Buenos Aires. Ciudad capital. Cuantioso tránsito. Tres de la tarde. Sol ardiente. Días inmensamente calurosos. Semáforos en funesto estado. Demasiada gente. Demasiadas quejas. Una avenida. Un enorme edificio. Suelo número siete. Departamento “b”. Una señora alarmada, cansada. Alta. Altamente alarmada y cansada. Un nene gordito, vello corto, raya al centro. Camisa a rayas. A su lado, un perro de raza. Cabeza, razonablemente larga. Largo. Torpe. Cobrizo. La puerta, cobriza, abierta. Las escaleras, transitadas, temblorosas. El perro, adelante. El nene, atrás. La puerta, estropeada, abierta. Las calles, transitadas, apuradas. El perro, apurado. El nene, a la zaga. A continuación, nubes. A continuación, lluvia torrencial. Cortes de luz. Oscuridad. Insultos y resbalones varios. Desesperación general. Árboles divididos al centro. Arbustos estropeados. Ropa bañada. Vidrios regados. Suciedad. Sociedad. Saciedad. Persianas bajas, negocios cerrados. Un auto, grande, rojo. Un conductor borracho. Acompañantes tres. Todos alegres. Choque fatal. A continuación, un desprendimiento, un rasante vuelo. El perro, sin cabeza. El nene, sin consuelo.
Extraño escrito, pero sorprende, es original, llega, enlaza y suelta las palabras, al final sin darse uno cuenta se termina la historia y no se concebía como tal... ha sido bonito leerlo. Tienes un puntito de ironía además que resulta muy... urbano, je, je. Mis felicitaciones y escriba mása así, vale?