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El gordo miserable

_¡O te pones a dieta o me voy de esta casa!-le gritó Antonieta a su marido Mariano- "Ya no soporto verte"."hoy mismo comenzamos una nueva dieta".

El miserable gordo no aguantaba aquella cantaleta diaria. Estaba cansado de los comentarios, de las burlas y de los gritos de su mujer. Estaba hastiado de los comentarios de los vecinos, cansado de los consejos.¿Qué culpa tenía él de su gordura. Total, sólo pesaba 400 libras. Existían hombres y mujeres más gordos que él.

-¡Un día de éstos te va a dar un ataque al corazón y te va a llevar el mismo diablo en persona!- continuaba gritándole Antonia.
Qué me joda, no seré el primero en morir de un ataque, además algún día me tengo que morir.-

-Mariano trataba de entender cuál era el pecado de ser gordo. El no le hacía daño a nadie. El barrio estaba lleno de pillos, el país repleto de corruptos, las calles llenas de alcóholicos, de criminales, de falsantes religiosos y a nadie parecía preocuparse, nadie se burlaba de un dueño de un punto,¿por qué no lo dejaban en paz?¿Por qué tenía que soportar tantas injusticias?

A veces culpaba a Dios de su tragedia.¿Por ue no nació runio con ojos azules y esbelto?¿Por qué Dios le dio aquella mujer tan imprudente que sólo se fijaba en su gordura y no en sus buenos sentimientos? Trabajaba siete días a la semana, nunca le había faltado nada. Siempre la cuidaba, la complacía en todo.¿Por qué tenía que soportar las humillaciones que le hacía pasar delante de sus amigas?

Mariano estan hambriento. Había asistido a una cita con el doctor, tuvo que ir en ayuno para poder hacerse unos laboratorios. El hamnre lo estaba matando. Sudaba como un viejo caballo bajo el sol, se apretaba el estómago, estaba pálido, estaba al borde de un desmayo.

-¡Mariano!¡gordo del demonio ven cenar algo!-gritaba su mujer de mala gana-

Mariano se sintió complacido pues iba a matar a la que lo estaba matando, aquella hambre infernal.

Allí estaba frente a la mesa. Su mujer sentada lo miraba, Mariano perdió la conciencia del tiempo, sintió que el mundo se apagaba a su alrededor,

-¿Qué espera, gordo miserable?

El silencio seguía devorando al pobre gordito. La mesa estaba adornada de potes de pastillas naturales y todavía el humo de dos platos de sopas de cebollas se levantaban al infinito. Un nudo se le hizo en su galganta, trató de hablar pero no pudo. Su pulso se aceleró, comenzó a sudar, sintió sus labios tránsidos, secos, temblorosos y sin mediar palabra alguna se acercó a la mesa.

Su mujer se levantó y comenzó a gritar como una loca al sentir el plato de sopas de cebollas correr por su rostro. Mariano había tomado uno de los platos y se lo echó sobre la cabeza. La mujer se puso la mano en la cara y salió gitando como una endemoniada.

Mariano no dijo nada. Estaba inmutable, serio, respirando con dificultad, sus piernas temblaron. Se acercó al refrigerador y extrajo de la parte superior de la nevera una libra e pan que había comprado en la madrugada. Buscó el cuchillo, la abrió de arriba a bajo. Sacó un paquete de mantequilla y lo esparció por toda la libra de pan, busco jamón y queso, cortó un tomate en rueditas, le echó un aguacate y puso salsa dulce.Miró el banuete, lo tomó y salió caminando hacia el exteriro de la casa. Allí estaba su mujer todavía llorando y quejándose de las pequeñas quemaduras, las vecinos lo insultaron, pero Mariano seguía en silencio y se perdió por el bosquecillo que daba a la charca del río que quedaba cerca de su casa.

El cielo se cubrió de un manto de nubes negras. La brisa era tenue, suave, fría, cerca del río las garzas blancas dialogaban. Mariano no pensaba en nada, simplemente comía, devoranda su exquisito manjar, sentía como su hambre agonizaba.

Allí estaba la gran roca, roca enorme que vigilaba la noche, roca grande que le llenaba de tristes recuerdos, allí estaba la roca bajo el jobillo que muchas veces le mató el hambre. Allí estaba la charca, su confidente de niño y de adolescente. Allí estaba la roca grande que había escuchado sus lamentos y que había sido su toalla cuando lloraba.

Recordaba los días de escuela. Huía a quel lugar, escapando las burlas de sus compañeros de clae, allí estaba la roca que conocía sus secretos, la que le escuchaba sin reproches, sin burlas, sin comentarios hirientes.

Sentado daba muerte a las últimas migajas de pan. Observaba la comitiva de peces que se movía de un lado a ottro. Algunos saltaban sobre la superficie para atrapar un chispa de cáscara que se le había escapado.

Recordaba la vez en la que el cura lo echó de la iglesia. Era apenas un niño de diez años.
Nunca pudo borrar el grito del padre Ramón:"granuja, gordete del diablo""No respeta el pan y el vino sagrado, me has dejado con las manos seca "

Mariano sonreía por vez primera. Aquel domingo el cura no pudo administrar la Santa Cena. Recordaba como en la escuela le servían el almuerzo a lo último.Pues si lo dejaban los demás no podrían almorzar.

Recordaba la veces que se encerraba en su cuarto a llorar por las burlas y los diretes de la gente. Maldecía las dietas, los anuncios de la televisión. Recordaba las palabras sabias del viejo Anastacio.
"Mira hijo, eso es un gran negocio", las dietas se han convertido en un dios, millones siguen las dietas como si se tratara de una religión"."Hoy nos hemos convertido en pequeños dioses"Hemos convertido el cuerpo en un altar de adoración y de sacrificio""es cierto que debemos evitar enfermedades, pues la gordura acelera a muchas de ellas, pero lo que está demás está demás. Si eres feliz así, olvidate de la gente y de sus burlas.

Una pequeña lágrima rodaba por su mejiila. Un trueno lo sacó de aquel mar de pensamientos. Pudo percibir el ruido y cuando miró vio venir una multitud. Eran sus vecinos que acompañaba a varios policías.

Mariano se asustó, sus piernas se debilitaron. su boca se secón, su corazón aumentó las palpitaciones.

¡Mariano, es la policía!¡No te muevas!

El pobre infeliz miró la charca. La comitiva de barbúa parecía que lo llamaba.entonces se lanzó al vacío. allá abajo su cuerpo era seguido por el cortejo de peces que lo llevaban hasta la muerte.
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1 comentarios. Página 1 de 1
fran
invitado-fran 24-06-2014 04:13:59

Es un relato increible

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