Era dificil, muy dificil conseguir un disfraz original,teniendo que atenerse a las reglas establecidas. Aquel año el tema era los alimentos. La televisión local iba a asistir en nombre de una de las firmas de productos de alimentación más importantes para premiar el disfraz más creativo y hacer con él su campaña publicitaria.
Era famosa la fiesta de disfraces que cada año organizaba aquel colegio en el último día de curso.
Las gradas del campo de deportes estaban casi llenas de familiares y amigos de los alumnos. Las cámaras de televisión dispuestas a retransmitir en directo el concurso.
La música empezó a sonar, las notas del Himno a la alegría llenaron el campo y comenzó el desfile.
Un grupo representaba una panadería, el profesor era el panadero y los niños los alumnos más pequeños eran panecillos de distintas clases.
Otro grupo representaba una granja, había gallinas con sus polluelos, cerdos, vacas , todo tipo de animales cuya carne podiamos tener en nuestro menú diario.
Todos los productos de la tierra comenzaron a desfilar, los tomates, las patatas, las frutas con sus brilantes colores. El público aplaudía y los reprensentas de la importante firma alimenticia estaban entusiasmados con lo que veían.
Y llegó el turno de los mayores que cerraban el desfile. Con los últimos acordes del Hinmo a la alegría apareció en el campo un gran mapa mundi formado por sus cuerpos en el que resaltaban con un S.O.S. distintos puntos de la tierra y un gran letrero decía. TENEMOS HAMBRE.