La aurora despertaba y sus cálidos dedos acariciaban el rostro de un muchacho que dormía sobre la blanca arena,al sentir en sus ojos la calidez de los rayos del sol despertaba.
Sus ojos azuless brillaban al contemplar la solitaria playa, con ayuda de sus manos se levantó y con suavidad se limpió la arena que se encontraba pegada en su ropa.
Era un muchacho más bien alto, de pelo oscuro y tez morena el cual observaba atento como las olas del mar rompían contra el acantilado produciendo un sonido atronador.
Comenzó a andar descalzo por la playa solitaria cuando de repente escuchó a lo lejos un tímido y amargo llanto, sin dudarlo se acercó sigiloso hacía el lugar de donde provenía aquel apagado sonido.
Al acercarse a las rocas pudo ver que el dueño de aquel llanto era producido por una pequeña ninfa que se encontraba atorada entre la una red, con cuidado se acercó y se sentó al lado de la ninfa y comenzó a desatarla de aquella pequeña prisión.
Esta al verse liberada de su prisión rauda como el viento voló a refugiarse tras una enorme roca cubierta de verdes algas.
El chico sonrio y le tendio la mano y la pequeña con timided se poso sobre su palma sin dejar de mirar aquellos ojos llenos de vida, con sumo cuidado el chico limpio las lágrimas que aun resbalaban por las mejillas de la pequeña hada.
Sin dejar de mirarse y sin mediar palabra la ninfa desplegó sus alas las limpió y se acercó con cuidado hacia la cara del muchacho le dio un cálido beso y sin más desapareció.
Confundido grito al inmenso océano:
-hasta pronto pequeña
Se sentó sobre la aun mojada arena cuando a su lado una brillante luz apareció, apartó la vista y cuando el brillo se apagó pudo contemplar que a su lado se encontraba una joven chica de piel clara y ojos verdes, vestía un largo vestido de gasa blanca adornado con pequeñas conchas y corales, su pelo caía a lo largo de sus descubiertos hombros, congestionado por aquel espectacular hecho se frotó los ojos y dijo
-Quién eres?
-Soy tu pequeña amiga, regresé para darte las gracias por haberme liberado de aquella prisión, mi nombre es Nimbo ¿y tú como te llamas?- preguntó con timidez
-Mi nombre no importa, solo deseo que te encuentres bien- respondió con una sonrisa en la boca
Continuaron hablando durante largas horas
La muchacha se dio cuenta que se sentía inmensamente feliz hablando con su nuevo amigo, su corazón latía con fuerza y sentía cada palabra que el muchacho decía.
De su boca sólo podían salir palabras llenas de ternura y cariño para el muchacho, el cual respondía con bondad y sinceridad.
Nimbo se levantó con cuidado y observando el ancho mar notó como una pequeña lágrima brotaba de sus ojos y resbalaba por su mejilla, el chico al verla de nuevo llorar se levantó raudo y se colocó frente a ella, Nimbo al verlo delante alzó sus manos hacía la cara de su amigo le dijo
-Lo que siento por ti es algo especial, te acabo de conocer y mi corazón late con fuerza, soy capaz de sentir cada palabra que sale de tus labios- dijo con voz tenue
Nimbó sintió como su pecho se abría, su corazón se detenía y sin más besó apasionadamente al chico.
Aquel beso era amargo sonaba a despedida y en realidad así fue porque tras el beso Nimbo desapareció.
La pálida luz del corto día comenzaba a diluirse en las tinieblas cuando de pronto un lejano y desmayado grito se levantó en el silencio. Se elevó al cielo con raudo ímpetu, hasta que alcanzó su nota más alta y después fue extinguiéndose poco a poco. Y aquel gemido perdido y profundo de no estar investido de anhelante soledad y hambrienta impaciencia hubiera sido perfecto de estar en este momento a tu lado.
Especialmente escrito para ti (campanilla)
pa q te duermas y no tener pesadiyas q viene el chapapote y te ensuciara...................... jajaja