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Categoría: Románticos

Por internet se conocieron

Por Internet se conocieron sin mas objeto que el de pasar un rato con alguien conectado. Sin saber, sin querer, sin buscar…

A las horas de charlas irrelevantes siguieron las confesiones, desnudas las almas, se conocieron verdaderamente. Acariciándose sin contacto, sin verse, sin olerse… Extrañando la ausencia, explotando en los encuentros. Con risas, con suspiros, dichosos de saberse listos para el riesgo de vivir un mágico encuentro cara a cara, piel a piel…

Una cita fue acordada.

Solo conocían del otro lo que cientos de letras en el monitor mostraban. Ese pasado-presente, y el futuro porvenir.

Por la duda morían; por ella vivían...

Ambos temían al encuentro, al posible desencanto. Al riesgo…

Llevare un libro dijo el.

Llevare una flor amarilla en el pecho, dijo ella.

Salio de su casa con un latir bajo la garganta, con la voz cortada y los ojos puestos en cada mujer que al pasar veía. Salio ella tan femenina, tan segura, sabiendo el mundo suyo era…

Eran casi las siete de la tarde, una tarde diáfana, apacible, perfecta…

Caminaba casi temblando. Secaba la mano libre al cambiar el libro. Saliva que costaba caer en la garganta ahogada, buscando la amarilla luz de su alma. En los bancos, en la calle, en todo el orbe…

Nadie la llevaba.

Avanzando en una vereda se cruzo con una mujer hermosa. De negro vestido, trigueña piel y cabellos lacios muy largos. Como si lo conociera desde siempre lo miro al pasar. El sabía que no; no la habría olvidado.

Pero avanzo tras la macula que desde días quitabale el sueño, que representaba su amor.

Se detuvo en seco.

Vio a una mujer ya mayor, de clavel en el pecho, de clavel amarillo. Quien a todo el mundo saludaba. Asintiendo, levantando la manita rugosa…

Avanzo por eso extraño que aun borboteaba fuertemente en el. Mas que antes, mas que nunca.

Frente a ella se detuvo. Extendió su mano alcanzándole el libro. Estudiando sus ojos, viéndolos extrañada. La mujer de ojos bonachones y sonrisa gastada, le dijo:

-Hoy ha sido un día inolvidable para mí. Primero un linda señorita me da esta flor, y ahora usted me regala este libro.

Sin entender solo miraba, ella continuo:

-Dijo que lo espera en la esquina aquella, por la que usted venia…
Datos del Cuento
  • Categoría: Románticos
  • Media: 5.86
  • Votos: 87
  • Envios: 6
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