La tarde bajo este árbol seco nos sorprendio fumando marihuana;mientras yo oigo el canto de los gallos ungidos con ron blanco,y tu cortas tras bocanadas de humo con olor a hierba el plumaje real del zambo,el radio casi descompuesto anuncia la ultima noticia del día,la muerte de la anciana,todos desconocen como murio. Ahora bebes sorbos de jugo de naranja y de a poco lavas con buches el pico y la cabeza del animal desangrandose en tu pecho:tú desconoces también los detalles del presunto homicidio, ni imaginas.
Ahora estas en el mismo espacio donde nos unían encadenados a la corteza de un tronco la noche entera,soportabamos el frio de la madrugada maldiciendo a nuestro padre. A veces fascinados por la curiosidad perdonamos esa barbarie cuando de buena nos llevaba al prostibulo a tirar con las damas esos domingos después de acudir a la santa misa,¿te acuerdas de aquella mujer siempre junto al mostrador,esperando por ti?, mostraba los genitales con un vaso de añejo entre los muslos,tú te enamoraste de la muchacha,eyaculaste en su vagina,hasta tuviste un hijo,nunca visto a pesar de tener tus facciones,el irreconocible,tal vez era como nosotros,o peor tenía un lunar en el culo de la vida, pero maligno. Disfruto el tabaquito en papel de cigarro,contemplo tus ojos también enrrojecidos,sentados sobre una caja de hojalata, recuerdo la carga de excrementos a cuestas del vacío. La vieja asoma a mi memoria su mejor cara a través del vidrio del ataud, Quién es culpable?, pregunto:sentiría su muerte mi muerte de todos los días?, estas muy pensativo encadenado a tus incognitas.
El olor a hierba cubre toda la ciudad nocturna.Yo acompaño con un sorbo de caña blanca el talco refinado para disimular mi nota,inhaló más y más polvo con mi nariz aguileña, caen soles en el patio, caliento mis vísceras en el horno de la droga,ahora agachado defecas en el lodazal de la gallera, quizas estes arrepentido, te llamo una, dos y tres veces pero estas en un mundo distante aunque afín al mío, lleno de serpientes.Nosotros compartimos el cebo,hasta las hembras,aunque terminaras tú en la letrina inyectandote otra dosis,dormido al borde del excusado,yo en una escaramuza de orgía con mi falo en las nalgas de una adolescente. Piensa Quién fué la culpable?.
He llegado a casa, no dejaré dormir a mi madre,ese es el propósito de la visita, ella adivina mi necesidad de inhalar coca,además entiende cuando estoy hasta el culo de perico,siente un temblor en la boca al oir mi voz, pronto asoma a la puerta el espectro de la vejes, amo a mi vieja, tu la amas,siento placer al verle en el umbral de ratas,la habitación me espera con sus roedores descomunales remontando el lecho,me divierto con las fotografías adheridas a la pared, mujeres desnudas, conjuntos de rock, tú y yo solíamos masturbasrnos en el sofa,justo antes de dormir,mi madre me acompaña diciendo algunas palabras las cuales no logro escuchar;ayí celabrábamos incansables borracheras comprándonos mujeres,mi madre esta conmigo mientras lavo mis manos, el agua purifica este espíritu convicto en mi cuerpo,ella continua hablando y tiene un rostro duro,parece la cara de una asesina en serie,yo la beso, ya no es mi madre bajo mi pene,ella grita queriendo despertar pero no es un sueño,trata de zafarse,ahora soy yo quien habla y dice:yo llamaba en la madrugada, madrecita caminan cucarachas en mi pecho,ratas emergen de los rincones,el insomnio de todos estos años es tu insomnio,oyeme, escuchame madre, salvame,contorcionas pero estas donde estoy,cuan bondadosa parecías conectada al auricular,oyendome en las tinieblas: santa madre mía, santa maldita madre,santa, santa,quiero castigarte por parir un buitre,ella oye la sangre,yo se tenías un plan para matar tu hijo,yo lo sabía, no te viole,tu madre has estado en mi siempre,sin embargo estuve solo,envuelvo con la toalla mi cabeza,las uñas deben tener color violeta, tienes dificultad para respirar,oígo estertores sacudir la habitación,no hay aire en el abismo,tan solo el olor de ella.
