ya era pasado la media noche cuando el sonido de unos pasos encima de mi cuarto me despertaron. me levanté pero no encendí las luces. miré por la ventana, todo estaba negro. me puse un sobretodo y salí afuera de mi cuarto, y subí al piso siguiente. había un cuarto, pero las luces estaban apagadas. toqué la puerta, nada. volví a tocarla, nada. ya estaba por irme cuando la puerta se abrió. era un viejo alto, cubierto por una frazada. ¿qué quiere usted?, preguntó. le expliqué que un ruido me había despertado y presentí que podría ser un accidente. no, no pasa nada en casa, pero, ¿quién es usted?. ¿quién soy yo?, bueno, vivo en el piso de abajo, justo debajo de su piso... ¡ah! allí vive, pero ¿quién es usted?. su vecino, le dije, dándome media vuelta pues sus preguntas inquietaban mi alma, mi salud mental o algo así de subjetivo. bajé las escaleras y en la mitad, me senté en uno de los escalones. me puse a pensar en esa pregunta del viejo del piso de arriba. ¿quién soy yo?. algo mas que un nombre, un apellido, un cúmulo de experiencias, una mancha entre puntillos de carne con sangre, un grito muerto en medio de la noche... no, no, por favor, yo debo de ser algo mas que ese embutido existencial, algo mas pues no creo en la dulzura de la palabra escrita, de esos mensajes sublimes que alimentan la esperanza de la multitud de esclavos perdedores... en fin, hay algo mas de todo, como ese sube y baja del aliento, columpiándome por un lapso de vida. quizá eso soy, una pluma flotando por alientos numerados, contados uno a uno por alguien mas innombrable que yo. en fin, en esa mar de grandes ideas me hallaba cuando sentí que alguien estaba sentado a mi lado, era el anciano del piso superior. ¿qué quiere?, le pregunté. nada, me dijo, tan solo le miro y siento ganas de darle un abrazo, ¿puedo?. no respondí nada, tan solo me incliné hasta poner mi frente sobre su pecho, y lloré como nunca antes en mi vida había llorado. lloré, lloré y que bien me sentía pegado al pecho de aquel extraño. era como estar cerquita de la puerta de toda comprensión, toda claridad que existe en la vida. quizá fue la primera vez en mi vida que podía hallar un descanso, un espacio, un instante en la vida para algo que no sabe qué es...



san isidro, mayo de 2007