(Imagen de un Presidente Demócrata Caribeño)
Comentario del autor: La importancia de un voto en el futuro de un Pais.
Conocí a Don Hipocondrio Mencia (1), siendo precandidato presidencial del desaparecido Partido Retrolucionario Domigenteanos, PRD(2), a finales del año 1999 en una reunión del PEPH (Poder Eterno para Hipocondrio) (3), a la que me invitó mi hermana, la Dra. Masoa Galillo, quien pertenecía a la mayoría de la población a quien este hombre había deslumbrado con una personalidad fuerte, un verbo encendido, audaz y convincente, aunque a veces insolente, vulgar, irreverente, pero directo y sincero.
Traía consigo la imagen del ministro y hombre de negocio inteligente, austero, eficiente. De una integridad personal irreprochable, y aquella mezcolanza de hombre fuerte, decidido con la del campesino barrigón, bonachón, enchancletado, y ese verbo audaz produjo una fascinación tan enorme en la población que no advirtió que el Gobierno de turno había reducido considerablemente los niveles de pobreza, controlando durante sus cuatro años la inflación y la prima de monedas fuertes extranjeras haciendo crecer año por año nuestra economía a niveles tan altos que fuimos considerados paradigma dentro de los países en retrodesarrollo.
Estaba vestido impecablemente de guallebera, pantalones, medias y zapatos blancos. Su recia personalidad, su voz poderosa, así como la lustrosa calva que exhibía su enorme cabeza, y el luengo ombligo que de vez en cuando, con algunos movimientos de sus gruesas manos, salía del centro de su nutrida barriga a través de la desabotonada guayabera, como a husmear el estado de ánimo de los oyentes, llenaban toda la sala.
Los concurrentes lucían encantados, hechizados por aquel hombre que no paraba de hablar: Algunas cosas yo no las entendía muy bien, como cuando se refería a una tal perra de mama belica, una chiva que tenia amarrada en la casa de un Gran Sacerdote, así como que tenia la oposición agarrada por el pichirrí. Se refería a los concurrentes como hermanos y compañeros, pero cuando hablaba de sus opositores les endilgaba motes como babosos, mariconcitos, comemierdas, comejaibas, saltapatrás. y del Presidente de la Republica, Dr. Leonel Pendejo(4), indicaba que era un robot maricon virtual , cuyo único entretenimiento consistía en interactuar por el ciberespacio y viajar constantemente a otras latitudes del hemisferio, en viajes de placer, sin ofrecer estadísticas de los beneficios proporcionados al país por las aludidas ausencias.
Me sorprendió el estruendoso aplauso que a este hombre extraordinario se le obsequió al terminar su cháchara, una ovación tan estridente que me asustó y me atemorizó porque no aprecié en aquel discurso absolutamente nada concreto respecto de planes o políticas estratégicas para prolongar el crecimiento sostenido de la economía que para ese tiempo rondaba el ocho por ciento, mayor que economías tan sólidas como la de países desarrollados tales como Los Rentados Fundidos, Singlaterra y Tapon(5).
Bajo aquella algarabía que produjo las palabras huecas de este hombre, pude comprender el enigma que me resultaba lo de la chiva amarrada en la casa de aquel Sumo Sacerdote, el Dr. Joaquín halagüeño (6), quien mantuvo con éxito una cátedra de ignorancia en la principal catedral del pueblo durante casi 60 años.
-Es un farsante- le susurré a mi hermana, quien aún estaba boquiabierta, seducida por aquellas palabras ambiguas, huérfanas de planteamientos formales y precisos, pero colmadas de promesas y de ofrecimientos populacheros.
-No, Joan-, me contestó, -no ves que este hombre ni siquiera parece un hombre. Es un mesias, y prosiguió:
Has oído algunas vez a alguien que hable de la manera que él lo hace sobre los depauperados, no entiendes tú que este hombre terminará con la pobreza, las injusticias, las desigualdades sociales, y seguía como hipnotizada: --Has oído su lema de campaña: El Gobierno de la Gente, Joan, este es el hombre a seguir. Te reto a que lo hagas, no te arrepentirás, terminó de hablar mi hermana como si estuviera embrujada.
