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Categoría: Terror

Dentro del pudridero

... Así que esto es la muerte en vida... No, desde luego que no imaginaba que pudiera ser algo tan basto, zafio, tan soez... y apestoso... Muchas veces, durante mi carrera como detective, he tenido que investigar historias extrañas, que lindaban con lo satánico, con viejas religiones y dioses exigentes, pero nada de lo que he averiguado me podía preparar para esto... Pero mejor, volvamos al comienzo...


Viernes 22 de octubre de 2010, estoy sola en mi despacho, alquilado por un puñado de euros en la Torre Picasso, gracias a una serie de favores "silenciosos" que he realizado a unos cuantos clientes importantes, para ocultar, entre otras cosas, el asesinato de una prostituta en una de las orgías celebradas por el equipo de fútbol de mayor importancia de la ciudad... Partiendo del principio de que "si no hay cadáver, no hay delito", lo solucioné todo con un par de llamadas, falsificando una declaración de últimas voluntades y donando el cuerpo de la desafortunada "para el progreso de la ciencia" y un informe falsificado de la autopsia, indicando "muerte natural", cuando tenía unos hematomas sospechosos en el cuello... Creo que todavía debe quedar algún resto suyo en la Facultad de Medicina, aunque hayan pasado tantos meses...


Soy una trabajadora eficaz, incansable, con buenos contactos en los bajos y en los altos fondos... y curiosamente, el caso que me está costando la vida, venía de las más altas cúpulas de la sociedad española (tan altas, que ni siquiera me atrevo a recordar en voz alta el nombre de los implicados), y además involucraba a menores... y magia negra... Nunca me han gustado los contratos que suponen relacionarme con otras culturas tan antiguas, como los chamanes, los brujos australianos, o los de Haití... ni intervenir cuando se han producido delitos de sangre... 


Pero, como mi reputación como encubridora me precede, aquella tarde de viernes al acudir al "punto caliente"... Aparco mi furgoneta alquilada delante de la nave, y antes de entrar, me cambio en la parte trasera, poniéndome un holgado mono de pintor y botas de pocero... Eran dos adolescentes, varones, casi decapitados, y otros muchos cortes en diversas partes del cuerpo, en medio de un pentagrama trazado con sangre en el suelo de una nave industrial. Al principio, no iba a ser más que una orgía entre amigos... Concretamente entre un grupo de respetables "padres de la patria" y los dos menores, emulando quizás lo sucedido con las tristemente famosas Miriam, Toñi y Desirée, las "niñas de Alcasser", pero en versión gay... Sin embargo, con las drogas, la bebida, el "ambiente" se fue calentando... y les apeteció hacer algo distinto: divertirse un poco a costa de los conocimientos de un mendigo que rondaba por el polígono, con fama de poseer extraños poderes, como por ejemplo, invocar a los demonios, o convertir a una persona en un muerto viviente... A cambio de una fuerte cantidad de alcohol, y otra de dinero, el hechicero realizó un conjuro, durante el cual arrebató la vida a los menores...


Ni lo sé, ni me lo han contado, el tipo de actividades que se desarrollaron antes, durante y después de la ceremonia, mi única preocupación es encontrar la mejor manera de deshacerme de los cuerpos... Hay una enorme cantidad de sangre por todas partes... por lo que decido utilizar directamente una de las mangueras anti-incendios, y con ella borro todas las huellas, incluyendo por supuesto el pentagrama y todas las inscripciones que han realizado durante la ceremonia... Me detengo brevemente junto a los cuerpos, no deben tener más de doce o trece años... Seguramente dentro de unas horas, habrá una familia que se preocupará por ellos, por su paradero, que no entenderá por qué tardan tanto tiempo en volver a casa... Y que pondrán sus fotos en carteles, con los que llenarán el barrio... Y acudirán a los programas de televisión, pidiendo ayuda...


Pero, realmente, ese no es mi problema... Yo me limito a realizar un trabajo, y a cobrar, francamente bien, por los servicios prestados... Por eso, cuando el suelo ya está limpio a manguerazos, y el aliviadero que se encuentra en la esquina ha engullido toda el agua ensangrentada, me dedico a los cuerpos... Por las huellas, los enrojecimientos en la zona anal y las magulladuras en la cara y los brazos, es evidente que ha sido "algo más" que una simple orgía entre amigos (los colchones aparecen contra la pared, pero no tienen manchas de sangre, así que me olvido de ellos: los propios yonquis de la zona se encargarán de darles un buen uso...), y que se ha ejercido una violencia feroz sobre los chicos... Aunque no es algo que me concierna, saco un par de fotos de los cadáveres, antes de meterlos en dos bolsas de plástico de comunidad, y en dos cubos de basura con ruedas que he sacado de mi furgoneta... Con mi cuchillo de monte, termino de desprender las cabezas, pues son incómodas de manipular... Cuando reviso la nave, compruebo que no he dejado ninguna prueba que pueda incriminarme... como siempre, todo perfecto...


