La hechicera de Nemetón. Cap-3
“El combate final... ella vs él”
El Cíclope se apresta a aplastar a Draffud que aún aturdido ve la sombra del pié cernirse sobre su humanidad.
Sin mirar rueda sobre sí mismo al momento que el pie del Cíclope hunde el suelo donde antes estaba.
Aicul vuelve al manantial. Ve que el combate continúa. Esboza una leve sonrisa. Se acomoda el cabello con un gesto de sus manos detrás de sus orejas. Seca sus lágrimas.
Ve que Draffud corre hacia el caballo y recoge el arco y las flechas que estaban sobre la hierba.
Mientras corre monta una flecha. Tensa el arco gira y dispara. Le da en una pierna.
El Cíclope se contorsiona dolorido.
Druffud monta de un salto y se aleja a la carrera.
Aicul se ve feliz.
Pero el guerrero a unos doscientos metros del Cíclope detiene la carrera e inicia el regreso. El brioso corcel deja una nube de polvo tras sus poderosas patas.
El jinete a galope tendido se para sobre el lomo del corcel y arma su arco.
Aicul otra vez preocupada... ¡Necio... necio... valiente y necio!
La flecha del guerrero silva en el aire hacia el blanco.
La saeta llega a la garganta del Cíclope que quiere quitársela.
Otra vez tensa el arco y otra saeta llega al cuello... el Cíclope tiene dificultades para respirar.
En total se clavan tres saetas en su cuello y cae de rodillas.
Ya está casi llegando cuando imparte una orden al corcel... ¡HALT! Y el caballo de detiene bruscamente. El guerrero sale despedido. Va girando en el aire y desenvainando su espada.
Empuña la espada con las dos manos como sosteniendo una estaca.
Llega a la altura de la cara del Cíclope y entierra su espada en el único ojo... hasta el cerebro.
Fulminado el Cíclope se desploma de espaldas.
Al morir no deja cadáver... desaparece igual que apareció.
Y así sigue una “hidra de siete cabezas” y luego una “arpía” a la que derrota ya en las cercanías del acantonamiento de Aicul.
El guerrero victorioso, avanza en busca de la hechicera.
Irrumpe en su caballo de guerra buscando con la vista a la temible hechicera.
Ve a Aicul.
Envaina su espada y se apea del caballo. Camina hacia ella.
Draffud – Dime, ¿has visto a la hechicera?. ¿Quién eres tú?
Aicul acomoda su cabellera con un gesto de su cabeza, alza su rostro desafiante y responde – Me llamo Aicul yo soy a quien buscas.
Draffud frunce el seño. La mira ladeando la cabeza con incredulidad y desconfianza – ¡Si eres la hechicera te mataré!
Se abalanza sobre ella. Aicul lucha valientemente contra el guerrero pero sus fuerzas pronto la abandonan.
Ruedan por la hierba.
Queda a merced del guerrero. Él encima de ella puñal en mano sobre el delicado cuello.
Draffud ve el collar de oro que ella trae – ¡Era cierto! Tú bruja endemoniada mataste al Archidruida.
Aicul – Yo no lo maté.
Draffud - Dime...¿Por qué traes el collar de oro “Awmaitgynn” (en celta se pronuncia Aoomairrunn)?
Solo los Archidruidas lo llevan.
Aicul - Era de mi padre... ellos lo mataron para heredar su poder.
Draffud – ¿Quieres decirme que quien me envió a matarte es el asesino de tu padre?
Aicul – No se quien te envió pero sería lo más lógico... soy un cabo suelto.
El guerrero duda.
Ve el pecho de Aicul subir y bajar con la respiración agitada por el desigual combate.
Draffud – ¿Podrías dejar de hacer eso?
Aicul - ¿Y que es lo que hago si me tienes sometida?
Draffud – Respirar... no respires.
Aicul agobiada deja caer los brazos que tenía sobre las espaldas del guerrero y pone de lado la cabeza - ¡Increíble!
Draffud se da cuenta que en su mano ella tiene también una daga – ¿Tú tenias todo el tiempo esa daga en mi espada?
Aicul – Por supuesto.
Draffud – Pudiste matarme.
Aicul - ¡Si!
Draffud – Eres más peligrosa que las otras criaturas a las que me enfrenté.
Aicul – Si vamos a seguir platicando... ¿podrías quitarte de encima de mi?
Draffud – ¡Ni sueñes! ... no quiero.
Aicul - ¿Por qué no?
Draffud – No sé... me gusta estar aquí.
Aicul suspirando resignada - ¡Increíble!
Al suspirar se levantan sus pechos y se entreabre su camisola de suave cuero marrón.
Draffud - ¡No suspires!
Una suave brisa lleva al olfato del guerrero la fragancia de la delicada piel de Aicul.
Huele a lavandas, lilas, jazmines... margaritas.
Draffud clava su puñal en el árbol que está detrás de la cabeza de Aicul y la observa ... apasionado.
Aicul - ¿Qué?... ¿Qué me estas viendo?.. ¡No me veas!
Draffud - ¡Increíble!
Draffud la besa.
Ella se resiste (pero no usa la daga). Él la sigue besando y ella suelta su puñal... se abraza de él.
Ella y él se prodigan caricias uno al otro y no paran de besarse.
Él acaricia sus piernas y su sexo.
Ella su nuca, sus cabellos.
Arden en deseos. Él aprieta su sexo contra el de ella que gime y se aferra a sus espaldas.
Él mira esos senos que suben y bajan con cada respiración y con sus manos raja la camisola.
Atrapa uno por vez en su boca... acaricia el otro.
Él levanta las escasas faldas de Aicul y sin dejar de besarla, la penetra... lentamente.
Ella susurra a los oídos del guerrero sus gemidos y acaricia sus cabellos.
Él la arremete con sus caderas... ella con las suyas hasta que ambos desesperados parecieran devorarse.
Después de un buen rato él todavía yace encima de ella.
La acaricia, besa su naricita, sus labios... sus senos.
Ella se deja mimar.
Después de un largo lapso de tiempo él se levanta y muy románticamente exclama - ¡Tengo hambre!
Sin esperar respuesta se encamina hacia el inmenso caldero negro que hierve y hierve.
Toma un cucharón y bebe un poco.
Draffud – Esta sopa esta bien condimentada... cocinas como los dioses.
Aicul – ¡No bebas eso!
Draffud con aire desafiante toma un cucharón aun más lleno que el anterior y se lo bebe “todo” sin dejar de verla a los ojos – ¡Rica tu sopa!
Llena otra vez el cucharón... mirada desafiante - ¡Glu... glu...glu...!
Aicul – Eso no es sopa, tengo allí hirviendo mis “calzones” de toda la semana.
Draffud atomizando en el aire el contenido de su “sopa”- ¡RECONTRA MALDICIÓN!
- Eres la más detestable bruja que conozco.
Se va detrás de un árbol dando arcadas.
¡Uuuuuaaaaacccccc!.... ¡Te odio!
¡Cof...cof...! ¡Bruja cretina...!
Ella ríe y ríe sin parar...
(continuará)
LA HECHICERA DE NEMETÓN CAP 3 (JOAQUÍN LEDO) Qué cambios de clima!!!...El final de la contienda...SUBLIME...Ella todavía suspirando...y él con hambre... Como siempre,insisto en la magia del escritor para hacer transitar al lector por diversas sensaciones,que lo atrapa dentro de la historia.. Pau 2