-Es un embaucador- murmuré para mis adentros, asintiéndole a mi hermana, que yo haría lo que fuese por ella, incluso inscribirme, como lo hice en el Partido Retrolucionario Debuenagentes (PRD) para lograr un triunfo arrollador en contra sus adversarios internos, quienes honrosamente aceptaron sus derrotas y le apoyaron militantemente en aquella campaña para las elecciones presidenciales del año 2000.
Nunca nuestra historia había conocido que un pueblo entero volcara una fe casi sagrada en las cualidades de un hombre. Aquel pueblo se lanzó en masa a votar por aquel redentor de la patria, aquel hombre que terminaría con la penuria de las clases más necesitadas, y su triunfo fue apoteósico, el regocijo se percibía en los rostros de los pobres, las celebraciones de costa a costa en el país parecían inacabables. El sueño de todo un pueblo se hizo realidad. A partir de ahora, pensaban algunos, se terminarán los viajes ilegales en yola, dentro de poco, como los Chilenos, podremos viajar alrededor del mundo sin visa, pensaban otros. Era una fe evidentemente absurda, pero he querido acotarla como una demostración de hasta donde penetró este hombre sorprendente en el corazón de los habitantes de aquel pueblo atípico llamado Republica Debuenagentes(7).
Al cumplir los tres primeros años de su mandato, gran parte de la población ya entendía que este hombre los había engatusado. Su humildad había desaparecido como por arte de magia, Ya no era aquel hombre bonachón. El discurrir de aquellos años en el poder lo habían convertido en un individuo soberbio, arrogante, altanero, despreciativo. Para aquel entonces había doblado los viajes al extranjero de su antecesor, salía del País hasta para el cumpleaños de un amigo; ridiculizaba y humillaba a los a los representantes de casi todas las clases sociales del país, incluyendo la eclesiástica, y a la empresarial.
Perdió una encuesta de intención de voto ante el mismo Satanás que dos inquietos y jocosos locutores hicieron en una emisora de radio, decretó el envío del padre de los pobres, el cura Rogelio Trucutu a la Luna(8), y no obstante observar que estaba siendo paulatinamente abandonado por sus hermanos y compañeros de Partido, les ordenó a los correctos militares Domibuenagenteanos, a dar LEÑA a los que se opusieran mediante protesta a unos juegos olimpicos tan costosos que dejaron las arcas del estado totalmente vacia.
El pueblo protestó y con la orden de LEÑA, el Gobierno mato a nueve indignados Domibuenagenteanos, produciendo Don Hipocondrio unas palabras tan siniestras que ni Brujillo (9) pronunció alguna vez: “Aquel que se salga de los cánones constitucionales hay que pegarle un tiro”, mientras que ya se conocía el misterio de la perra de mama Belica quien ya había mordido a casi todos los dominicanos ya que aquella palabra prohibida, misteriosa y desconocida por la clase media y alta del país, empezaba a tocar las puertas de sus domicilios señoriales: El Hambre.
No obstante, las artimañas que le había enseñado aquel Gran Sumo Sacerdote de las tinieblas y la ignorancia, el de la chiva, junto a su innegable inteligencia, sagacidad y perseverancia, le llevó a ganar de nuevo las elecciones del 2004, y del 2008, cuatrenios estos donde los tiburones se engulleron a más de dos millones de Domibuenagenteanos en el Canal de la Mora (10). Se esfumó la clase media baja y alta, y lo que quedaba de clase alta emigró a otros paises como Tuba (11) y los Rentados Fundidos abandonando todos sus bienes, y al colapsar definitivamente el sistema eléctrico desapareció la banca, el comercio, las industrias, las fábricas, la navegación, la producción agropecuaria, y todo el aparato productivo de la nación.
Ganó tambien las elecciones del 2012, recordada por el fallecimiento de más de 7 millones de Domibuenagenteanos a causa de enfermedades relacionadas con la falta de alimentación (inanición), y la carencia absoluta de medicina, y recordada también porque fue en este cuatrenio que el caballo y el burro desplazaron los carros, autobuses y demás vehículos de motor que fueron abandonados por falta de combustibles y piezas de repuestos. No podríamos decir lo mismo sobre las elecciones del 2016, y 2020, porque a estas acudió solo. A nadie, ni siquiera a sus más cercanos allegados le interesaba el puesto.
