Hace un tiempo, cuando note que las cosas ya no eran de desayunos encantados e islas maravillosas, de cartas de amor con promesas infinitas, me conecte con mi médico y lo enloquecí para que me deje ir al cirujano plástico que me recomendó.
No se si el recuerdo te acompañe, estabas muy distraído en esa época.
Quizá con algún detalle lo revivas.
Mariana me acompañaba, tanto era el alboroto que me cargaba con Conta, (mi médico)
Claro, cuando me autorizo el examen me vio desnuda. Estaba presente cuando el cirujano plástico amigo suyo hizo su diagnóstico.
_“Un poco de senos, un poco de panza y un toque en la cara para borrar los rayones que se produjeron con el adelgazamiento”. Había que levantar de nuevo los cachetes, también pensó en rellenar _ya que estaba_ con grasa de mi panza, la huella de expresión de mi frente y así dejaría de parecer una cicatriz
Se conecto con el cardiólogo y me autorizaron a hacer ejercicios una ves al mes, (ni te diste cuenta de eso), ya no tengo taquicardia y tomo menos medicación para la mío cardiopatía, debía solamente cuidarme del estrés y la mala sangre.
Todo para no perderte, pensé que algún día me dirías que estabas listo y me pedirías que tratáramos de vivir juntos. O sea imagine que me pedirías que fuera tu esposa.
Todo le conté a mi médico y por eso, estaba ayudándome a lograr mis objetivos, que aunque no inmediatos, serian para los primeros meses del año 2006.
También me ofreció que fuera a dar charlas sobre mi situación a una institución que agrupa a personas como yo, incluso médicos.
Me negué a eso, no puedo pensar que esos afectados sean iguales a mí.
Con los meses, mi preocupación se acentuó y me volví mas triste y mas insistidora en mis correos y en mis palabras, “Sho te amo” “Yo toy namodada de ute, lo amo” “Te amo Marceloooooo” “Hola Cuchi de mi corazón, te amo” Te amo” en infinitas frases era lo que mas podía repetirte para que me esperes, para que me veas de nuevo. No lo logre, te ahogue. Seguí viendo como te escapabas de mi, menos caricias, casi ni un beso, ya no me explorabas, ya no me recorrías, me hacías el amor como con bronca, te comenzaste a cuidar de hacerlo sin profilácticos, el correo no te traía mas cada mañana, no desayunábamos ni caminábamos por la isla.
El encanto no existía más. Pensé en contarte todo y me dio vergüenza.
Te mudaste y recobre mis esperanzas. Pero me apartaste en ese momento muy bruscamente, como rengando de mi presencia. Entonces explote y te obligue a hablar. Sabiendo lo que ya se sabía, te escuche. Había otra, no pensé que otras.
Pensé que una era la causante, tampoco imaginé que te habías enamorado tanto, al extremo de cruzar el mar caminando por ella y por su amor, como lo hacías conmigo cuando me enfermaba a punto de morir y decías amarme mas que a tu vida.
Ahora fluctúo entre que voy o no voy a hacerme todo, hoy quiero, mañana lloro.
Esa es mi triste verdad. No pude salvar el amor que me movía a hacer todo esto.
Por eso en mi casa están tan mal, no les entra que no me vieras haciendo el esfuerzo por darte lo que pedías a gritos.
Ahora, háblame de perdones y boludeces, ¿para que?
Lamento tanto amarte de esta manera.
Eras mi última ficha positiva.
Te amo.
Silvia
La Plata, 15 de Noviembre de 2005.
Relato rescatado de los archivos de mi madre, encontrados en una carpeta llamada “Cartas de amor de mamá para Marcelo”. En el viejo ordenador de mi abuela.
Mi abuela Amanda, ya no recuerda muy bien, solo repite, “Marcelo se tiene que dar cuenta, mamá y el tienen que encontrarse.”_ Sus ciento ocho años comienzan a pesarle…_
Sibelu
Paseo Lunar, 15 de noviembre de 2095.