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COLOQUIO INTERNO

-Ahí viene el loco Tom-
Es costumbre ya que me lo tope todos los días, me pregunto si es verdad lo que me han dicho de él; ¿en realidad estará loco?, no lo sé, pero si es bastante extraño, de eso estoy seguro, y eso puedo afirmarlo con solo verlo.Todos los días trae puesta la misma ropa, esa misma absurda combinación de camisa y pantalon blancos -¿harán buen contraste con su conciencia?, pensé mientras lo observaba pasar caminando por la acera de enfrente. Bueno ese no es mi problema, ahora lo único que me preocupa es llegar temprano a casa. Este maldito trabajo me cansa hasta por adelantado, lo único que me mantiene de buen humor es llegar y abrazar a mis dos amores: mi esposa y mi hija, siempre me esperan a esta hora para aliviar mi cansancio con amor.

Hace apenas un par de años nació Molly, esa preciosa niña rubia de ojos azules es mi perdición, aún recuerdo cuando Sara me dijo que estaba embarazada, fué la mejor noticia de mi vida.

Hoy todo ha marchado fatal en el trabajo, esos picapleitos de Rutterford nos están haciendo la vida imposible, creo que si se nos va de las manos éste caso, lo ´mas seguro es que todo el Bufete se vaya a la mierda. Pero en fin, ya voy a casa y solo quiero llegar y saber que mis dos amores se encuentran bien. Una vez más el loco Tom viene caminando por la acera de enfrente, me gustaría detenerme y cerciorarme de si en realidad está loco; fuera de su extraña apariencia, parece comportarse como alguien normal, pero bueno no sabría que decirle y tengo que apresurarme para llegar a casa.

-!Muchas gracias por sus servicios, pero es hora de que los profesionales hagan el trabajo!-

Ahhh como sonaron esas palabras en mi oído, como uñas restregándose contra un pizarrón. Esos hijos de puta de la casa Rutterford nos estaban despidiendo, pero no solo era un despido del caso, era el retiro formal de su patrocinio para nuestro pequeño Bufete. Compilando el asunto, eso era igual a perder el trabajo que tanta sangre y sudor nos había costado, ahora seríamos cinco abogados desempleados por un triste capricho de Rutterford, ya que ellos habían sido los únicos que nos habían dado la oportunidad de establecernos como Bufete, el futuro para nosotros ahora se veía bastante desafortunado.

Quisiera irme a un bar y emborracharme hasta los huesos, pero no puedo decepcionar así a mis amores, ellas me esperan como siempre con esa sonrisa hermosa en los labios y disfrutar de la deliciosa cena que me ha preparado Sara,!no!, no puedo hacerles eso. La cuentas bancarias están peor que nunca, debo dinero hasta a las piedras y la hipoteca de la casa está por vencer, no sé que es lo que voy a hacer.

Al pasar por la segunda avenida helo ahí como siempre, el viejo Tom caminando por la acera, no puedo mentir, las ganas de ir e indagar sobre su estado mental me apabullan, quizá mañana me detenga y le hable.

