-¡Curiosa! ¿qué te estimula remover en mis documentos? -El hombre está desmadejado de odio.
-La curiosidad, es el fénomeno de la atención... -se justifica, ella, temblorosa.
-¡Eres un espirítu vulgar!
-... La atención parte de la expectación, asombro; admiración con lo hallado.
-¡Careces del respeto a la intimidad!
-Es, mera actividad mecánica, puro acto reflejo de mi afan por conocerte. ¡Nunca me prestas atención! ¿ya me dirás cómo saber de tí? amor.
El profesor en acuántica, la observa mientras piensa en dónde guardó la "foto" de su alumna preferida, Julita, con una dedicatoria tan dulce como comprometedora. Y contesta reconciliador:
-Cuando se "entiende" sin saber que se entiende, es mera actividad mecánica del alma bruta, puro acto reflejo que no te llevará al conocimiento de mi ser.
-Yo diria, amado esposo, que es moralismo este acto mío de "pillaje"; preocupación por lo que he de hacer, prescindiendo de los sentimientos, de los sucesos que acontecen dentro de mi alma y en torno a la persona amada, tanto que los "placeres", de dolor o pena, producidos por lo visto o adivinado, pueden situarte, fuera o dentro, de una filosofía "moralita", con fines o no trascedentales..., como la continuidad de nuestro matrimonio, y repercutir en las dietas, por ser esta tonta inculta, pero y siempre los hay, multimillonaria en bolsillo, puede que no en criterios de la razón, según tú claro. Y añado: ¡Se acabó, financiar por siempre jamás tu vida de hermoso zángano!
Muy bien me encantó, es como una feflexión vestida de cuento. Ya he elogiado como escribes.Mis saludos.