Estaba cayendo la noche cuando decidió tirar el anzuelo, la carnada para las piezas jóvenes era rápidamente efectiva, pero ella no tenía apuro, la carne joven es tierna pero no tan gustosa como la de los especímenes maduros.
Había encarnado con un buen cangrejo, joven y en estado de desarrollo, con suerte quizá llegaría al pulmón, se instalaría subrepticiamente, y luego... Buena carnada esta, siempre la preferida para los fumadores "de cierta edad".
Sonrió gravemente, (la muerte nunca se ríe de sus víctimas), y salió a recorrer las otras líneas. Estaban todas calmas, eso no le preocupaba porque recién habría movimiento hacia la medianoche cuando los ángeles tutelares se adormecen y los terrores nocturnos hacen de las suyas.
Sintió los primeros tirones en la cuerda y se sentó a tomar un refresco, este tipo de pesca requiere de mucha paciencia y ella la tenía, además del tiempo necesario. A ningún pescador debería faltarle la ginebra y un buen cigarro. Creánme que ella estaba de vuelta como para temerle a sus efectos.
La capa atmosférica no le permitía ver nada hacia abajo pero algo se agitaba en la punta de la línea y tarde o temprano iba a aflojar.
De vez en cuando un tirón de su parte era correspondido con fuerte resistencia, sabía que por unos momentos se iban a prender de la cuerda desde los familiares, los amigos, los médicos y hasta los sacerdotes, pero la pulsión la controlaba ella y ya llevaba milenios en su tarea. No tenía competencia.
Hubo instantes de agitación cuando en una de esas pruebas cotidianas quizo extraerlo, pero el hospital, aparentemente de alta complejidad era un magnífico rival e hicieron ingentes esfuerzos por mantenerlo con vida.
Una mañana vio que la línea estaba muy quieta, ya no vibraba como en días anteriores, decidió que era tiempo de extraer la presa, jaló con cautela y al no hallar casi resistencia entendió que estaba entregado. Lo subió lentamente, al llegar a la superficie asomó una cabeza de un buen tamaño, las ondas expansivas dejaron subir lamentos desde lo profundo; -Luis no te mueras, Luis!! - seguido de -papá, papá!.- y otros lamentos.
Dispuso una cacerola para macerarlo durante toda la noche en finas hierbas y al otro día prepararlo con salsa de limón. Se fue a ver las líneas de muerte súbita de la maternidad, porque ahora si necesitaría una buena provisión de tiernas orejitas para acompañar al plato principal.
Luego irá a ver las otras líneas en donde tiene en espera algunos familiares de este Luis, con el íntimo deseo de que su hermana Agonía no los haga adelgazar en demasía.
Un poco tétrico,pero al fin,la muerte siempre está ahí.le pondría un poquito más de seducción a la pesca,como un dejo de que ¨te quiero..pero no ¨.Suerte