El lunes de la semana pasada decidí asaltar el cielo, me prepare toda la tarde y cuando todo estaba listo me dispuse a dormir lo mas temprano posible, no quería llegar cuado ya hubieran cerrado las puertas y encontrar un letrero que dijese “se abre hasta mañana”.
Me prepare un té y busque mis audífonos después de ponerme la pijama de perritos y gatos que en un tiempo pasado me regalo mi mama. En mi cabecera escondí un revolver, arma con la que llevaría acabo el terrible delito que condenaría mi alma, claro, si es que todo saliera mal y la estrategia que horas antes había planeado hubiese resultado todo un fracaso y no como yo esperaba.
Me tendí en la cama viendo el techo y escuchando música de Blink 82, “No por que me gustara” si no para darme valor, después de todo no era cosa fácil quitarle algo al señor de los cielos y de todas las cosas. Bueno, ahí estaba yo esperando el sueño mientras me acomodaba de diversas formas ya que el nerviosismo no me dejaba en paz. Chucho repetía entre labios mientras el sueño me vencía e imaginaba que entre sus pertenencias tendría la cura al hambre, a la miseria, la medicina a las enfermedades y la esencia que cambiara al ser humano y quitarle lo tonto. Horas antes había visto al vecino pegarle a su hijo mas grande, esto lo hizo por no haber traído dinero, no pudo comprar cervezas y por lo tanto no tendría la serenidad de siempre dormido en su propio vomito, como acostumbra. “que tonto”, esto no debería pasar.
Bueno, le quitaría al mundo esa parte que acaba poco apoco las cosas y nos pudre. Pero no era mi fin, mi objetivo era otro, quitarle al cielo un poquito de su materia y ponerlo en el techo de mi cuarto, lo limpiaría todos los días para que permaneciera azul claro, por que con el tiempo que a pasado ya no es del mismo color, como que se marchita, se acaba, y no quisiera que un día dejara de existir. Robaría de ese infinito las nubes, no todas, solo un poco, para hacer con ellas un arbolito que adornase mi cuarto y poderlo contemplar diariamente, y sobre todo robaría esa esencia que tiene el aire y hace hablar las cosas, por que es un ser invisible, y quien lo alcanza a ver se da cuenta que es de forma extraña, mística y de emoción alegre. Cuando no se siente, no es por que este triste, por que llore, no, no es eso. Es que esta dormido, como juega mucho se cansa y no se vuelve a saber de él hasta que despierta.