No quise llamarte para decirte sobre el asesinato de nuestra madre,¿Quién la mato? Subo al vehiculo,cierro los vidrios,preparo un pito y arranco,los arboles pasan a doscientos kilometros por hora,me acuerdo de los gallos,no deben dormir hoy,mañana es la tolda,la verdad de la hora,el carro es un bosque con aroma a hierba seca,lloro, las piedras son rojas y grandes,la encontre muerta junto a la cama, nadie lo sabe, nadie,todo da vueltas como en un sueño donde caemos al abismo,al llegar a mi apartamento giro como un gallo y me acuesto en el lecho,toda la noche babeo mi almohada con mi saliva espesa,despierto a las once del día.
Es la tarde del doce de abríl, han pasado cuarenta y ocho horas,el cadaver debe oler a carroña,yo me aproximo con mi gallo zambo al centro del ruedo,el marañón espera con ojos de aguila,tengo metido en mis narices un olor putrefacto,estoy podrido, apretujo el animal contra mi pecho como buscando donde asirme,hay un juez con mascara de leviatán, lleva una balanza en la mano derecha,no soy culpable, el peso es exacto,recogen las apuestas,chupo una botella de caña blanca,te ofrezco y tu bebes,no has llegado conmigo sino después,vendrán por mí pero yo estaré aguardando con el revolver fuera de la guardacamisa,dices otras palabras, acusas,nadie lo sabe,los gallos estan en el eje de la tierra,disimulo y me doy un pase,el zambo sacude los alones y con fiereza arremete contra el arrojo del marañon,las espuelas cruzan el aire como puñales,semejan dos caballeros en un duelo de nabajas certeras,ellos entraran por el porton del patio,vigilo difiriendo con mi dedo en el gatillo las otras victimas,nadie tiene culpa de morir los designios,nadie nace queriendo nacer,los picos hieren las crestas mutiladas,borbotones de sangre emergen de los cogotes,el arenal del redondel es granate,no hay azul en el cielo sino gris plomizo,las moscas deben estar lamiendo la piel de la difunta,nosotros vivos, a veces formamos espacio para un sueño,las alas abiertas de los gladiadores en el fondo confunden los plumajes,los gallos de pelea son reyes luchando por la supervivencia bajo el deseo de dioses mortales,mis ojos miran como si fuesen cazadores nocturnos,ella fue la culpable, la sangre clama desde la tierra el alma del marañón vencido con una daga en el cuello,burbujas de estiercol al viento, respiro cada instante,dos sombras develan la figura ayá en el atrio,el acto esta consumado, apuntan sobre mí sus pistolas, tengo sangre de zambo,yo soy el gallo de las inexistencias,desnudo mis acicates,truena la gallera en polvora,todo el universo es un ruedo en segundos,extiendo el brazo para levantar el gallo victorioso,soy un marañon vencido tras las balas,imagino una mentira, sigo el paso de la danza,tal vez estoy muerto,imagino mi madre venir a bendecirnos,con un mordisco de pan, tu caíste a tierra, luego yo desciendo desde ese pergamino llamado supervivencia.
La puta madre mal parida grito a los cuatro horizontes con la fuerza de los intestinos,estoy tirado en el ruedo,los gallos cuando mueren sienten agujas,viran los ojos y despiden la puesta del sol,mueren como esos machos los cuales pierden la existencia por una dulce arrabalera en una esquina del barrio antes del amanecer,ya no veo ni oigo, la tinieblas siempre han estado ayí,mi madre la muerte ha venido a buscarme,yo tiendo la mano y inhalo coca,yo pense mi madre estaba muerta, fornicada,pero al contrario ahora siento su dulzura, madre santa,este orgasmo de besos,mi plumaje tiene manchitas de sangre desde el cuello hasta las patas,entonces contorciono ante el sueño, cierro los parpados,duermo.