Clara miró al invididuo que iba sentado junto a ella. Era su marido sí, más ella no reconocía en él al hombre con el que había contraído matrimonio. Durante el noviazgo nunca se había comportado de manera agresiva, todo lo contrario, siempre había sido muy atento y cordial. Y eso era lo que más miedo le daba de todo, el descubrir en Fernando a alguien a quien no conocía, capaz de todo por defender sus ridículas paranoias. Y ahora, aquel desconocido iba a ser el padre de su hijo. ¿Qué clase de vida podría darle a aquel inocente ser?. Clara se resistía a que pasara una infancia como la que ella misma había sufrido.
Un agudo pinchazo la sacó de sus pensamientos:
- ¡Oye tu!¡Que te duermes!
- Puedes estar tranquilo, voy despierta.
- Cariño, sabes que esto lo hago por tu bien.Yo te quiero mucho, tanto que no puedo ni pensar en la posibilidad de compartirte con nadie más.
- ¿Por qué no volvemos a casa?. Yo también te quiero.
- Eres una embustera, siempre lo has sido -Fernando clavó algo más el cuchillo en el costado de su mujer, quien notó cómo la camisa se le calaba de sangre-. Avanza un poco más, ya estamos llegando.
Entonces Clara se dió cuenta de que jamás volvería a su casa. Realmente Fernando iba a matarla. Así de sencillo. Fín.
"No, debo hacer algo, no puedo permitir que se salga con la suya, debo luchar por mí y por mi hijo".
Y en ese momento, tomó la decisión más valiente que nadie pudiera tomar en la vida: exponerla a la muerte.
La carretera discurría entre frondosos árboles y las nubes ocultaban una luna que no terminaba de menguar. Era una noche perfecta para sufrir un accidente.
- ¡Pero qué haces, loca! -gritó Fernando cuando sintió el volantazo-. ¡Te voy a...!
No tuvo tiempo de decir nada más. La fuerte colisión destrozó el automovil y del árbol saltaron miles de astillas.
Un fuerte olor a gasolina sobresaltó a Clara. Ésta abrió los ojos y observó a Fernando.
- Ayúdame, por favor,... estoy atrapado...
- Hay algo que tengo que decirte: vas a ser padre -el olor era cada vez más intenso.
- Ayúdame... -pero ni un ápice de emoción en él.
Clara salió del coche bañada en lágrimas y en sangre. Se alejó unos metros de la escena mientras recapacitaba. No, no podía ser tan cruel. ¡Era su marido!. ¿Cómo iba a abandonarle en aquel estado?. Eso la convertiría en un ser tan mezquino como él. Haciendo de tripas corazón, decidió ir a ayudarle.
No había dado ni dos pasos cuando una explosión la lanzó violentamente hacia atrás. Y con ella, volaron por los aires todos sus temores y resentimientos. Pero al mismo tiempo, también lo hicieron sus planes de futuro y sus esperanzas de recuperar al Fernando con el que se había casado, aquel Fernando de quien se había enamorado y del que guardaba un pedacito en sus entrañas. Aquel Fernando con el que una vez fue feliz.
bueno, este cuento podemos descubrir una desequilibrada mente dela autora, de las tipicas feministas, hay un grave error en la historia siendo que Fernando era como se lo describe, un machista y un hombre asi de despota nunca dejaria que la mujer conduzca el coche, asi que arregla eso, lo que te llevaria a darle otro final, quiza sea que Fernando la baja a Clara a patadas del coche y la tira por un barranco quedandose con el feto en su mano, en fin no se,Trabaja sobre eso niña.