CUENT0 II
Erase que se era...Una barca varada en la arena de una playa desierta. Su pintura, de un azul marinero, como el cielo y el mar estaba descascarillada; a sus remos llenos de pequeños caracoles marinos le crecían las algas como largas melenas. Llevaba tanto tiempo en la orilla que sólo cuando subía la marea y depositaba en ella el salitre del agua la barca repiraba, mientras tanto estaba muerta, seca, sin alma. Ella que había navegado en las largas noches estrelladas y una mítica sirena había cantado a su a lado, estaba abandonada.
No le gustaba estar allí, la arena era buena para descansar entre faena y faena pero el agua era su elemento. Su desaliento era tal que decidió no esperar a la próxima pleamar, dejaría caer sus tablas una por una hasta que el armazón se deshiciera.
Pero sucedió que aquella tarde llegarón a la playa unos hombres arrastrados por las olas, cansados, ateridos, con el miedo reflejado en sus rostros. Y decidieron usar aquella barca para hacerse de nuevo a la mar. La suya se había estrellado contra las escolleras.
La barca volvía a estar sobre las olas que parecían darle la bienvenida acariciando su quilla. Los hombres que eran pescadores arreglaron la barca que les había servido para volver a su puerto y la unieron a la flotilla de pesca. Su pintura ya no estaba descascarillada, sus remos limpios de caracoles y algas y cada día se hacía a la mar. Había vuelto a la vida, al mar y a dormir en la arena sólo unas cuantas horas.
Y...COLORÍN COLORADO ESTE CUENTO SE HA ACABADO.