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El pájaro flautista

¿Habéis oído hablar del País de la Música? Era un lugar maravilloso habitado por animales y plantas de todas las especies, que cantaban y tocaban sin parar. Cada cual tenía su propio instrumento, colgado siempre del cuello. Nadie se lo quitaba jamás ni siquiera para dormir.

Había un pájaro, el único en todo Pentagrama -pues así se llamaba el país de la música- que tocaba la flauta. A todas las fiestas le llamaban como invitado de honor. Sus "solos" de flauta hacían soñar a la gente. Le llovían las invitaciones y también las cartas de sus admiradores pidiéndole fotografías con su flauta. Daba un concierto tras otro. en fin, era un verdadero genio. 

-Eh amigos, ¿iréis mañana a la actuación  del pájaro flautista? -preguntaba uno.

-¡Qué más quisiera! ¡No he conseguido entradas!

-decía otro.

-Ni yo. Se agotaron hace días. ¡Es una pena!

-Pues yo las cogí de milagro. ¡Y a precio de oro! -comentaba un privilegiado.

Una mañana la suerte del pájaro flautista cambió. Al despertarse, echó en falta su precioso instrumento.

-No lo tengo puesto. ¡Que raro!

Lo buscó por toda la habitación. Pero nada, había desaparecido. Y en cambio encontró una nota que decía así: "Ya no podrás tocar más. Todos se reirán de ti"

Y firmaban: "Los malos  del País".

El pobre pájaro se entristeció muchísimo. 

-¡Oh, me han robado la flauta! Y sin ella no soy nadie. 

Empezaron a temblar sus alitas y también le fallaban sus patitas. ¡Casi se desmayó!

Tras pensar un rato, anunció que estaba acatarrado y que no podría tocar durante una semana por lo menos. Después, mandó llamar en secreto a sus mejores amigos, dos gorriones muy simpáticos, y les contó lo sucedido.

-El asunto tiene miga -opinó uno de ellos.

-Miga de la gorda -añadió el otro.

-Ayudadme a recuperar la flauta -pidió el pájaro.

Después de charlar un rato hicieron un plan. Buscarían la flauta sin descanso. ¡Y  la encontrarían!

Se disfrazaron: un gorrión, de gusano, el otro de flor, y el pájaro flautista de cucaracha.

Se desearon mucha suerte. Luego, se separaron y cada cual se fue por su camino.

El gorrión disfrazado de gusano entró a los conciertos de la temporada. En las actuaciones vigiló a todos los músicos. Ninguno tocaba la flauta, estaba bien seguro. En los ratos libres, registró el teatro de arriba abajo. Pero los días pasaron y no encontro la flauta.

-Ya no buscó más -se dijo al fin-. ¡Estoy harto! Y regresó a casa del pájaro flautista.

El gorrión disfrazado de flor fingió ser reparador de viejos instrumentos musicales. Arreglaba violines, pianos, tambores y armónicas, pero sin dar con la flauta que buscaba. Al fin se cansó.

-¡Ya está bien de trajinar con tanto cacharro! Y volvió a casa de su amigo el flautista.

Mientras, el buen pájaro procuraba hallar una pista que le llevase a encontrar su querida flauta. Sabía que no lo reconocerían con su disfraz de cucaracha muda y sorda. 

Así, con ese truco,pensó ganarse la confianza de todos, pues nadie podía imaginar que era el famoso flautista.

Después de varios días de búsqueda, desanimado por no encontrar su flauta, ya se daba por vencido, cuando.. sorprendió a un topo y a un erizo hablando de forma un tanto sospechosa detrás de unas matas.

-¡Chist! Viene alguien -se alarmó el topo.

-No te preocupes. Es la cucaracha muda y sorda. Podemos seguir hablando -dijo el erizo.

-Pues como te decía -continuó el topo-, creo que es mejor que se la devolvamos.

-De eso nada, estúpido -repuso el erizo.

-Debe de tener un gran disgusto encima el famoso flautista.

-¿Y a mí, qué? -repuso el erizo-. quiero que lo echen del País por no tener su instrumento musical. Como es tan bueno, cuando lo toquemos nosotros en público también seremos famosos.

El pájaro, loco de alegría, fue a contar a sus amigos la interesante charla. Se enteraron de que el topo y el erizo eran músicos de la "Orquesta Principal"

-Dan un concierto dentro de pocos días 

-dijeron los gorriones.

-¿Si? -exclamó el pájaro -.Pues será nuestra gran ocasión. Vosotros buscaréis la flauta en sus casas. Y yo , en el teatro.

Llegó el ansiado día. Mientras el topo y el erizo actuaban, nuestro pájaro revolvió a placer en los camerinos. Justo cuando aquellos terminaban de tocar, vio que algo asomaba en un armario. Apartó con impaciencia la ropa que lo tapaba y....

-¡Mi flauta! -gritó contentísimo.

Se la puso debajo del ala derecha y se iba a ir, pero los ladronzuelos, que ya habían terminado, lo vieron y bloquearon la puerta.

-¡Atrás! -le gritó el erizo, furioso.

El pájaro, con un movimiento rápido de alas se subió a una silla y tocó la flauta con gran energía. La gente, atraído por su bellísima música, llegó enseguida.

-¡Detenerlos! ordenó señalando a los pillos.

El  pájaro explicó lo ocurrido y  los dos ladronzuelos fueron expulsados del País. 

Y todos volvieron a gozar con el sonido maravilloso del pájaro flautista.

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