Recuerdo claramente ese día, fue como si en el mundo no existieran más hombres que tú; mis ojos sólo podían y querían ver tu rostro. Y todo lo que veía tenía tus ojos y tus labios, cada hombre era un reflejo de ti, cada persona era simplemente un espejo tuyo. Todos los seres de este planeta eran iguales a ti.

Y en mis sueños, ¡Oh Dios! mis sueños sólo me recordaban tu rostro, tu dulce sonrisa. y lo único en lo que mi cabeza sabía pensar era en ti; mis manos deseaban tocarte, mis labios estaban secos, pese a tener quien los bese, pero lo que deseaban era un beso tuyo.

Te convertiste en un ideal que en las noches tomaba mi mente y la hacía volar a sitios insospechados, y, al volver de su viaje, no lograba descansar y borrarte, sino que, aun más el recuerdo se aferraba, arañaba, como queriendo defenderse del que quiere despojarlo. En este caso, yo no quería pensarte, no quería recordarte, no quería tenerte en mis sueños, pero tú te aferraste con fuerza a mi mente y te hiciste un sitio en ella. Y yo no pude batallar contra ti, las fuerzas se me fueron.

Llegaste apoderándote de cada pensamiento, de cada rincón del corazón que creyó en tus promesas; de mi alma, que anhelaba amar y darse por entera, y, contigo, que llegaste, ese ideal se hizo carne, porque me permitiste amarte, y te enamoraste. Tan sólo pediste una oportunidad, yo te la di; ahora, no hago más que creer en tu amor, mis labios sólo saben pronunciar tu nombre ante el mundo; llegaste, y, con un beso cambiaste mi vida, me devolviste la alegría...

POR TI HE VUELTO A SONREIR!!!!...