Un hombre recorría tranquilamente la ciudad, la misma en la cual había vivido por más de treinta años, sin embargo parecía un extraño, observaba con asombro cada detalle. Mientras más observaba más parecía ser un turista de aquella bulliciosa ciudad que mostraba sus encantos a propios y extraños.
Mientras aquel hombre seguía en su recorrido, pasaban por su mente una gama de preguntas, a las cuales lastimosamente no les encontraba respuesta alguna.
Que habrá pasado con la joyería que quedaba en este lugar?
Porqué habrán puesto una refresquería donde quedaba la zapatería ?
Y este Instituto Educativo, desde cuándo está funcionando??
Pero bueno, y que pasó con la venta de revistas??
Y el edificio de Cristales, ¿Por qué lo habrán desocupado??
Y así, una y otra pregunta iba surgiendo, mientras el hombre seguía caminando por las calles de la ciudad, y sólo pudo encontrar las respuestas a sus interrogantes al llegar al taller donde reparaban su vehículo. Sí, el recorrer la ciudad día tras día, dentro de un vehículo tras los oscuros cristales, le habían negado los pequeños cambios cotidianos que había sufrido su ciudad y que hoy, después de algunos meses, ó años tal vez, fueron tardíamente extrañados.
breve pero claro en su objetivo, me hubiera gustado verlo algo mas trabajado, aborda ligeramente la privacidad q nos priva.