-¡Señores, este barco se encontraba ya hundido a la mitad, así que deben tomar la situación con madurez!
Johon estaba anunciando el maldito presentimiento que tuve ayer, Rutterford había decidido no operar más con el Bufete, así que mandó un fax donde nos explicaba sutilmente que en un par de días debíamos cerrar y buscar con nuestros propios traseros un lugar donde trabajar. Debo decir que esa noticia me cayó como agua helada, pero minutos después me llegó una noticia mucho peor que la anterior. Recibí una llamada de Mc Arthur Home Company, ¿Qué noticia podía haber sido?, pues yo ya la sabía, aunque rogaba por no escucharla, pero la escuché.
-Señor Winser, lamentamos informarle que ante la negativa de pago su casa será embargada a partir del medio día, esto es un ultimátum.
Quedé inerte por unos minutos, miles de cosas pasaron por mi mente...¿Qué diablos iba a hacer? ¿Como iba a decirle esto a Sara y a mi pequeño amor Molly?
Mi inmediata reacción fué hablar con los muchachos, aunque ya lo había hecho meses atrás y sabía que respuesta iban a darme, y así fué.
-Discúlpanos Hill, pero nosotros también perdímos el trabajo ¿recuerdas?
-En este momento no estoy para préstamos -gritó Carlson.
-Yo quisiera ayudarte- dijo John -pero no tengo dinero amigo.
Un silencio profundo se hizo presente y decidí salir de la oficina,
-No son mas que un montón de mal amigos de mierda, yo les ofrecí entrar al Bufete cuando no tenían ni donde caerse muertos, y en lugar de apoyarnos unos a otros lo primero que hacen es darme un punta pié cuando necesito su ayuda. Pero ya verán esos mal agradecidos.
Mi mala suerte me lanzó una carcajada siniestra, fuí al banco, un último préstamo, tal vez pueda arreglar algo, pero no fué así, por el contrario, un ejército de encargados se me lanzó liderados por el gerente del banco, reclamando mi inestable y cargada deuda con ellos, y lejos de darme una esperanza me advirtieron que si no pagaba el mes entrante me vería en serios problemas.
Para colmo el coche no me respondía, mi mente rodaba y rodaba buscando alguna respuesta. Pensé en suicidarme esa misma noche, recordé que mi padre me había obsequiado un revolver unos años antes de morir, quizá había llegado el momento de reunirme con él. Pero, ¿sería lo demasiado cobarde para hacerlo?, ¿sería lo bastante cobarde para dejar solas a mis dos amores, no encontraba solución, decidí irme caminando hasta la casa, seguramente Sara y Molly despojarían mi mente de todas esas podridas cosas que estaba pensando, ellas siempre habían sido mi mejor medicina. No hablaría esto con Sara, no, era mejor disfrutar del último día que tenía de tranquilidad, luego que pase lo que tenga que pasar.
Al llegar a la segunda avenida ví a lo lejos al loco Tom, se aproximaba caminando por la acera, por un momento se me ocurrió hablarle, -si voy a suicidarme tengo que saber antes de morir si es en verdad un loco. Se acercaba con sus ropas blancas de siempre y justo cuando se encontraba frente a mí le hablé.
-Buenas tardes- le dije
-Buenas tardes señor Winser
Sabía mi nombre, el loco Tom sabía mi nombre.
-¿Como es que sabe como me llamo?
-Es difícil no conocerlo señor Winser, es usted muy famoso por aquí
-¿Famoso dijo usted? jaja- solté una pequeña carcajada cuando escuché eso.
Iba a preguntarle por que decía que era yo famoso, pero ene se momento sonó su reloj, voltee a ver el mío, ya eran las cinco.
-Me gustaría seguir hablando con usted señor Winser, pero el trabajo me llama.
-No hay problema, yo tengo que llegar temprano a casa sabe, tengo una esposa magnífica y una preciosa hija, ellas me esperan y hoy pues, hoy tengo algo importante que hacer.
-Que tenga un buen día señor Winser- me dijo mientras se alejaba caminando, un poco mas adelante se encontró con quien seguramente era un colega suyo, pues vestía también de blanco. -Tal vez trabaje en una lavandería pensé.

Seguramente quien me había dicho eso del viejo Tom nunca se había detenido a charlar con él y estaba equivocado, o por lo menos a mí me pareció una persona de lo mas normal, con preocupaciones, con trabajo que hacer...
había olvidado por un momento todo lo acontecido. Apresuré el paso mientras seguía dando vueltas en mi mente.
-Tengo algo muy importante que hacer esta noche...

-Tom, ese hombre con el que estaba usted hablando, ¿quien es?
-El es Hill Winser, hace tres años que lo trajeron, al parecer era abogado o algo así, creo que fracasó su despacho, tenía una larga lista de deudas con el banco e iba a perder la casa, se volvió loco, y una noche llegó a su casa, tomó un revolver de la caja fuerte y asesinó fríamente a su esposa e hija, al aprecer ella iba a dejarlo esa misma noche, estaba harta de su mediocre marido. Salió de su casa, fué hasta el despacho y asesinó a sus compañeros de trabajo que se encontraban ahí recogiendo el lugar que iba a cerrar por quiebra.
-Es una historia escalofriante- dijo Anthony mientras observaba a Tom.
-Así es, él aún piensa que su vida es normal y que tiene que llegar a casa pues su esposa e hija lo esperan ansiosamente.
A veces muchacho hay que darles por su lado a estas personas, muchas de ellas son realmente peligrosas, ¿hace cuanto que entraste a trabajar aquí? -dos días señor- contestó el otro mientras seguían caminando con sus uniformes blancos portando el logotipo en el brazo del "Hospital General Lovermoon" para enfermos mentales.



*Nota del Autor*
Muchas veces me he preguntado que pensarán los enfermos mentales comunmente llamados "locos".
Pues he tratado con esta historia de entrar un poco a su "mundo de fantasía".
Traté de utilizar la analogía del coloquio, he ahí el título de la historia, Hill Winser sostiene diariamente charlas con su mundo interno en el cual su vida es normal, alejando de esa manera todo lo que le ocurrió.
Dejo esta pregunta a criterio del lector.


"COLOQUIO INTERNO" Aut: Mago C. Soto 2004
Datos del Cuento
  • Categoría: Terror
  • Media: 6.11
  • Votos: 98
  • Envios: 0
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Denissa Boken
invitado-Denissa Boken 07-11-2004 00:00:00

Es un tema que se ha explorado mucho en peliculas principalmente,pero que a pesar de eso no deja de ser curioso la capacidad de invensión y engaño de la mente humana a si misma.Muy bien narrado

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