Las olas golpeaban la roca, la acariciaban, la palpaban. Bajo el brillante sol, esa roca, en medio del basto ocèano, era unica y eterna. El agua parecìa adorarla, por su perfecciòn, pero sobre ella, yacia el ser mas hermoso visto sobre la Tierra, desde los tiempos de la creaciòn. Era una sirena, de cabellos de un hermoso azul marino, y una cola de pez, de un bello color verde que brillaba. Con su cuerpo al descubierto, el ser observaba los horizontes en busca de aquel ser mas extraño, segùn ella: El Hombre de Tierra. ¿Cuàntas veces lo viò? No muchas. Pero su amor por aquèl ser era impresionante. Muchas tardes y noches lo esperò, pero el nunca aparecìa. Y, lo que mas lamentaba, era que cuando pasaba, intentaba alejarse lo mas que podia de ella... Pero, ¿porquè? ¿Què hacia que el hombre de tierra la rechazara de esa forma?
Pasaron horas. ¿Siglos o milenios?
La noche cayò sobre alta mar, y poco a poco espesos nubarrones inundaron el lugar. El agua empezo a sacudirse de forma poderosa, pero sin tocar a la sirena, que continuaba en el mismo lugar. Parecìa que el mar la repetara, como si fuera una diosa. Entonces divisò aquel barco, a lo lejos, que luchaba contra las inmensas olas. Y cantò. Era el Hombre de Tierra!! Canto como nunca, halzando su voz al viento, imnotizando quien la escuchara, era la melodia mas hermosa jamas escuchada sobre la Tierra.
El Hombre de Tierra la escuchò. Todos los que estaban con el se taparon los oidos,porque decian que una vez que una sirena te atrapara con su canto, te devoraba vivo bajo las olas, comiendo cada parte de tus entrañas. Pero aquèl hombre no resistiò, y escucho el canto de la sirena, y se encantò, y las olas lo boltearon. No pudo resistirse, y callò al mar...
La Sirena lo viò descender al vacìo, y al instante se largò a las profundidades del ocèano.
El Hombre de Tierra pudo verla salir de la roca y entrar en el agua, segundos antes que èl mismo callera en el mar.
La sirena lo tomò en sus brazos, y lo llevò a una cueva oculta bajo el mar. Se metiò en ella, y lo colocò sobre una roca. En aquel lugar, el agua no llegaba, y se respiraba aire puro.
No tuvo nocion del tiempo, abriò los ojos suavemente, la viò; sentada sobre su cola,
en aquella roca. Rapidamente se incorporò, el no creìa que las sirenas devoraràn gente, creìa que era una estupidez.Aquella chica, con su cola de pez, era lo mas hermoso que hubiera visto nunca. Y entonces intento tocarla, le dijo:
-Que hermosa eeres.
Ella no repondiò. Sus ojos de mar lo oservaron en silencio. El suspirò, extendiò su brazo y toco la piel mas suave del mundo. Pero estaba dèbil y se desvaneciò.
Despertò en la orilla de una playa, entre arena y mar. Tosiò, y luego mirò a su espalda, el extendo océano: vacìo. Pensò si habrìa sido un sueño lo de la sirena, porque si lo era, fue el mas hermoso de sus sueños. Suspirò. Desde aquel dia, veria distinto al mar.Si, no cabia duda.
Caminó, desilusionado, por no volver a ver a aquel Ser Maravilloso. Se perdiò entre las dunas de la playa, caminando muy lentamente.
Tras èl, ella lo observò irse. Suspirò de amor, y luego de mirar por ùltima vez la playa vacia, se undiò en las profundidades del ocèano... Al fin y al cabo, ella era una Sirena, y èl un Hombre. Ella de mar, èl de Tierra.