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Categoría: Ciencia Ficción

Cursos intrépidos

1 de noviembre de 2377. Ciudad de Paraná. 12:20 Hs 

Me encuentro asustada, algo nerviosa también y con el nudo mas grande en mi garganta que, implorando por libertad, me amenaza de muerte. Mis ojos se encuentran totalmente rojos y humedos de tanto llorar, sin embargo no puedo seguir. No me quedan mas lagrimas ni fuerzas para hacerlo. Todo ocurrió de repente y tan rápido que me veo dentro de una pesadilla sin rencor que es tan real.. Tan real que puedo sentirlo de mil maneras diferentes.

Me dijeron que todo va a estar bien, me lo prometieron!. Ahora estoy viajando en la Dermo ambulancia hacia el hospital mas cercano, eso me dijeron.. ¿Pero por qué? Me encuentro bien. Solo quiero ver a papá y mamá. Los paramédicos y toda la gente permanecieron en el lugar, por el contrario yo estoy aquí, sin razón alguna.. Quiero seguir llorando pero es imposible, lo único posible fue traerme conmigo el libreto de cartón. Papá siempre incistía en comprarme el brazalete omnifuncional pero yo resistía todas las veces mas una. La escritura en papel se perdío.. No puedo creerlo, algo tan boníto como la escritura a mano es menos interesante que usar un estúpido brazalete y muchas otras cosas que ni siquiera puedo recordar.. Recordar no es lindo, solo recuerdo el momento del accidente y no me gusta nada..

Estoy en la sala de espera, llegué hace unos minutos acompañada de los enfermeros que me echaron del lugar del accidente. Nadie me dice nada, me siento sola. Hay mucha gente desesperada, corriendo de aquí para allá mientras las enfermeras y algunos doctores intentan contener el caos, no entiendo nada. A mi lado hay un hombre mayor totalmente dormido que sostiene un capasitor memorial en su mano derecha. Escribir me da un soporte moral ante toda esta situación que me aterra. 

Un HeLios T1 acaba de regalarme un caramelo de miel, fue muy tierno. Me dijo que todo iba a estar bien, preguntó mi nombre y me acarició la mejilla con su mano sintética y fría. Fue muy tierno. Voy a intentar dormirme.

-¿Irisa Greenwood?- Sonó por toda la sala pero ella se sostenía en su melancólico sueño sin percibir nada del exterior. Otra vez la voz sonó, pero mas fuerte aún.

-Irisa Greenwood, despierta por favor.- Todos los presentes voltearon hacia ella clavando sus miradas e incertidumbres, una mujer joven la tomó de su hombro izquierdo y la sacudió un poco. Se despertó casi al instante y pronto se enteró de todas las miradas posisionadas en ella, se refregó sus ojos para ver mejor y se acomodó un poco el pelo anaranjado que le llegaba hasta sus hombros. La voz continuó.

-Buena chica. Dirigete hacia la sala AC-32, te envío la ruta a tu visor neural. Que tengas un buen día- Comenzó a ver la ruta en sus ojos como si estuviera marcada realmente, comprendío que la voz se refería a ella y no dudo en seguir el camino marcado.

La misteriosa sala AC-32 estaba frente a ella, una puerta metálica la separaba del pasillo por donde llegó. Esta se abrió dejando a la vista una oficina que la cautivó al instante, entró con cierta inseguridad pero bastaron unos segundos para que se acostumbrara y se pusiera comoda. Tomó una de las sillas del escritorio y se posicionó sobre la ventana que daba hacia el exterior. Irisa era una chica amante del paisaje, amaba contemplar todo lo que sus ojos le brindaran a su alma, lo hacia como nadie de su edad. Una sonrisa fue robada de su curvilineo y blanco rostro por la vista del exterior. La ventana daba hacia el Collisum, la extrabagante escultura de titatio-plorium con forma de ave fénix, era tan grande como un edificio y tan hermosa como las piramides lo fueron alguna vez. Detrás de la hermosa obra de arte se encontraba la Dermo autovía, su cara rápidamente tomó facciones de desesperación al verla.. Le hizo recordar por qué se encontraba ahí. El accidente.

De repente la puerta metálica se abrió y un doctor se adentró en la oficina. Irisa dió un salto y quedo mirandolo sorprendida, el doctor, cuya bata respondía al nombre de Rodolfo Spiteri, sonrió y dejo salir su voz.

-No te asustes Irisa, he mandado a que te llamaran.- Suena convincente - Pensó ella.

-¿Dónde estan mis padres?- Constestó Irisa por fín, luego de no decir nada desde el accidente.

-Ellos están bien, no te preocupes. Fueron trasladados por igual hacia el hospital San Martín y pronto volverás a verlos.- Cada palabra de él la confortaba mas, aunque no del todo.

Irisa pronto se dió cuenta que se encontraba en el hospital San Roque, el hospital de niños, y comprendió así por qué sus padres estaban en el otro. Pero ella era muy meticulosa y encontraba  misterios en lo que estaba sucediendo.. Desde su retirada del accidente, hasta llegar a estar cara a cara con el doctor.. Ella podía sentirlo y estaba dispuesta a averiguarlo.

-No tengo nada, he salido ilesa, ¿Por qué estoy aquí realmente?

-Pues, tengo que asegurarme de que así sea. ¿Eres hija única verdad?

-Si.- Contesto ella en seco. 

-Bien, aguardame unos segundos que pongo todo en posición..- Tipeó unos botones holográficos suspendidos en su escritorio  y al instante, a un costado de la oficina, se extendió una camilla rodeada de instrumentos de medición y demás aparatos médicos. Le hizo señas para que se recostara y ella obedeció sin quejas.-Ponte comoda, solo me tomara unos minutos.- Continuó -

Sus ojos se volvieron pesados, notaba al doctor cada vez mas distante e inmóvil hasta que su vista finalmente se tornó negra como el fondo del océano. El sueño dominó su cuerpo lentamente hasta que ya no sentía mas nada.

Se despertó repetinamente con la respiración agitada y observó todo a su alrededor, se levanto. Estaba en otro lugar, pudo observar. Encontró una ventana un poco chica y corrio hacia ella. Observo. Sus ojos se quebraron de terror y cayó al suelo, que por cierto estaba frío. Rebusco entre su ropa el libreto para anotar y comenzó a escribir:

Fecha: incierto. Lugar: Espacio. Hora: Incierto.

Estaba en el hospital, un doctor me dijo que todo iba a estar bien. Que iba a volver a ver a mis padres. Estoy asustada, tengo mucho miedo. Me desperté en un lugar raro y frío, miré por una ventana y vi.. Vi al planeta alejarse lentamente.. Voy a dormirme otra vez..

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