Era un niño muy deseado, por los años que sus padres lucharon para tenerlo, antes de nacer ya su madre y el médico que la atendia, notaban que lo que iba a nacer no era un bebé normal, por la manera de comportarse dentro del vientre.

Así fue, nada más nacer en vez de llorar, ante el asombro de todos, dijo sus primeras palabras, saludando a sus padres, al doctor y a la enfermera. Luego de arreglar su ombligo y lavarlo, les pidió que lo dejarán caminar tal como estaba desnudo un poco por la sala de partos.

Ese bebé, en cuatro días ya dejara de mamar en la teta de su mamá, porque necesitaba cosas sólidas para comer, pues ya tenía el cuerpo de un niño de dos años. Cada día que pasaba, para aquel niño, es como si pasara medio año.

De esa manera, todos los que conocian a la familia, quedaban pasmados de cómo cambiaba el niño de un día para otro, que a la semana de nacer al ir a bautizarlo, de la mano de su padre y de los padrinos fue caminando como si fuera un niño de 3 años y dos días más tarde al colegio lo llevaron, pero como crecía tan rápido, aprendiendo de igualdad manera, en menos de cuarenta días después de nacer, estaba en la Universidad, sólo con el documento de famlia y del bautismo.

Sin que nadie de los que allí estaban, sabia muy bien de quien era aquel mozo de barba tan espesa y con bigote (mientras que todo esto pasaba, su madre del parto se recuperaba). Era un joven que parecía tener 18 años y la realidad es que no llegaba a los 40 días. 

Desde ese momento, para el ahora joven (en vez de ser un bebé), el tiempo pasó de igual forma, que para los otros humanos. Pero tenía muchos problemas al querer participar en actividades que necesitaran un carné, por ejemplo para jugar al fútbol federado, pues aún no tenía documentación por la poca edad que tenía, todo eso se fue aclarando, pero por su apariencia y por su sentir, nunca llegó a ser un niño para jugar con ellos, pasando de ser un bebé a mayor en menos de 40 días. Hasta aquí la historia de una persona, que pasó por su niñez sin llegar a conocerla.