Amigo hoy te he echado en falta, no sé qué viento traía la mañana, no sé qué olor pudo meterse en mi nariz, no entiendo si algún pájaro lejano entre sus sones tarareó tu nombre o si una nube esponjosa me acercó una forma parecida a tu cuerpo, a tu rostro, a tu sonrisa, solo sé que algo no concreto me hizo recordarte. No sé qué lágrima me trajo tu nombre, o qué sonrisa tuya pudo despertar en mis labios; en realidad no sé nada. Solo sé que he soñado toda la noche con que te echaba en falta... y quería abrazarte y decirte y contarte tantas cosas, pedirte tantos minutos para que entendieras algo... quería explicar tanto inexplicable que al final, solo me he mantenido callada el tiempo que ha durado todo el sueño, solo acostada a tu lado, solo dormida, los dos en silencio, tú escuchando en mis latidos todo lo que no podía decir...tan solo me abrazabas, todo era calma.

Y al despertar como si estuviera aún en el sueño he querido abrazarte muy fuerte y con voz ausente te he dicho: mi bella personita del alma... cuánto te echo de menos... pero mis manos han chocado con la fría realidad de una almohada, suave pero almohada y mi voz ha retumbado en mi cabeza en soledad al comprender que solo estaba soñando, entonces abriendo los ojos solamente he sonreido y me he dicho: buenos días, ha sido bonito soñar que me abrazabas.

Luego me he desperezado, descuidamente al estirar mis manos sobre las sábanas he notado algo... extraño, mi mano derecha lo ha palpado con más cuidado, tenía una suavidad francamente extraordinaria, sin saber qué era me he incorporado, he mirado, me he quedado atónita. Sobre las sábanas, con delicada blancura estaba posada una pluma, ¡una pluma blanca!.

Sin decir más he sonreido la he cogido en mi mano y tras mirarla unos minutos, realmente pequeña pero muy bonita, he mirado a mi ventana: he de cerrar la terraza esta noche, me he dicho con tranquilidad, debe haber sido un pájaro mañanero haciendo acrobacias. Después he sonreido sabiendo que mi forma de justificarlo es de nuevo mi forma de decir no sé qué ha sido, pero pensándolo así me siento más tranquila.

Luego me he levantado y he colocado la pluma en un caja que tengo con todas esas cosas tan especiales que desde hace mucho tiempo siempre llegan a mi vida, esa misma caja en la que aún estás tú, todo recogidito y plegado, ocupando poco espacio, he depositado mi pluma contenta y me he vuelto a la cama.

No he pensado más, no hacía falta, de sobra sé de qué forma la vida trata siempre de decirme las cosas, siempre con su particular guiño de magia. Pero esta vez ha sido bonito el detalle, mientras volvía a quedarme dormida he pensado que esa pluma era un beso que soltaste desde tu ventana y subió al cielo, que recorriendo distancias buscó mi casa y se alojó en mi cama, ha dormido conmigo toda la noche y al despertar... como si fueras tú, me tocaba, me saludaba, haciendo realidad mi sueño de sentirme abrazada y todo estaba bien, estaba bien lo que yo soñaba.

Al levantarme ahora, he vuelto a mirar la pluma, y he sonreido, esta vez bien despierta y más consciente de mi sonrisa, no es de ningún ave, es tan solo la pieza de adorno de un bolso que tengo, una pieza que había perdido hace mucho tiempo y que no encontraba, se desprendió de un engarce, la busqué y al no encontrarla creí haberla perdido en la calle... ignoro la forma en cómo ha ido a parar a mis sábanas, ignoro porqué recogiendo todos los días la cama ha sido hoy cuando la he encontrado, pero me quedo con algo bonito y nada más tengo que pensar: qué lindo es que lleguen las magias a mi vida, que lindo es que se confabulen los cielos y dejen posada en mis sábanas algo tan suave y delicado... tan solo porque te eche tanto en falta...

Cayó de algún cielo una pluma blanca, tocó mis dedos, me hizo cosquillas, me hizo sonreir... me regaló magia.
¿fue un beso tuyo?
Gracias!