Este relato se lo dedico a: Patrica Navarro. simplemente porque sé que lo va a leer
Cuento:
El hombre aquel había salido del bar, donde se la había pasado toda la noche anterior. El haber discutido con su mujer era un pretexto excelente para ir a meterse a aquel lugar y gastar el poco dinero que tenía (que bien pudo haber servido para dar de comer a su familia) en bebidas alcohólicas tanto para él, como para invitar a algún que otro desconocido y desconocida. Y cuando salió de aquel lugar, no supo (o mejor dicho, no recordaba) lo que había pasado la noche anterior. Pero yo que escribo esto si que lo sé, y si el (la) lector(a) se interesa en saberlo, se lo diré…
Había tenido relaciones sexuales sin protección con una tipa que estaba infectada… pero lo peor del caso es que no se trataba de VIH, gonorrea, sífilis o cualquier otra enfermedad venérea conocida, sino más bien era algo que la mujer había contraído cuando se perdió en el bosque, luego de perderse en el mundo de las alucinaciones. Pudo ser cualquier cosa lo que aquella mujer suministró a su cuerpo (o mejor dicho, le suministraron); desde una tacha, hasta un estupefaciente. El caso es que ya no supo más de ella. Y cuando el efecto de la droga se desvaneció, ella notó algo raro en su cuerpo… claro está… se dio cuenta que había sido ultrajada, pues su vagina tenía sangre y restos de… ¿semen?. m…. No lo creo. Era algo diferentes, pues éste líquido era azul. Sí, era parecido al semen… pero de color azul. Ella tomó su calzón (que estaba a la mitad de sus piernas; a la altura de las rodillas, para ser exactos) y se limpió con este. Después de eso, el asunto careció de toda importancia.
Tiempo después, en el bar donde ella tenía años trabajando, se dejó ver un sujeto que daba la pinta de ser padre de familia y trabajar en oficina…
Y eres verdad. El mismo tendría alrededor de diez años trabajando en una empresa de telemercadeo y siete años de casado. Su hijo el mayor contaba con apenas seis años, y tenía una niña de cuatro. Siempre había sido constante en sus obligaciones como esposo y padre… y le gustaba lo que hacía…
Pero esa noche, las cosas cambiaron. Y lo que hizo lo cambió todo en su vida personal y familiar; pues aquella mujer en el bar lo contagió de…
Bueno, no era sida, ni chancros, ni nada conocido.
Pero él no sabía que estaba infectado, pues, como ya lo dije antes, aquel hombre no recordaba nada de lo ocurrido aquella noche en el bar; y mucho menos lo sabía su esposo…
Hasta que pasó… bueno, lo que tenía que pasar. Pues él regreso a su casa, y ahí, como los niños se encontraban en casa de la abuela (madre de ella) por motivo de la pelea y su mujer estaba sola, tuvieron relaciones sexuales sin condón…
Después de que él las tuvo con una mujer infectada y sin protección.
Meses después, cuando ella se encontraba en el quinto mes de embarazo, él se despertó a media noche y comenzó a vomitar sangre… y su sangre se combinaba con algo viscoso de color azul. Se convulsionó y su cuerpo se arqueó de tal manera que nuca pudo tocar sus propios talones, provocando – como es lógico – que su espalda se partiera en dos… y en el momento en que eso sucedió, sus ojos se salieron de sus orbitas, cayendo a un lado de él y dejando un olor pestilente y un nauseabundo color azul saliendo de sus cuencas vacías y de su boca.
Su esposa lo vio todo. Vio a su esposo muriendo a causa de una enfermedad venérea; misma que ella ya tenía en su sangre.
La mujer se llevó las manos a su vientre abultado por los cinco meses de su embarazo y lloró amargamente.
Al final de cuentas, nunca se supo quien… o mejor dicho: que fue lo que infectó a la mujer del bar, la cual luego contagió a un sujeto; mismo que le transmitió la enfermedad a su esposa…
No se supo jamás que había generado tal enfermedad, pero debió de ser algún ser anómalo el que provocó tal enfermedad.
Fin
es horrible , la historia ,es una perdida de tiempo , pensa algo bueno y original y recien publicalo, gil