Era una mañana húmeda y fría, las grandes nubes formaban cúmulos grises, los frondosos árboles se balanceaban con el zumbido de la brisa.
En la calle Principal de Málaga, se hallaba una zapatería con una gran vidriera donde se observaban unos zapaticos y boticas coloridas y llamaban bastante la atención. En un rincón cerca de la puerta, se encontraba sentada una tierna y linda Chancletica, aunque su cara reflejaba una gran tristeza y una mirada ausente del lugar.
De pronto se le apareció un pie viejo y enfermo. Sus ojitos quedaron paralizados y empezó a temblar; le recordó el mismo pie que meses atrás había golpeado a su madre. "Si fue el mismo", dijo.
Cuando quiso buscarlo ya había desaparecido.
Todo los recuerdo de aquella tarde vinieron a su mente, cuando fue agredida su madre por ese pie malvado.
Su corazón no aguantó tanto dolor y sus ojitos nublados se desbordaron en llanto.
De pronto se escucharon unos pasos acercándose hasta donde ella estaba. Una niña tierna conmovida por aquella escena la levantó con sus delicadas manos y la estrechó dentro de su pecho, apretándola como si fuera a absorberla; secó sus lagrimas y comienza a consolarla diciendole: cálmate amiguita, ya todo pasó, no llores más te protegeré, nunca más estarás sola, seré tu hermana, y empieza a arrullarla y a besarla con dulces melodías, y le dice: "vamos a casa ¡quieres!".
Chancletica respondió muy risueña. Si.¡hurra! ¡hurra! Tengo familia, mamita donde quieras que estés sonríe y sé feliz.
Aquel encuentro sería el bálsamo que curaría su tristeza, que por mucho tiempo la tenía envuelta.
Se dió un gran estirón, ha, abrió los ojos recorriendo el lugar, pero estaba sola, no vio a la niña por ningún lado, la tristeza se apodera de su corazón y estremece su cuerpecito y llorando preguntaba:
¿Que pasó? ¿Dónde estás amiguita? Buscó y buscó por todas partes; pero la niña no apareció. Dándose cuenta que fue un sueño, pero a pesar de todo seguía buscando, no se daba por vencida.
De pronto siente una fuerza que la impulsa a voltear; sus amiguitas comienzan a rodearla con dulces cantos la empiezan a consolar, de pronto se sintió mojada ¡ay! como que me hice ¡pis!. Las demás chancleticas le dicen: tranquila estamos contigo en la linda tienda de "Pepe", "donde todo es amor y paz".
Una puerta se abre, y entra una bella niña con su carita angelical, No podía creer lo que sus ojitos miraban y muy emocionada exclama "Es mí mamita" ¡si! "Es mí mamita", unas lagrimas se asoman, pero esta vez de una gran emoción cuando siente que la niña lentamente se dirige hacia ella, diciendo: "Estas son las que quiero y me las llevo", las colocó en sus pies y se fueron saltando y cantando.
A los hombres mayores, les gusta las "chancleticas"