A comienzos del siglo veintiuno, así porque estaban aburridos y con una computadora a mano, el destino los unió como a tantos otros. Nada cambia la vida, ni la modernidad ni la distancia.
Antes eran las tías y amigas de las familias quienes se encargaban de que los jóvenes se encontraran al azahar en el club o en alguna reunión mas o menos importante, o en algún baile de presentación en sociedad.
Pero en la actualidad, no importa ya encontrarse siendo jóvenes, lo que importa es encontrarse y transformar ese tiempo del encuentro en algo que sea grato y feliz para ambos.
Así fue como en una nochecita para ella, apareció él diciendo que quería dialogar con alguna chica que estuviera sin hacer nada en ese momento, junto a ese mensaje, tan sencillo en medio de una sala de chat, había una rosa virtual.
Ella lo leyó, y como en realidad, la tarde era lo mas aburrido que podía haberle sucedido ese día, contestó al mensaje, simplemente con esta frase” yo acepto esa flor, porque es bellísima, y la charla también la podemos tener, no existe ningún problema por eso”, los mensajes continuaron y ese sobrenombre que leía se continuaba en su mente sin darse cuenta que llevaban hablando un tiempo bastante prolongado y que aún no sabían siquiera sus nombres reales, ni los lugares donde vivían.
Cuando se dieron cuenta de la distancia que los separaba, ella dijo medio en broma, medio en serio,” bueno hasta acá llegamos porque los 10.000 km que nos separan, de verdad lo hacen, no son distancias para recorrer todos los días, así que si no te molesta, dejemos toda nuestra conversación acá, en una linda tarde que se animó un poco y salió del aburrimiento letal que venía teniendo”. El sin dudarlo contestó: no creo que eso sea un impedimento para una linda amistad.
La cosa siguió a nivel de sonrisa y de mails, y conversaciones por las tardes a través de los mensajes instantáneos y cada vez que ella conversaba con él, el seguía regalándole una flor y alguna que otra galantería.
Así supo ella que era moreno y que tenía ojos negros, los que a ella tanto le gustaban y además era dulce y alegre y le gustaban esos sueños locos que ella proponía cuando estaba cansada y aburrida de la rutina y se reian y divertían como si fuesen niños o adolescentes en planes de seducción.
El siempre le recordaba que estaba enloquecido con sus ojos verdes, que eran su mas loca fantasía, que le gustaba muchísimo su forma de ser tan directa, tan amplia en su pensamiento.
Se encontraban todas las tardes, conversaban de las cosas mas insólitas, desde contarse como estaba el clima en cada una de las ciudades donde vivían, hasta la ropa que usaban, sus estados emocionales, su situación familiar, sabían que ambos eran casados, cada uno tenía una hija, a la que querían, tenían un matrimonio de unos cuantos años en su haber, pero tenían muchas mas cosas que los unían.
Se dieron cuenta que los unía la gastronomía, los inmensos deseos de conocerse, pasaron a ser deseos de estar juntos, los fines de semana eran época de extrañarse y hasta llegaron a ser algunas veces, días de encuentros al pasar.
Se habían acostumbrado a que al menos se cruzaban un saludo diario, un simple hola como va tu día? Era suficiente para que alguno de los dos le contara al otro las cosas diarias que había vivido en el transcurso de las horas.
Los diálogos se sucedieron durante mucho tiempo desde aquella tarde y junto a ellos siguieron los mails, ella era menos reservada y mas propensa a explicar sus sentimientos....él era un muchacho educadísimo que no se pasaba ni un ápice de los cánones de educación.
Bromas, sonrisas, saludos, rosas, hasta que un día algo hizo click. Ella leyó un: tu me gustas, lo interpretó de la forma mas sencilla, como una lisonja y contestó, tu también.
Los significados propios de cada lugar, la semántica hicieron el resto, el supuso que ella había comprendido el paso dado hacia una mayor intimidad. Ella pensó que quizas ahora tendría una mayor familiaridad en el trato y continuó como siempre, con su forma de despedirse: bye bye y un besito.
Continuaron las charlas y si, había mas intimidad, la frase que la dejó quieta mirando el monitor fue un : t u m e e n c a n t a s.......acompañado de un diminuto: te deseo.
Todo cambió, de a poco todo cambio, las citas diarias se transformaron en necesidades diarias de afecto de los dos....las bromas respecto de la distancia fueron dolores por la distancia y el darse cuenta que había más cosas que podían unirlos en lugar de separarlos se encargaba de mantenerlos esperanzados en un futuro conjunto.
Amor de lejos...amor de pendejos, así reza un refrán.....ella mentalmente se lo repetía cada vez que haciendo las cosas, cumpliendo su rutina diaria se acordaba de él.
El sembraba día a día la esperanza en su corazón, siempre le decía que nada era imposible. Ella comenzó a creerlo cuando una tarde escuchó su voz por telefono, era exacta para los oidos de ella, dulce suave con ese dejo bien varonil en su timbre que a ella siempre le había gustado, se sentía abrazada por las palabras de él y esa sensación era tan placentera, tan única que hubiera deseado repetirla a diario.
Esa atracción virtual crecia, se agigantaba día a día, sentía ella intimamente como cuando siendo adolescente esperaba al chico que le gustaba, escribirse con el mensajes era su único momento de alegría en el día, despedirse era igual que estando de novia, largo período de dolor y necesidad siempre de algo mas.
Mutuamente se plantearon las preguntas mas dificiles, el porque llegaron a esto, la situacion con sus repectivas parejas, sus deseos.
El detonante fue:escapateeeeeeeeee escrito asi por parte de el.
La llevo a confesar su realidad, a aceptar frente a el que estaba enamorada, que sufria al no tenerlo, que si estuvieran cerca lucharia de todas formas por su amor hacia el, que sabía que el era un imposible y que solo podía tenerlo alli en la realidad de internet, pues en el mundo real creía que nunca lo lograría.
El solo atinó a un: porque no? Te vendrías aca?
Simplemente contesto, dejaría todo por ti, no lo entiendes verdad, estoy enamorada de tí......
El simplemente dejó una frase escrita: todo es posible, en quince días estoy buscandote, me das permiso para raptarte???
Mientras te leo, Andrea, siento gran desasosiego, mi corazón arde como tea, y noto perdí mi sosiego. ("Simplemente enamorados" de Andrea May)