Un día antes de mi entrevista con Don Hipocondrio encontré mi a hermana, la Dra. Masoa Galillo, en la frontera; todavía, al parecer era una privilegiada, ya que conducía una burra. Cuando me refiero a la frontera debo aclarar que me refiero al límite divisorio que nos limita que lo cercana República de Baiti(12), que para esta época ya no son los ríos Basacre y Bartibonito (13) como cuando El Presidente Mencia ocupó el poder, sino el Rio Jozama. (14)
Mi hermana, rebosante de alegría al reconocerme sobreviviente, bajó de su burra y me ofreció un abrazo efusivo pero tan frágil que a pesar de disponer de una borrica del año y de su condición de médico, calculé que ella ya estaba inscrita en la lista de los próximos a desaparecer por la debilidad fruto de la de la alimentación deficiente.
¿que haces aquí? le pregunte secamente
-Los que hacen todos, me contestó con un dejo de vergüenza, cambiarle a los Batianos(13) lo poco que conservo por pica pica (15) y arroz.
-No te creo, le contesté y enfatice: --¿tú, la Dra. Masoa Galillo, entregándoles tus bienes a los Batianos por pica pica? Creí que éramos sólo nosotros, los de más abajo.
-No Joan, estas equivocado, el propio gobierno hace cambalache con los Batianos, le da aviones, barcos, tanques de guerra, y toda clase de armas de fuego por plátanos barahoneros, habichuela del valle de San Juan y Arroz de San Francisco de Macorís.- me contestó enfáticamente, --para que los funcionarios puedan comer.
-Y no te parece que es una iniquidad del Gobierno entregarle a nuestros ancestrales enemigos nuestras armas sólo para comer un poquito mejor?-
-No Joan, tu has leído a Maquiavelo y su máxima de que el fin justifica los medios.
-Lo que quiere decir que aún sigue creyendo y defendiendo los gobiernos del Presidentisimo Don Hipocondrio.
--Claro, Joan. Te dije una vez que él era un Mesías, y aún lo sigo creyendo. El es el redentor de nosotros, los desposeídos-
Ah… “Nosotros”, ahora somos nosotros; ¿Y que es esto de los desposeídos? ¿Has perdido la memoria? ¿Éramos tú o yo unos desposeídos cuando este hombre increíble tomó el poder? Sigo creyendo que ha sido el mayor impostor de nuestra historia.
--Yo no, Joan, yo creo en él y en sus nuevas palabras que “aún falta mucho por hacer”.
¿Y que más tú quieres que haga? nos devolvió a la edad del bronce, aún falta la edad, de piedra o el pleistoceno, o….
--Tú eres un imposible Joan, contigo no se puede discutir sobre política. Esperemos. Eso es lo que tenemos que hacer. Esperar, esperar, Joan, palabras estas últimas que pronunció casi ahogada por el agotamiento producido aparentemente por un prolongado ayuno.
-Si es que estamos vivos aún, pensé. e hicimos los que nos llevó allí, los cambalaches y trueques con los Batianos y luego nos despedimos sin evitar lágrimas, ya que en nuestra profunda conciencia ambos sabíamos que este era nuestro último encuentro y nuestra ultima plática.
Regresé a mi oficina, donde era el Director del único periódico que subsistía en la nación y empecé a escuchar la conversación del Coronel Astronauta Christopher Smith, desde el lejano planeta de Keoken, en la galaxia de Orion, con el Presidente de los Rentados Fundidos, cuando recibí una llamada desde la aldea de Murabon, una apartado paraje la región Este del País, donde se encontraban todas las oficinas públicas, incluyendo el “Palacio Presidencial” del Excelentísimo, Maestro digno, protector de las Iglesias, Patriarca del pueblo, y benefactor de los Pobres, el Presidentisimo, Ingenioso Agronimo Don Hipocondrio Mencia, quien le comunicaba a mi Secretaria que deseaba ofrecerme la entrevista que le había solicitado el 17 de Agosto de 1905.
Acepté de muy buenas ganas, no sin antes convenir con su relacionador publico, el siempre sonriente Luis Monsanto fibras (l6), que no habrían preguntas complacientes, como se acostumbraba en los 23 años y 16 días que tenia regenteando democráticamente el País, o la comarca que quedaba de País.
