Oh, en la carrera por la vida, cuanto lastre me retrasa de poder alcanzar la meta, he sudado gotas de sangre arrastrando la pesada carga que no me deja progresar, así que al ver a mis espaldas, puedo observar enormes cajas negras, que unidas a gruesas cadenas que se unen a mi piel, exhiben enormes carteles donde con orgullo dejan ver el nombre de su contenido, hay cajas negras con tres equis rojas, dentro de ellas se oyen voces de ebrios, risas de mujer, escándalo, bulla de voces trasnochadas, otra gruesa cadena que sale de mis hombros arrastra una caja cuyo cartel reza la palabra lascivia, otro, con el nombre envidia, y así múltiples cadenas, cada una arrastrando una caja, cada una añadiendo un peso extra a mi ya agotada resistencia, me siento a mitad del camino a contar a las culpables de mi cansancio, y veo entre todas a una pequeña cajita, atada a mi nuca con una fina cadena de oro, cajita pequeña, de larga cadena, muy larga, cajita cuya pequeña dimensión y a tan larga distancia de mi cuerpo no me deja observar el nombre de lo que contiene, tomo la pequeña cadena entre mi manos y trato de acercar la caja hacia mi, pero oh, sorpresa, esta parece ser la más pesada de las cargas, así que retorno en mi camino, arrastro conmigo un sin número de cubos que me hacen sangrar sin importarme, tan solo por la curiosidad de conocer el contenido de aquella pequeñita tan alejada de mi y cuyo peso amenaza arrancar jirones de piel de mi agotada humanidad, tan solo para ver al final el nombre en minúscula letra, de un contenido que no parece ser pecado, pero que a veces es el más grande de los homicidas, su nombre: El Desaliento, vuelvo mi camino hacia la meta final, y comienzo a arrancar cadenas de mi vida, allá quedó la lujuria, la ambición desmedida y la envidia, arranco con gran dolor la mentira y la soberbia, y a cada cadena que arranco de mi piel volteo a ver la caja que contiene el desaliento, esta se hincha, se inflama, pero pierde peso, el desaliento parece crecer cuando luchas contra el, pero si perseveras hasta el fin, estalla como una burbuja de jabón, dejándote al fin libre de alcanzar tu cometido. Persevera hasta el fin maratonero de la vida, que el desaliento termina, cuando cuando luchas con tus cargas, y las haces muertas.