La Noche, la Lluvia y las Ranas eran amigas, de esas amigas que de vez en cuándo se reunen para retroceder el tiempo, el cual no sólo retrocede sino que se detiene, entre risas y charla desbordante de recuerdos.
Nadie ha podido interrumpir tan cálida y amena conversación, nadie ni siquiera ha podido saber, porqué mientras las ranas y la lluvia hablan, la noche las mira y calla.
Cuentan las tres hicieron un trato, que han respetado y cumplido por muchos años, y es que al estar las tres en la misma escena, inmediatamente nace la conversación en un idioma sólo conocido por ellas – como hacen los japoneses en los restaurantes – que aunque todos escuchen el interminable Tic tac y el croac, croac en las noches oscuras, con seguridad que nadie entenderá lo que abiertamente conversan.
Hace mucho que no leía un cuento, donde la poesía y la mística de las cosas cotidianas, están reunidas de tan bella forma.