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Categoría: Bélicos

La división azul: 10 - Febrero - 1943

Oigo disparos. Escucho cómo las balas impactan a la otra parte del escondrijo en donde me hallo. Mis compañeros se encuentran conmigo, nos hemos encontrado en la misma situación, y ahora es cuando nos tenemos que presentar los tres ante el peligro. Pero el peligro es muy grande. Tengo miedo a salir del escondite para contraatacar. Miro a mi derecha, y veo que mi compañero intenta hacer lo mismo, pero no lo consigue. Las balas que nos tiran son numerosas, hasta tal punto que no nos podemos ni siquiera cambiar de postura. El frío se cala por todos mis huesos, y lo único que puedo hacer es mantenerme en mi posición, ocupando entre los tres el menor espacio posible, para estar más protegidos del peligro, para estar más protegidos del frío.
Siento algo húmedo en el interior de mi ropa. No sé lo que es. Supongo que será algo de sangre, supongo que es algo de orina. Estoy muerto de miedo, y lo peor de todo es que estamos solos. Lo mejor sería morir antes que quedar malherido y estar sufriendo el resto de mi vida. No, tengo que sobrevivir al ataque, he de sobrevivir por ELLA. Me espera, más allá de éstas tierras, pero me espera. Tengo que sobrevivir como sea.
-¡Atacad!
Nos dispersamos. En realidad mis compañeros comienzan a disparar por los costados de la trinchera. Mi cuerpo asoma por encima, y empiezo a disparar a todo objeto que me parece sospechoso... pero no sirve de nada. Disparo, escondido a veces, otras al descubierto. Ninguna bala me golpea, y eso me extraña más todavía. Siento dolor en las heridas. Mejor, significa que aún estoy vivo. Escucho cómo mis compañeros disparan con furia. No quiero observar cómo disparan, siento pánico el morir por culpa de un descuido. Tengo miedo a...
Dolor, mucho dolor. Algo ha estallado en nuestro lado. El impulso ha hecho que vuelva a la retaguardia, preso del pánico. Momentáneamente mis ojos se han cerrado. Se ha metido tierra en ellos, y las glándulas lacrimógenas están haciendo bien su trabajo. Con la manga de mi abrigo me seco como puedo mis ojos, y los abro con un gran escozor. Miro a tientas a mí alrededor.
-¡¿Estáis bien?!
Oigo respuesta, supongo que es positiva. Escucho más bombas que caen a nuestro alrededor. Y cada vez más, y más... No podemos hacer nada. Debo de aceptar la derrota, pero... ¿cómo? No tengo salida. Si me rindiese ahora, o no, no puedo hacer nada para salir de la muerte. ¿Qué puedo hacer? Mis compañeros esperan que haga algo, y yo no tengo nada que decirles. Van a morir por mi culpa, y no puedo permitirlo, no puedo...
Protegernos. Es lo mejor que podemos hacer. Me enrollo sobre mí mismo, y observo por el rabillo del ojo cómo mis compañeros hacen lo mismo. Mejor así, al menos tenemos algo más de tiempo. Espero que no caiga ninguna bomba justo sobre nosotros, porque sería nuestro fin. Espero que no...
¡Ah! ¿Qué ha sido eso? Me he escondido detrás de Antonio, mi compañero de la derecha. ¿Qué ha pasado?, ¿qué ha ocurrido? Se queja, le duele algo. ¡No está muerto! Le giro, y le observo la cara. ¡Agh! Tiene la cara ensangrentada, llena de heridas, heridas profundas, pero no parecen mortales. Necesita que le curen, necesita que...
Mi macuto se encuentra a mi lado. Lo cojo como puedo, mientras escucho a Tomás preguntar qué ha ocurrido, y el rostro que expresa cuando ve el rostro ensangrentado de Antonio. Del macuto saco un licor que compré. Le pego un trago, y mientras siento el alto contenido de alcohol que tiene, lo escupo en la cara de Antonio. Siento la agonía que desprende a causa del dolor, y mientras ocurre esto, cojo una de las prendas que también se encontraba en el macuto, la hago trizas, y cojo uno de los pedazos enrollándolo así alrededor de la cabeza de mi amigo. Esto al menos curará algo las heridas de mi compañero.
A pesar de todo, sigue el bombardeo, y cada vez es más intensivo. Cada vez tengo más miedo. Me pregunto si tanta agonía me volverá loco. No, debo de resistir, tengo que resistir. Me hecho sobre mi compañero herido, y siento como Tomás se hecha sobre mí. Gran amigo, protejo a Antonio, y Tomás nos protege a los dos. Espero con todas mis fuerzas que todo esto acabe. ¿Qué pasará? No lo sé. Pero sea como sea lo conseguiré, sea como sea...
Sobreviviré...
Datos del Cuento
  • Categoría: Bélicos
  • Media: 5.5
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2 comentarios. Página 1 de 1
Andueza
invitado-Andueza 17-04-2003 00:00:00

En fin, que batalla más cruenta y bien descrita. Al menos el autor sobrevivió para contarla...suerte. Saludos-.

Jaime Eduardo Castaño Z
invitado-Jaime Eduardo Castaño Z 16-04-2003 00:00:00

Es un cuento que te transporta a la situacion misma, de miedo, de angustia, quizas se ajuste a la situacion de guerra que vivimos actualmente. me gustó, esta muy bien redactado.

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