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Habían una vez tres cerditos que vivían en su cochinera con la puerca de su madre y el guarro de su padre. Y la verdad es que se llevaban bastante mal.
Por eso no tardó en llegar el día en que se las piraron de casa.
El padre les dijo que se apresurasen en montarse una vivienda digna porque si se quedaban mucho tiempo vagando a la intemperie, no tardarían en ser presas del lobo Feroz.
Los cerditos, como eran de cuento infantil, se llamaban Pinki, Triki y Nicanor.
Pinki era muy dado a la juerga y el cachondeo. Con ese carácter no es de extrañar que acabara por hacerse una cabaña con cuatro cañas y unas ramas de palmera.
Triki, por el contrario, siempre estaba metido en los bares con cerdas de alterne y traficantes de chocolate. Por eso se construyó una burda chabola con cartones y alambres.
En cambio Nicanor que era de natural laborioso y responsable, se tomó su esfuerzo y su tiempo en hacerse la casita con unos ladrillos de adobe, unas viguetas de madera de roble y una puerta con su cierre y todo.
Al cabo de unos días apareció por esos lares el canalla del lobo Feroz. (Feroz, lo vengo poniendo en mayúsculas porque ese era su apellido. Santiago Feroz Marchena se llamaba el lobo.)
Había estado fuera una temporada expoliando a otros animales y ahora pasaba por ahí.
Feroz se acercó a la cabaña de Pinki y el cerdito se escondió asustado en un rincón.
El lobo le dijo: !Cerdo, sal que te vi a comé ya mismo!. Además, me interesa este terreno porque tengo una inmobiliaria en expansión y me voy a quedar con todo este valle...
Pinki le contestó: !Y una mierda, yo no salgo. Los lobos me dan yuyu!.
Entonces el lobo Feroz le dijo: !Pues soplaré y soplaré y la cabaña hundiré y derribaré y a tí te comeré y ya esté! (Perdón, y ya está, quise decir.)
Y en efecto, sopló y sopló, y como la cabaña era estructuralmente una chapuza, se vino abajo y se lo comió.
Al día siguiente el lobo Feroz se pasó por donde Triki y le dijo lo mismo: !Sal de ahí, mamón que te jincaré el diente!. Además tengo una industria maderera y me pienso quedar con todo este bosque.
El cerdito le contestó: !No quiero salir, que si me muerdes no estoy vacunado contra la rabia.!
Y el lobo siguió diciendo: !Pues soplaré y soplaré y tu barraca tumbaré y ya está.! (Ahora sí.)
Y el lobo sopló y sopló y la casita derrumbó porque no reunía las condiciones mínimas de habitabilidad, dejando a Triki al descubierto a meced de sus inmisericordes fauces.
Un día más tarde, el jodío lobo se acercó al chalé de Nicanor y repitió la misma cantinela: !Sal fuera del edificio que tengo que devorarte, puerco.! Además en este llano que ocupas tengo proyectado un complejo vacacional con campo de golf y piscina.
Y el cerdo contestó: !Yo no salgo ni harto de vino. Conozco mis derechos.!
Entonces viene cuando el lobo le contesta aquello de: Pues soplaré y soplaré, tu casa destruiré y todo eso...
Se lió a soplar y soplar pero los ladrillos estaban bastante sólidos y apenas se meneaban.
Mas, Feroz no se dió por vencido. Pensó,: Éste no me resultará tan fácil, pero lo conseguiré.
Tomó aire con profundidad, ensayó técnicas de soplido olímpico, hizo unas flexiones para ponerse en forma y finalmente soltó un bufido espeluznante que logró derribar el chalé, dejando a Nicanor con el culo al aire.
El lobo Feroz se zampó al tercer gorrino y después, mientras eructaba satisfecho limpiándose los dientes, se dijo a sí mismo él solo:
! Ah, qué bien. Con las inmobiliarias no hay quien pueda.!
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sos un grosero para contar cuentos para ninos deberias ser mas considerado porque no sabes si entran ninos a la pagina yo estaba buscando un cuento para leerle a mi hija y decidi leer tu cuento pero la verdad que es una falta de respeto.