Arribé al conjunto de bohíos y chozas casi cavernarias donde se encontraban las Oficinas del Gobierno a las 03:00 de la tarde de ese mismo día, 09 de Septiembre del año en curso 2023, amarré mi burro al lado de otro asno que llevaba colgada una placa donde se leía: Director de los SWATS de Migración e inmediatamente el Sabiondo Guillo come manzana (17), mano derecha del Presidente, con una vela encendida en la mano izquierda y un montón de papeles en la mano derecha me hizo entrar al Despacho del Presidentisimo.
Fue una sorpresa para mí encontrarme con un Presidente lleno de vitalidad, de entusiasmo, de vigor, de ansias de vivir, y de seguir gobernando los sobrevivientes 500,000 Domibuenagenteanos, todos funcionarios y empleados públicos (Don Hipocondrio se vanagloriaba de que era la República Domibuenagentes era el único País en el mundo sin desempleados).
Se encontraba con las dos piernas sobre un escritorio destartalado fabricado en pino y playwood, donde reposaba un desvencijado candelabro de madera con cinco velas encendidas, cuyas tenues luces permitían observar el contraste entre la pulcritud y la limpieza que exhibía el Presidentisimo, con la suciedad que reinaba en el ambiente.
El bohío presidencial era una casita totalmente desguarnecida, ribeteada de telarañas desde la entrada hasta el mismo despacho del Presidentesimo; construida de madera pintada de un blanco desteñido , de tres habitaciones, en la primera de ella se encontraba el despacho del Súper ministro come manzana, en la segunda la oficina del relacionador Monsanto Fibras y por último, la del Presidentisimo, que sólo se diferenciaba de las otras por un enorme y antiguo retrato de su juventud y un letrero arruinado, torcido de un lado que en el que todavía se alcanzaba a leer PEPH (poder eterno para hipocondrio).
Habían velas y velones encendidos por todas partes, el piso era de tierra, las hojas de zinc eran tan añejas y tenían tanto orificios que daba la impresión de que podrían saltar por los aires en cualquier momento, en peores condiciones se encontraban las chozas de los demás organismos gubernamentales, a excepción de los de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, así como la del Congreso de la República, con tres diputados y un Senador, organismo éste que le habia conferido todos aquellos títulos de Presidentisimo, Salvador de los Oprimidos, Patriarca, Benefactor de la Patria, y un rosario de etcétera.
El Presidente lucía impecable, con una guayabera color azul cielo esmeradamente limpia, un sombrero de pana blanco, unos pantalones de drill americano color marrón, unas medias de algodón, rojo vino, y unos zapatos tan escrupulosamente lustrado que parecían de charol. Nunca había usado bigotes, ahora tampoco, sólo su barba me llamó la atención: le llegaba hasta la altura del ombligo, sin el consecuente cuidado de teñirlas como aparentemente había hecho con los pocos pelos que lucían de un negro eterno vaselinamente brilloso, en su aún poderosa cabeza.
-Siéntate, Taliban, exclamó con su voz sonora acostumbrada al mando, --es verdad que yo soy un ogro pero nadie me ha visto con un hombre en la boca, fueron sus primeras palabras, y prosiguió: --respecto de tu primera pregunta debo confesarle……
-Excúseme, Sr. Presidentisimo, pero aún no he formulado mi primera pregunta, ni siquiera lo he saludado. Mis respectos, Honorable Señor Presidentisimo.
-Ah.. Tienes razón, si no te entregaron el cuestionario quiero recordarte que no puedes escribir todo lo que diga, ya ustedes saben que a veces se me escapa el gatillo y a ustedes les encanta retorcer lo que uno dice.
-De acuerdo, Sr. Presidente, mi primera pregunta tiene que ver con las reglas…..
No me dejó terminar la pregunta.
¿Cual Regla? Las reglas las impongo yo, exclamó casi furioso.
-Sr. Presidentisimo, no me refiero a esas reglas, me refiero a las reglas que están utilizando los cambistas para el canje de monedas extranjeras.
