Libertad extiende los brazos, sostiene la mirada a los fusiles, ambos deciden no parpadear. El ceño fruncido y la mirada diabólica, libertad no conoce a Dios ni su ausencia, no sabe leer ni escribir. Suficiente escuela han sido las alianzas entre la policía y los delincuentes. La vida es algo más que un vaso de leche gratis y la subvención de un comedor. Libertad a decidido gritar, avanza hacia el puesto policial junto con los pobladores de Corongo, la esperan, hay orden de disparar. La misma orden que acribilló a la junta directiva de la comunidad de base, los dirigentes sindicales y los pocos universitarios muertos durante una clase de ciudadanía para escolares.

Libertad sólo conoce dos mundos: el que la intimida y el que la acoge. El primero espera silenciar para siempre un pueblo que no se resigna a su inevitable destino: someterse. El segundo lo construyó a duras penas, para verlo morir progresivamente en los disparos del capítán Quiróz. Eliminado el mundo que la acogía, solo le queda destruir el primero. Quizás después de lograrlo se pueda hacer algo nuevo. Libertad no puede morir, no puede volverse mito, Quiroz lo sabe. Los disparos dudan en salir, reventar los senos de libertad. Corongo espera la señal, esperan la muerte de su ideal, una mujer rebeldde y vengativa, de cuerpo cilíndrico como sus ollas de comedor del pueblo. La batalla sería desigual, de no ser por los soldados del cuartel "Barbones", los hijos y sobrinos de Corongo y los policías destituídos, el combate cuerpo a cuerto estará a cargo de los aliados delincuentes a favor de Libertad.

Pero Corongo también odia a Libertad, protegen la comisaría, esperan la muerte de tan desesperante rebelde quien no contempla la pérdida de beneficios que ha ocasionado su rebelión. Callar no es completa esclavitud, se puede decidir ser esclavo...sólo callar. Ladrones contra ladrones, policías contra policías, Corongo contra Corongo. Los fusiles se encomiendan, Sarita protégenos. Libertad se eleva al cielo desde un charco de sangre aromatizada por pólvora. Vidrio y kerosene derrotan las ventanas de la comisaria, el fuego danza en los muebles de madera. Alguien llora a libertad. Una neblina de mar convierte en ensueño la batalla...