"Pobres chicos, casi me dan lástima..." es lo que pienso mientras atravieso Madrid hacia otra nave abandonada, que alquilé hace ya varios años al grupo de yonquis que viven al lado... Bajo los cubos de la furgoneta, usando la pequeña rampa que hice fabricar a medida, y los llevo al sótano de la nave... En el fondo, soy una incurable romántica: nada mejor que una fosa anónima, en los cimientos de una propiedad que jamás se venderá... Tengo incluso una pequeña retro-excavadora, con la que voy excavando las tumbas... y abundantes provisiones de cal viva y de cemento... En poco más de dos horas desde que recibí la llamada, el trabajo está terminado... O al menos, es lo que yo creía...


Una semana después, las fotos de los dos adolescentes empapelan muchas farolas y calles de la ciudad... Resulta que uno de ellos, el rubito, era un "don nadie", de clase media... Pero el otro, el moreno, el más aniñado de los dos, era el hijo del embajador de una de las repúblicas bálticas, de esas cuyo nombre es imposible acordarse, porque todas suenan igual... Y su familia, vinculada al ex-dictador y actual presidente electo, estaba muy enfadada... y plenamente dispuesta a encontrar a su "querido hijo"... o, en todo caso, sus restos... al mismo tiempo que deseosos de vengarse, contra aquellas personas que participaron o encubrieron su muerte... Al oír esta parte, se me atragantaron las palomitas que estaba comiendo tranquilamente en mi despacho, mientras veía el telediario...


Dos días después, salió en la portada de todos los periódicos el misterioso hallazgo de un importante personaje de la noche madrileña, en el maletero de su coche, con un tiro en el corazón y otro en la frente, y con la boca llena de plumas de gallo negro... Dos noches después, otro personaje fue hallado en su jacuzzi, con un muñeco hinchable de único acompañante, y con la garganta llena de plumas de gallo negro... Otras cuatro personas, que por una indiscreción de mi "patrocinador" yo sabía que habían participado activamente en la fatal orgía, murieron todas ellas de manera misteriosa... En principio, de todas aquellas personas involucradas, yo era la única que seguía con vida...


Supongo que mi confesión, a los desolados padres de Chemeievo, no les sirvió de mucho... Especialmente cuando abrieron la tumba, y comprobaron que su "querido hijito" había sido decapitado, lo que según sus creencias, le impediría entrar en el cielo... Y tampoco les entusiasmó que yo hubiera sido la persona que terminó de cortarle la cabeza, para que cupiera mejor en el cubo de basura... De todas formas, no mostraron su indignación, puesto que su raza es más bien de los que esperan a que pase el tiempo, y que el enemigo se confíe, para actuar...


Siempre me han gustado los bombones de chocolate, rellenos de licor o de crema de café... Y afortunadamente, mi pasión por el sexo y mi físico espectacular siempre se han visto recompensadas con una pléyade de amantes, a cual más rico y atento... Y por eso, no sospeché cuando un "mensajero" me entregó en mi despacho una caja de mis bombones favoritos, el día de San Valentín, "de parte de tu amante favorito"... No sé, quizás me habré comido dos o tres... antes de empezar a sentirme mal...


Todo el resto, es una nube de imágenes inconexas... Me han desnudado por completo, ni siquiera el tanga se ha salvado, y luego han quemado mi ropa... Me han obligado a beber un extraño fluido, que olía francamente mal... y sabía peor... Han sacrificado un gallo negro entre mis pechos, y me han regado con su sangre, mientras pronunciaban lo que supongo que eran conjuros o maldiciones... Luego me han vuelto a obligar a beber otro líquido nauseabundo, y me han insertado dos cánulas en la nariz, para soplarme dentro un extraño polvo... Y luego, me han llenado la boca y la vagina de plumas de gallo negro... Todo esto, por supuesto, lo he ido viendo de manera inconexa, como si estuviera en uno de esos episodios de realidad alterada que trata el doctor House... salvo que era real...


Quizás pensaba que, al haberles llevado "voluntariamente" a mi nave, donde estaba enterrado su hijito, me perdonarían mi participación en el asunto... Pero, evidentemente, no ha sucedido de aquella manera... Alguien, un hechicero o un brujo, se ha encargado de todas aquellas personas que estuvieron en la orgía... para simular la muerte... Y, sin embargo, están todos aquí, conmigo, en este gran sótano que es un poco más grande que mi apartamento, estamos todos... Completamente desnudos... y completamente inmóviles, medio reclinados en lo que parece un gran embudo de escasa profundidad... Tenemos una especie de soporte en los pies, que evita que nos caigamos, y nos han puesto una soga al cuello... De esa manera, podemos vernos perfectamente los unos a los otros... 


Que patéticos parecemos ahora todos nosotros, sobre todo ellos, los "grandes hombres"... con sus cositas ridículas y arrugadas, con sus michelines y sus dobles papadas... Desnudos, con el cuerpo pudriéndose lentamente por fuera y por dentro... Pero lo bastante vivos para sentir el dolor... para percibir el hedor de nuestra propia carne y sangre descomponiéndose... y darnos cuenta de que tal vez, hasta que no se nos termine de morir el cerebro, mientras que siga quedando una partícula en nuestro organismo que no haya sido devorada por los insectos o los variados animalillos que pululan por este lugar, seguiremos viéndolo todo... reflejándonos en el estado de nuestros compañeros... para averiguar el nuestro... Y por supuesto, conscientes... en todo momento...

Datos del Cuento
  • Categoría: Terror
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