Ah… La prima. Los cambistas utilizan unas reglas para el canje de dollares y euros? ¿No es así? Usted quiere culparme de las ultimas medidas tomadas por la Junta totalitaria (18) y el Barranco Central(19), son tantos los miles de pesos que hay que pagar por un dollar, que los cambistas, en vez de contarlo, que les llevaría horas y horas, lo que están haciendo es que reúnen un montón considerable de pesos, los amontonan, lo miden con una regla de estudiante, y se los entregan al comprador ¿No es así? Si es así, eso está correcto de parte de los Cambista o acaso no sabes que con las medidas que se tomarán mañana la regla será cosa del pasado, tendrán que llenar de pesos un saco de arroz para conseguir un dollar, porque el tiempo, especialmente para los cambistas, es oro.
-Si Señor, respondí-, por otra parte, algunos analistas opinan que el presupuesto de este año, después de pagar la deuda externa e interna sólo conseguirá pagar la nómina de los pocos empleados públicos y comprar el Shampoo y los demás ingredientes para acicalar su barba?
-Eso no es verdad, esos analistas responden a la oposición. El presupuesto alcanzará para comprar jabón, cloro y demás detergentes para las oficinas públicas, así como para comprar velas y velones.
No pude continuar la entrevista, ya que, el Ministro Come manzana entró y le susurró algo al Presidente a los oídos. Y éste asintió. Lo siento Talibán, esta entrevista la terminaremos en otra ocasión. Ha llegado una Comisión Batiana de muy alto rango para tratar un asunto de un alto interés nacional.
En ese momento entraron unos seis hombres color negro, todos vestidos a la mejor usanza francesa, y antes de recoger mis papeles, solo alcancé a oír en un español con acento Batiano:
-Sus exigencias están complacidas, puede enviar a sus ministros a comprobarlas. Sólo falta la firma suya para refrendar el contrato-
Desconocía de que contrato se trataba ni si el Presidentisimo lo firmó. Al llegar al aparcamiento de burros y yeguas alcancé a ver que unos obreros batíamos estaban develando una estatua gigantesca del Presidentísimo sobre un caballo alado en la fachada del Bohío Presidencial, y en mi recorrido de nuevo a mi oficina alcance a ver por lo menos unas 20 estatuas mas del Presidentisimo, algunas de ellas con una cachucha de Béisbol y un bate en las manos, otra acariciando la cabeza de un niño, abrazando a un infeliz campesino sin dientes, con un casco de obrero industrial… así como una serie incontable de pequeñas efigies de Don Hipocondrio alineados en toda la Avenida principal.
Un temor difuso se apoderó de mí, y cuando llegué a la oficina, mi Secretaria, con una mueca desusada me guiñó un ojo, advirtiendo con sus ademanes que algo ominoso estaba ocurriendo. Al deslizar mis ojos hacia los escritorios colindantes entonces vine a darme cuenta de la magnitud de la nueva situación. República Debuenagentes no existía. Don Hipocondrio acababa de trocársela a los Batianos por estatuas y efigies de su honorabilísima persona.
Y pude comprender también la carga de conciencia, mi propia complicidad y responsabilidad ante el hecho consumado en virtud del poder, de la fuerza devastadora de aquel voto que a favor de Don Hipocondrio Mencia deposité en las urnas el 16 de Mayo del año 2000.
JOAN CASTILLO.
18—2-2004.
1) Hipólito Mejia; 2) Partido Revolucionario Dominicano; 3) 4) el Dr. Leonel Fernandez; 5) Estados Unidos, Inglaterra y Japón; 6) el Dr. Joaquin Balaguer; (7) República Dominicana; 8) el padre católico Rogelio Cruz, llamado el cura de los pobres; 9) el Dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina; 10) Canal de la Mona; 11) Cuba; 12) República de Haití fronteriza con la República Dominicana (considerado el tercer país más pobre de la tierra); 13) Ríos Masacres y Artibonito, actuales divisorios de ambos países; 14) Río Ozama, que baña la capital dominicana; 15) Sardinas enlatadas; 16) Luís González Fabra, relacionador Público del anterior gobierno; 17) Dr. Guido Gómez Mazara, Consultor Jurídico del Gobierno anterior y considerado mano derecha del Presidente; 18) Junta Monetaria; 19) Banco Central.