Hemingway, Amor y Literatura
Valerie Dandby Smith, fue para Hemingway un extraño amor, según ella misma aclara, él nunca le insinuó nada a pesar de su bien conocida fama de galanteador y sus múltiples amoríos; desde que se la arrebatara al Times de Irlanda en aquel pequeño café español ahora desconocido se dedicó a viajar con él junto a Mary, la esposa de Hemingway por toda España; fue participe en el nacimiento de obras inmortales del insigne escritor, éste le pasaba a Valerie trozos de escritos en servilletas de bares y trozos de papel de cualquier tipo y era ella la que se encargaba de acomodar aquellos terribles rompecabezas, más de una vez el genio le desordenaba el trabajo, la regañaba, le servía un generoso vaso de ron y la hacía comenzar de nuevo, pero Valerie no se inmutaba, le había creído cuando en el café antes nombrado el le había dicho que su carrera llevaba el rumbo equivocado, había dado un golpe de timón y no pensaba volver a hacerlo, además disfrutaba a plenitud las noches de farra y tragos a la que Mary y él le habían acostumbrado, Valerie era feliz, y es difícil creer que no haya habido algo entre ellos, yo creí su historia solo cuando ella anunció su matrimonio con el maltrecho Greg, el hijo ignorado ante los círculos literarios por Hemingway, ya que a pesar de su afición a vestirse como mujer, Greg era machista al extremo y no hubiera aceptado a una esposa que antes hubiera rebotado en los brazos de su padre. El comandante en jefe como le llamaba Valerie se retiró a Cuba a escribir, le insistió a Valerie hasta el extremo para que le acompañara, pero ella se resistía, la pequeña rubia de 19 años y ojos verdes sentía el llamado de sus raíces, le acompañó por un tiempo en la finca del autor ayudándole en última obra, más que todo porque el le había amenazado con suicidarse. Valerie partió cuando dio por culminado su trabajo, tan solo para enterarse pocos días después que su amado jefe, amado como ser especial, no como hombre, se había suicidado. Hasta hoy a mi me asalta la duda, ¿sería por amor? Greg y cuatro hijos me dicen una cosa, pero un amor por la obra de este fenómeno de la letra y su celebre frase “Ya no sale” antes de suicidarse me hacen dudar sobre una verdad que partió para siempre con el autor.