.C.). [Puedes leer estos datos en tu Biblia en el libro de Jueces, capítulo 11, versículos 1, 26 y capítulo 12, versículo 7 del mismo libro].
El tiempo en que vive Jefté es de grandes dificultades. Los israelitas ya no adoran a Jehová Dios. Otra vez están haciendo lo malo. Así que Jehová deja que la gente de Amón, los amonitas, les cause daño. Pero llega el momento que los israelitas reconocen que han obrado mal y claman a su Dios. “Hemos pecado contra ti. !Sálvanos!”. La gente se siente mal por las cosas malas que han hecho. Demuestran esto por medio de adorar a Jehová de nuevo. Por eso, otra vez Jehová los ayuda.
El pueblo conoce a Jefté como un líder que ha tenido victorias anteriores contra de los enemigos de ellos y lo escogen como su guia para que pelee contra los malos amonitas. Jefté desea mucho la ayuda de Jehová Dios en la pelea. Por eso le promete a Jehová: “Si tú me das la victoria, te dare a la primera persona que salga de mi casa y que venga a encontrarse conmigo cuando yo esté regresando de la victoria”. Jehová Dios escucha con agrado la promesa de Jefté y le ayuda a ganar la batalla.
Entonces, cuando Jefté regresa a su casa después de la victoria, ¿sabes quién es la primera persona que sale a recibirlo?. Pues es su hija única. “Ay hija mía”, llora Jefté, “!Qué tristeza me estás dando!. Pero yo le he hecho a Dios una promesa y ahora no puedo dejar de cumplirle a Jehová mi promesa”.
Cuando la hija de Jefté llega a saber acerca de la promesa, primero se pone triste también, por tener que dejar a su padre y amigos. Ella no lloró su muerte, sino su “virginidad” pues era el deseo de todo israelita, hombre o mujer, tener hijos y mantener el nombre y la herencia de la familia. La mujer que no podia tener hijos tenía una situación muy calamitosa. No obstante, la hija de Jefté nunca llegó a casarse ni llegó a tener hijos. La Biblia dice que Jefté “llevó a cabo su voto que había hecho tocante a ella”. Ella se ofreció de buena gana porque le dijo a su padre: “Si tú le hiciste una promesa a Jehová, tienes que cumplirla”. Asi que pasó el resto de su vida sirviendo a Jehová en su tabernáculo de adoración que para ese tiempo estaba en Silo. Después, las mujeres de Israel la visitan cuatro días cada año y todas pasaban un buen tiempo juntas. La gente ama a la hija de Jefté debido a que la joven es tan buena sierva para su Dios y ofreció su entera vida para servicio sagrado a Dios.
Entonces, lo que aprendemos de esta breve historia de la promesa de un juez llamado Jefté es que nunca debemos de prometer algo, para no llegar a cumplirlo, ya sea a Dios o a alguna persona. Además, si piensas que estás prometiendo demasiado y que estará fuera de tu alcance llegar a realizarla, es mejor no llegar a prometer nada. Por lo tanto, si no puedes cumplir la promesa que hagas o comprendes que se te hace demasiado difícil cumplirla, no prometas nada. Promete lo que sea de bien cumplir por ti, asi todos, incluso Jehová Dios, llegarán a confiar en ti y amarte mucho más. En la Biblia en el libro de Jueces capítulo 10: versículos 6 al 18 y 11:1 al 40 podrás leer toda esta historia bíblica para aprender a como debemos tratar a toda persona que nos rodea, sean familiares o amigos. Puedes leer otros relatos para niños si entras en jw punto org y así llegar a conocer más del amor de Dios.
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