Me levanté antes del alba, y mi ángel me mostraba el cielo y las estrellas, la luna totalmente blanca y redonda; aún se percibían unas mareadas profundas del alba de colores púrpura y celeste. Me distraje ante tanta inmensidad y vi la Tierra, la creación de los hombres, sus pequeñas luces, hombres taciturnos con ropas oscuras, perros hambrientos, y vi el sueño que abrazaba en su manto a gran parte de la humanidad…menos a mí. Estaba con el ángel mostrándome la creación, la obra del Dios; y tentándome me la ofrecía diciéndome que escoja lo que deseaba, pues Yo…era el hijo del Dios; lo miré directo a los ojos y le creí.
Muchos años atrás no lo conocía, solo podía presentirlo; sentía una presencia, pero no podía verlo. Algunas veces pensaba o conversaba conmigo mismo, y cosa extraña me sentía escuchado. Quizás por eso es que durante muchos años busqué la soledad, eso nunca lo pude confirmar, quizás ella (la soledad) me buscaba. No sé como pasó, un día sentado al borde de mi cama, antes de dormir, me acerqué a la ventana, miré al cielo y vi que estaba lleno de estrellas; hubo una de ellas que me llamó la atención, oscilaba caprichosamente de un lado a otro, como si fuera un objeto volador, sonreí y pensé algo gracioso; que quizás deseaba comunicarse conmigo. De pronto la estrella paró de moverse, y mágicamente se dirigió hacia mí. La luz se paró al borde de mi ventana, y no sentí temor, más bien me sentí como un niño curioso; cuando se puso más cerca, vi que era un ángel.
- Hola – me dijo – Sabes quien soy?
- Si, creo que si – le respondí con mucha confianza – tu voz la siento muy familiar
- Soy tu ángel – me dijo sonriendo de tal forma que resplandecía de un color celestial, entró a mi cuarto y guardo sus alas, tan igual a como lo hacen las palomas, se sentó al borde de mi cama, y pidió que me acercara.
Su cara era dulce, más alto que yo, su cabello era negro y muy corto, y estaba vestido con un uniforme plateado de una sola pieza, pegadito a la piel; no usaba zapatos tenía como unas medias gruesas de color rojo; sus ojos eran almendrados y de color negro; su tez o color de piel era marrón, casi como bronceado; era muy bello y atlético. Después de mirarnos un buen rato me sonrió, y eso me dio más seguridad.
Le pregunté como se llamaba y me dijo que no sabía; lo único que sabía era que tenía que cuidarme, y que siempre que estuviera en algún peligro, él me ayudaría; siempre y cuando no saliera del camino.
- Y si me salgo del camino - le pregunté con mirada inquieta
- No podría hacer nada – me respondió con hondo pesar, y continuó – A esas zonas solo el Dios puede ayudar; son territorios de lo inesperado, no existe ley, ni armonía, ni una brisa calida; es el reino de la mediocridad. Solo la piedad del Todopoderoso puede ayudar, nadie más.
Le dije que me gustaría conocer al Dios; y me dijo que al Dios también le gustaría.
- Te diré – me dijo como contándome un secreto – El ha escuchado tu corazón, y desea estar un momento a solas contigo, por eso estoy aquí.
- Vamos! – le dije – Si es así no hay que hacerlo esperar.
- Cierra tus ojos por favor – me dijo acercándose, y con su mano me tapó los ojos. Sentí que sus dedos eran calidos y tiernos, y de pronto…todo oscureció...
Cuando los abrí, aún seguía oscuro como si estuviera dentro de un pequeño submarino del tamaño de mi cuerpo; veía nubes grises dentro de una oscuridad escarlata, viva. Me sentía viajar por lugares insondables, llenos de pureza, en un espacio que se hacía más y más grande, aunque pareciera extraño me sentía muy bien, quizás aquel viaje lo hubiese hecho por toda la eternidad. Cuando de pronto llegué a un lugar en donde al fondo de aquella clara oscuridad, apareció un punto blanco; puse mi total atención en aquello, y me di cuenta que se acercaba hacía mi...lentamente. Mientras más se acercaba, se hacía más grande, cuando estuvo al frente mío, vi que era como una nube blanca, y al centro como una mancha negra con bordes dorados.
Supe que si había belleza, aquello que estaba al frente de mi era la fuente de todas las bellezas. Sentía que podía quedarme mirando aquella nube blanca para siempre, porque sentía que de ella nacía el amor. Lo único que pude expresarle, fue que era la más dulce que había sentido en mi vida…Así me expresé y de pronto aquella nube comenzó alejarse de mi; quise que se quedara un momento mas, pero mientras más lo deseaba, la luz se alejaba; hasta que desapareció por completo, y de nuevo me encontré en el mismo océano oscuro escarlata, con sus nubes preciosas de colores púrpuras y grises…Sentí que aquella Luz era la fuente de vida de todas las cosas, sin escuchar palabras parecía que se había grabado en mi…Sentí que algo estaba palpitando en mi corazón…
Poco a poco, todo se fue desvaneciendo, hasta que de nuevo me encontré echado sobre mi cama, abrí los ojos, y el ángel se había esfumado. Me senté y aún estaba oscuro, me paré y caminé hacia la ventana, aún no amanecía, y de pronto escuche una voz a mi costado:
- Todo es para ti… puedes disfrutarlo
Sonreí, pues era la voz del ángel. Salí a la terraza y lo encontré sonriendo, lo miré y le dije que si entendía; me preguntó con curiosidad y mucha humildad, que había dicho mi padre. Miré al cielo, sentí que había amor en todo el universo, y lo más importante sentí que era amado; miré al ángel, y él supo lo que yo sentía. Seguimos caminado un poco más por la tierra, bajamos hacia las pistas, vimos a los perros hambrientos, los hombres de oscuro, y el sonido del sueño de toda la humanidad; luego se despidió de mí y se fue volando como una luz por el cielo, hasta perderse como una estrella más en el firmamento...
Caminé de vuelta a mi cuarto, y antes de llegar, me sentí agradecido, y sobre todo ser conciente del regalo más hermoso…un corazón amante...
Salí temprano a mi trabajo, delante de mi veía los carros, las gentes, los edificios, todo igual…Pero algo en mí había cambiado…era mi corazón. Sabía el porqué estaba vivo…simplemente para disfrutar…
Es una historia motivante, llena de esa alegria que provee, el echo de saber que no estamos solos, y que siempre esta nuestro angel, y que en todo momento Dios esta alli.... muchas gracias, por escribirla y compartirla... la enviare a unos amigos que se que la van a apreciar igual que yo.