Pasaron tiempos, tiempos largos, sentidas ausencias.
Pasaron momentos, que como dice una canción, ya se han ido para siempre.
Pasaron instantes, unos amontonados por la impaciencia de vivirlos en cada segundo, otros lentos, abatidos, desesperanzados, momentos de brazos caídos y sonrisas rotas en los labios, instantes de una vida que no volverán.
Pasaron miedos, pasaron ruidos, rumores sin ritmo ni compás para ser verdades, pasaron tristezas, dolores y enfados, pasaron, todos pasaron y siendo tan infinitos por dentro, en mi corazón, traducidos en incontables latidos de toda una vida. . . apenas duraron.
Pasaron, todos pasaron.
Porque en la vida todo pasa, nada se queda.
Entonces un hombre y una mujer tomándose de las manos comenzaron a hablar:
- ¿Nada se queda? dijo la voz triste de la mujer.
- Nada, nada se queda, todo se va, respondió el hombre.
- ¿No se quedan las nubes? ¿ni los campos? ¿ni los amaneceres?, ¿no se queda el mar, la lluvia, el sol? ¿no se queda la Naturaleza?
- Bueno, qué cosas tienes, eso sí permanece, contestó él, pero esos son elementos fijos, cosas que nosotros no podemos ni saber cómo fueron creadas. Lo que quiero decir es que nada humano se queda en este mundo, todo se va.
Aquella mujer tras oir esas palabras se quedó pensativa.
-¿Nada humano se queda? repitió de nuevo. ¿No se quedan los recuerdos? ¿no se quedan los pensamientos? ¿no se quedan los logros de una inteligencia? ¿no se quedan las palabras de un erudito? ¿no se quedan los cantos de una esperanza o las voces de un aliento? o ¿los gritos de un dolor?, ¿las enseñanzas de un maestro? o ¿la música de un violín? ¿nada de eso se queda?
- Bueno, eso sí permanece también, pero solo un tiempo hasta que esas personas superen ese momento o lo olviden.
Aquella mujer tras oir esas palabras se quedó de nuevo pensativa. Recuperando ánimo añadió:
Entonces tratas de decirme que si yo muero antes que tú. ¿no me quedaré en ti? ¿me olvidarás?
Aquel hombre entonces al escuchar aquellas palabras, sorprendido por tal pregunta pero con los ojos emocionados miró a aquella mujer y le dijo:
- Tú no morirás antes que yo, no digas esas cosas que me enfadas.
- Pero yo quiero saberlo, insistió la mujer: si me muero antes que tú, ¿no me quedaré en ti?
-Claro que sí, tú siempre estarás en mi, respondió el hombre con la voz en rebeldía y luego añadió más abatido: pero estate tranquila porque, mírame, eso no sucederá, yo me iré antes que tú, el telón de los años ya está bajando.
- Eso no podemos saberlo, así de sorprendente es la vida, así que ambos por igual hemos de estar preparados para sufrir una ausencia. Si yo me voy antes que tú me gustaría quedarme en ti para siempre ¿de acuerdo?, ¿de acuerdo? - insistió la mujer.
- De acuerdo, - dijo el hombre con la voz baja como si estuviera repitiendo una norma.
- Y si sucede al revés, si te vas tú antes que yo, quiero que sepas que tú te quedarás siempre en mi y no dejaré de quererte nunca. Y así los dos podremos decir sin temor a equivocarnos que nos hemos querido para siempre - sentenció la mujer aguantando sus lágrimas por dentro de su elaborado pensamiento.
El hombre se quedó entonces callado y pensativo, desmenuzando las últimas palabras de la mujer, estuvo así un tiempo, el silencio inundó aquella habitación y tras reflexionar esos momentos, como si una luz le inundara de repente, dijo de esta manera emocionado por su propio descubrimiento:
- Tienes razón mi chiquitina, el amor, cuando es sincero, jamás muere, tal vez por ello he vivido estos increibles años de préstamo, cuando yo me vaya te llevaré muy dentro, estoy seguro.
La mujer cerró los ojos se acercó a su mejilla y le dio un beso, luego añadió:
- descansa, te quiero mucho, descansa.
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En la vida todo pasa, nada se queda, no hay nada inamovible. Lo importante no es saber cómo avanzar, si no dejarse de excusas y hacerlo.
Muy bello tu cuento lágrima. Me gusto mucho. Aunque mi lema es, que el amor no es eterno si no hay comprensión, comunicación, amistad y respeto. Felicidades amiga, escribes muy bonito. No me canso de decirlo. Un abrazo.