Decir cuento y final no es decir punto y aparte. Las historias progresan en la vida en la misma medida en que, en puntos suspensivos, progresan los sentimientos. Y un día, alcanzado el momento de la verdad todo se para, todo se termina, incluso los cuentos.

Este es mi punto y final. No porque lleve un fin, no porque contenga un punto sino simplemente porque he sido demasiado madura en palabras y muy niña en mi llanto.

Os regalo mis cuentos, los llorados, los sentidos, los soñados, los bonitos, los extraños, regalo toda esa nostalgia que en soledad anónima tuve que ir encajando en mi vida, sin más sentimientos sinceros que los que yo me entregaba.

Más de todos sólo un cuento yacerá en mi memoria no como el texto de un desafío por descubrirte, sino como la dolida verdad de mi vida, la que nadie siente, la que nadie quiere, la que cada día, entre tantas más alegres, muchas veces se evita mirar.

Ese fue mi cuento y aparte, el principio de un llanto que ahora se apaga con esta página para siempre. Un cuento surgido de mi mente con mucha torpeza, con debilidad, y que en sus últimas frases se instaló en mi corazón como la llama que arderá en mi memoria por siempre.

Siempre supe que eras tú, pero te sonría, con sonrisa franca, no me importaba que necesitaras de mis palabras, de mis poemas y cuentos para sentirte cercano, no me importaban los gestos, las llamadas, los gritos silenciosos de solitarios días. Nada importaba, todo lo entendía, demasiado bien, demasiado cercano, demasiado familiar, demasiado dentro... demasiado mío.

Siempre supe dónde habitaba tu aliento y dónde buscabas la palabra precisa que no te produjera llanto sino estrellas en el corazón. Más siempre callaste y olvidaste mi cuento, el único cuento impregnado de sinceridad, el nudo interno de mi vida.

Ya no necesito contarte lo que la vida me regaló, te llevaré en mi corazón prendido como ese primer instante en que se ven las estrellas de los sueños y ese momento posterior de tinieblas de realidad en que todo se diluye.

Cuando me eches en falta acude a mi cuento tal vez con él comprendas que no podemos elegir a las personas de las que nos enamoramos pero tampoco a las personas que nos golpean, ni tan siquiera podemos entender de dónde surge un sentimiento tan humano, tan niño, tan transparente, tan confiado, como es el amor en una amistad, pero siempre podemos elegir parar el puño de alguien y sustituirlo por el entregado abrazo de alguien mejor y la vida en su sabiduría y bondad siempre nos dará esa luz, ese regalo de libertad.

Mi único cuento es el protagonista de mi cuento y final.